20 de julio de 2018

🌟⚔🔓 Librándose de las cadenas - La oportunidad dorada: Capítulo 4 FINAL 🌟⚔🔓

Librándose de las cadenas
La oportunidad dorada

Capítulo VI - Final

♔♚♕♛♗♝♘♞♙♟♖♜


-¡Él nunca me correspondería! ¡Lo sé, Marth! ¡No sabes cómo me siento ante este sentimiento tan confuso! Me casé con él porque le amaba… sin embargo, ahora, no sé si en verdad le sigo amando… ¡Me está causando demasiada confusión! ¡Es por eso que no quiero irme! Tendría que verle de nuevo todos los días… y sufrir su frío rechazo –Declamaba con ímpetu aquellos dolorosos vocablos del dolor sobre su corazón. Por más que su actitud hipócrita diese entender que carecía de sentimientos tales como la culpabilidad, el amor sincero y la vergüenza ante terceros, era capaz de percibirlos con máxima claridad…como cualquier ser humano lo haría.  Sus hermosos cristales azulinos emanaban lágrimas saladas cuan mar, manifestando aquel dolor y  culpabilidad tan intensa que poseía en su ser. Había tomado la decisión (por cuenta propia, claro está) de casarse con aquel castaño… un joven sol (Como se les llama a los habitantes de Mushroom) que gracias a su esfuerzo y dedicación adquirió aquel título tan respetable que actualmente conserva “Héroe”. Su enamoramiento surgió gracias a la sencillez que poseía, el hecho de mantener relativamente todo bajo control, el resonar de sus carcajadas ante alguna ocurrencia, cuan infante. Sin duda, su apariencia dejaba mucho que desear, pues no era el hombre más adonis de aquella nación. No obstante, su inmensa valentía, acompañada de la extraordinaria determinación que gozaba, era suficiente para complacerle… y enamorarle paulatinamente. Sin embargo, todo cambió con la llegada de aquel caballero. Un joven de 24 años actualmente, poseyente de un escultural cuerpo, una mirada repleta por seriedad, teñida aperlada, atrayente ante la vista, hermosa. Cabellos añiles cuan océano, tez blanquecina proyectando la impresión de ser incluso más fina que un diamante. Cuan príncipe a quien todos deseaban. Sus sentimientos comenzaron a salirse de aquella valsa bautizada “control” manifestándose mayormente con sus acciones tan atentas hacia el joven adonis. Le había cautivado sin esfuerzo alguno, ni atisbo existente.- Yo…. ¡No debí enamorarme de él! ¡Me ignora! ¡Me odia! ¡He intentado mejorar mi actitud pero…! ¡No logro progresar ni un poco! ¡Intento acercarme y me rechaza! –Todo lo anterior mencionado por la joven de cabellos dorados era verídico. No obstante, sus avances ante la hipocresía yacían nulos. Creía que tan sólo su belleza dejaría cautivado al caballero, quien vendría cuan perro a pedir su mano; por supuesto, ella le rechazaría a primera instancia con el propósito de hacerle sufrir momentáneamente, sin embargo, al pasar del tiempo, le aceptaría, originando una guerra entre el castaño y el peli-azul. Cuál fue su sorpresa al recibir tal rechazo por parte de Meta Knight, aquel caballero que tanto le había absortado. ¿Dolía? Muchísimo, cuan herida profunda… o incluso más. Un sentimiento confuso ¿Realmente le amaba o sólo era su apariencia? Lo desconocía, aun siendo la propietaria de aquellos sentimientos. Hace tiempo que se le confesó, dejando a su contrario con la obvia duda “¿Qué pasará con Mario? ¿O acaso ya no le importa lo que paso con su persona?” Efectivamente, el castaño no le interesaba en lo absoluto actualmente, más bien le consideraba un atasco. Se había olvidado de aquel héroe que le enamoró. Seguía casada con el único afán de solapar su amor ante el caballero, no obstante, al pasar del tiempo… se comenzó a sospechar, advirtiéndole cuan alarma. Hace algunos meses, decidió invitarle a una cita, demostrándole así sus grandes dotes, siendo su fuerte el cocinar. Meta Knight aceptó por respeto ante la joven princesa, sin embargo, odiaba el salir con ella; sentía como si algún ente le estuviese carcomiendo por dentro… una sensación horrible ciertamente.  Se imaginaba que, como todas las convocaciones con anterioridad, pretendería “seducirle” utilizando algún ropaje forjado por la más fina seda digna de aquella nación, siendo en algunas ocasiones casi transparente, mostrando sus dotes físicos. Lo anterior descrito atemorizaba al joven adonis. Sinceramente debía admitir que la rubia princesa gozaba de un cuerpo “perfecto”, atractivo para cualquiera. No obstante, al vestir aquellas prendas tan reveladoras, sobre su criterio personal poseía la apariencia de una “puta”, ¡Como si estuviese deseosa por sexo! Tenía un marido que sería capaz de complacerle sexualmente, obedeciendo plenamente ante sus fantasías. Agreguémosle que, el joven caballero no sentía ninguna atracción sexual hacía nadie en la actualidad; por lo que sería imposible que este último cumpliese al pie de la letra sus tan anheladas fantasías. Tal y como si estuviese percibiendo gritos agudos repletos por ímpetu “¡Quiero sexo!” Una horrible pesadilla sin lugar a dudas. Intentaba mostrarse lo más sesgo posible, pues anhelaba con exasperación el término de aquella “reunión”. Dio tres golpes consecutivos sobre la puerta fabricada con madera, forjando un sonoro retumbo ante la situación ahora presente. Casi instantáneamente, percibió “Puedes pasar” declamado utilizando sutileza sobre la pronunciación de aquellos vocablos. Ante esta respuesta, giró la perilla para acto seguido ingresar al cuarto donde obviamente su “cita” yacía esperándole exasperadamente. Procedió a tomar asiento sobre una de las múltiples sillas que se hallaban junto a la mesa “Cuál es el propósito para esta “cita”… si se le podría nombrar de esta forma… ¿Acaso es decirme nuevamente que soy “el soberano” temporal de Mushroom? o Declararse otra vez…” Pronunció fustigado. Odiaba, aborrecía el asistir a las diversas veladas creadas por Peach, quien poseía como único fin el “violarle” de algún modo; o al menos eso aparentaba.-  Fallaste en ambas, en esta ocasión vengo a pedirte un “pequeño favor” ¡Ya sabes! Como la educada y bella soberana soy de este gran reino repleto por bellezas naturales…-“¿Qué tipo de “favor”?” Era menester el desconfiar de aquella joven, pues poseía varios propósitos imprecisos…- Como ya sabrás siento… una verdadera sensación por ti que…. me hace sentir rara… Debo de ser sincera conmigo misma ¡Me gustas mucho!... y bueno… quería pedirte que… me besaras –Esto último dejó perplejo al joven caballero, quien aparentaba estar a punto de caer al suelo ante aquellos vocablos articulados. Le parecía increíble que sin atibo de vergüenza le demandase un beso ¡Un beso!.... sobre los labios por supuesto. Si le odiaba con anterioridad, ahora, le aborrecía “Me disculpará pero, yo no puedo besarle… respeto a su esposo y esto sería meterme con usted, su actual pareja, no quisiera crear una pelea por algo tan absurdo…” Justo después de finalizar su oración, procedió a levantarse de aquella silla en donde instantes anteriores yacía reposando. Caminó paulatinamente con dirección a la puerta principal, para acto seguido, tomar la perilla de esta, ansiando marcharse. Antes de que pudiese girarla, un agarre atajó sus acciones. La joven rubia estaba abrazándole, posando ambas manos sobre su pecho, alterando al caballero.- Por favor… no te estoy pidiendo algo imposible de conseguir. Solamente te pedí un pequeño besito -Declamó del mismo modo que desabrochaba la blusa de su contrario. Este último se sobresaltó excesivamente. Si no fuese alguien que poseyese un poder mayor al suyo (refiriéndose a la monarquía), sin lugar a dudas le hubiese golpeado fuertemente para acto seguido retirarse de aquel lugar. No obstante, para su mala suerte, era la princesa quien yacía junto a él ¡No podría ni tocarle un pelo! Pues como habitualmente lo hace, se victimizaría, obligándole rotundamente a cumplir sus fantasías y absurdos deseos. Trató de mantenerse firme, evitar el sobresaltarse ante aquel tortuoso tacto.- Princesa, le pido que por favor me suelte, me siento incómodo –Finalmente habló cuando la anterior nombrada había desabotonado por completo su camisa, dejando a la vista su pecho blanquecino. Hostigado ante tal situación que, sin temer ni dudar, dio vuelta tras de sí, topándose con la joven princesa, quien atajó su agarre ante el desplazamiento. Sus manos yacían juntas sobre su pecho, esperándose lo peor. Sin embargo, no había ni el más mínimo atisbo de temor sobre su rostro y ser, sino, una sonrisa triunfante, tal y como si hubiese adquirido un premio de gran importancia para su nación. Quizá, para ella si lo fuese.- ¡Entonces, vele diciendo adiós a ese estúpido que te recuerda a tu antiguo amigo… ese que siempre anda tras tuyo lloriqueando por tu amor! -Aquellas palabras forjaron su significado verídico cuan notas sobre un piano “No se estará refiriendo a…”.- ¡Ese mismo! Así que ya sabes… como monarca de esta nación ¡Puedo hacer lo que me plazca con ese imbécil! Matarle, exiliarle  de estas tierras ¡He incluso! convertir de el en un esclavo personal ¡Y no sólo a él! También sus compañeros le acompañarán…- Separó ambas manos con malicia, como si estuviese jugueteando junto a un infante. Sus bellos cristales azuleados emanaban aquella emoción que sus ademanes manifestaban “No se atrevería…” Pronunció seguro de sí mismo… aunque realmente no lo estuviese del todo. Habían pasado diversas semanas juntos,  y aunque la confianza no era suficiente para nombrarle un “amigo”, bien podría considerarle alguien “cercano” como si fuese su mismísimo hermano Kirby.- ¿No me crees capaz? Se ve que no me conoces del todo… caballero -Apenas finalizó su fustigante oración, se percibió un “tsk” por parte de su contrario, para justo después, recibir un “apasionado” beso en los labios. Su deseo más anhelado al fin se había vuelto ¿Realidad? Sentir aquellos labios aprisionando los suyos con desespero de placer ¡Le parecía casi increíble que sucediese! Tomó sus manos de manera brusca, del mismo modo en que besaba sus labios. Era una horrible sensación, sin embargo, no debía permitir que aquella mujer poseyente de ideologías retorcidas le hiriese tanto físico como psicológicamente. Ambas lenguas danzaban con “pasión” intentando dominar absolutamente todo el territorio. El tiempo transcurría paulatinamente, como si por primera vez en esta cruel vida estuviese a su favor. No obstante, tal era el hostigamiento que el caballero percibía, que mordió abruptamente el labio inferior de la joven rubia, destruyendo aquel tacto entre labios, originando igualmente un sangrado. La princesa saboreó con repulsión aquel líquido vital designado como sangre. “¡Listo! Ahora, con permiso…” Abotonó nuevamente los botones de su camisa, para después cumplir su actual anhelo, el marcharse de ahí, dejando a la soberana sumida sobre sus pensamientos. ¿Qué fue exactamente lo que acababa de pasar hace apenas algunos instantes? ¿Todo lo que percibió fue acaso una ilusión forjada por su mente? ¡Claro que no! y aquel sangrado manante de sus labios le hizo reaccionar… del mismo modo en que rompió a llorar con fuerza.- ¡Marcus! ¡MARCUS! ¡AYÚDAME! –Gritó desesperadamente, como si un ser maligno estuviese a punto de herirle con gravedad. El joven nombrado era uno de los tantos sirvientes que la joven poseía, sin embargo, era el más querido. Siempre le apoyaba cuando sus ánimos yacían por el suelo o simplemente para consolarle.- ¡MARCUS! ¡MARCUS!  –Justo después de soltar su último grito, el joven sirviente se hizo presente en aquel cuarto, percatándose de la peor escena que su mente fuese capaz de imaginar. Observar con detenimiento a su joven soberana rompiendo en llanto. Se acercó cautelosamente, evitando el alterarle y originar más llanto. “¡¿Princesa?! ¿Qué pasó? ¿Está bien?... ¡Ah! Su labio… ¡Está sangrando!” Al finalizar su declamación, recibió un cálido abrazo por parte de la princesa.- Marcus… ayúdame ¡Por favor! –“¡C-Claro! S-Sólo necesito traer un curita y un poco de alcohol para curar su herida y ayudarle a sanar, pero creo que...” Sus vocablos repletos por exasperación fueron silenciados gracias a los dolorosos sollozos de su contraria, quien yacía aferrándose a sus prendas como si su vida dependiese de ello. “Tranquila…yo…prometo protegerle ante cualquier adversidad, guerra, enemigos ¡Absolutamente todo! Usted cuidó de mí…ahora yo cuidaré de usted, protegiéndole a capa y espada ¡Como todo un guerrero! Hasta que, claro, le muerte venga por mí ¡Pero! Juro, que le protegeré ante todo hasta morir… lo juro con mi alma ¡Lo juro ante Dios! y si no soy lo suficiente capaz… me pudriré…. me pudriré en el horrible infierno… todo lo que hago es por usted… mi reina” Aquellas dulces palabras enunciadas por su sirviente, originaron una cálida sensación dentro de su ser, una voz suave. Atajó el llanto momentáneamente, para acto seguido declamar con orgullo.- Gracias, Marcus…Muchas gracias… -Volviendo a percibir aquella cruel e inmunda realidad, dirigió su mirada zafiro hacia el príncipe, quien incluso al no corresponderle el saber aquellos problemas y sentimientos que su contraria percibía dolorosamente, colocaba toda su atención ante los vocablos que pronunciaba, manifestando en algunas ocasiones su terrible sufrimiento interno. Mayormente no se creería tal ocurrencia ¿Cómo es que una persona tan hipócrita pudiese poseer sentimientos tales como el amor? Se cree que estos individuos carecen de aquellos sentimientos, no obstante, como cualquier ser viviente sobre estas tierras, goza de ellos… aunque algunos no lo manifiesten cuan alarma durante un nuevo día. Cada segundo, cada minuto, sentía que su pecho se rompería en pequeños fragmentos incapaces de agruparse nuevamente. Respiraba con dolencia, percibía el dolor de aquellas palabras que tan fácilmente le caracterizaban “Hipócrita, narcisista” ¿De qué servía gozar de un sublime cuerpo envidiable si su corazón yacía teñido con oscuridad y rencor? ¡Absolutamente nada!  Quizá, no merecía aquella vida repleta por lujos, joyas e infinidad de elementos reales. Se imaginaba que, seguramente Mushroom… su tan amado reino, yacía en un mejor estado sobre las manos del joven caballero… aquel que cautivó su corazón… Rememoraba con nostalgia el hermoso día en que finalmente el castaño tomó su mano… Al fin cumplirían el sublime sueño de casarse con quien en su criterio consideraban era el indicado. Su mayor anhelo se cumpliría con aquel rose de labios… un cálido rose, tímido cuan viento sobre las finas rosas. Aquellas flores temerosas que daban la tierna impresión de ser infantes. Hermoso. No obstante, el amor fue apagándose cuan llama digna de una vela blanquecina, alumbrante ante la traicionera oscuridad. Con la llegada de Meta Knight, Peach se percató de sus verdaderos sentimientos. Realmente no amaba tanto al castaño como se lo había dicho en múltiples ocasiones, aprovechándose de aquella actitud tan ilusa que le caracterizaba. ¿Por qué? ¡¿Por qué sólo a ella?! ¿Acaso era un castigo divino? No… tan sólo era el físico. Realmente el castaño nunca le importó. Nunca le amó ni adoró como tantas veces le había dicho, utilizando aquel tono hipócrita sobre sus vocablos “Te amo… más que a nadie”. ¿Por qué? Como anteriormente se aclaró… el joven castaño no poseía un rostro sublime, capaz de cautivar a cualquiera. No obstante, el guerrero era verdaderamente atractivo ante las miradas femeninas. Debía de conquistarle como fuese, utilizando su cuerpo si hubiese sido realmente necesario. Sin embargo, se olvidó de un elemento bastante significativo. Su actual esposo. Sin lugar a dudas, entre aquel guerrero y el castaño yacía alojada una hermosa amistad, capaz de corromper cualquier ser maligno que intentase separarles sin éxito alguno… ¿Quién era aquel ente siniestro? La joven princesa… Intentaba con desespero el envenenar su amistad, con el propósito de que ambos lucharan por su amor… Vaya fantasía. Meta Knight poseía demasiado orgullo como para rogarle a un individuo su amor, y Mario…. pues… al parecer él si ejercería aquellas acciones con tal de conseguir lo que tanto anhela. El castaño sabía perfectamente la actual situación, pues aquellos repentinos cambios por parte de la joven le hacían dudar sobre su relación. Tantos atisbos, muy pocas respuestas para cada uno de estos, preocupándole exageradamente. No obstante, confiaba plenamente en su esposa, que aún le seguía amando… tan iluso. El ser capaz de engañar a alguien no es digno de una gran hazaña… era todo lo contrario. Aquella persona, te otorgó su confianza… aún más de la que realmente necesitabas. Pensar en ello le hería, le hacía sentirse mal, como si estuviese entre la vida y la muerte en aquellos instantes de su mísera existencia. Abrazó al príncipe, aferrándose a sus finos ropajes cuan gato sobre un sillón. Extrañaba con desespero el percibir esa bella sensación de calidez, amor… todo lo que alguna vez deseó, ahora se le era negado ¡O incluso! Lo desechaba cuan basura, un elemento sin valor significativo ante su criterio. Odiaba el ser tan hipócrita, todo con aquel afán de adquirir eso que tanto ansía exasperadamente. El ver por su bien propio, olvidándose completamente de su alrededor, ese que tanto le admira… incautos. Piensan, que la joven princesa, como cualquier admirable soberano, poseía valores múltiples, caracterizándose por ser alguien de bien, responsable y protector… sin embargo, es el peor ejemplo que se le podría dar a un pequeño infante. ¿Esto es lo que se merece Mushroom? ¡Obviamente no!... pensaba con desánimo. Se merecían algo más ¡Un individuo que realmente esté dispuesto a respetar su actual nación! A quererla, amarla, idolatrarla como si fuese su madre… Un horrible lugar ubicado sobre un cruel mundo. La futuras generaciones presenciarán las más devastadoras batallas, divisándolas como algún elemento poseyente de extrema estimación, que se ejerce con normalidad gracias a las múltiples ambiciones dignas de los gobernantes, que perdurará hasta siempre, que el asesinar es correcto, gozar  del sufrimiento ajeno, observar detenidamente aquel río sangriento carmesí forjado por sus antecedentes… sabiendo que ellos, han contribuido en su incremento. Donde la ambición de poder es incluso más grande que la paz entre naciones que decían llamarse “hermanas” y finalmente terminaron convirtiéndose en los peores enemigos jamás antes vistos sobre estas traicioneras tierras. Tal como sucedió con Mushroom y Revolution… Aquellas patrias, hermanas, compañeras, encargadas de auxiliar a sus contrarias durante las batallas. Se apreciaban… no obstante, todo cambió a causa del narcisismo, el querer fomentar envidia entre personas… nada más y nada menos que la hoy gobernante de Mushroom… Peach. Aquella bella joven, de aspecto envidiable y sublime ante la vista. Denominada por algunos “La mejor creación de Dios”… Sin embargo ¿Era realmente cierto?- Necesito a alguien que me entienda… que entienda estos sentimientos ¡Que me siento verdaderamente mal con ellos dentro de mí! ¡Que tengo sentimientos! ¡Que no soy un maldito monstruo sin corazón! ¡Ni mucho menos un demonio digno del más allá! ¡Que soy una persona como cualquier otra que viva en este asqueroso mundo de mierda! Donde ser hipócrita es importante, donde es raro decir la verdad pero es normal decir mentiras ¿¡Cómo fue que terminamos así!? ¡Ayúdame! ¡Ayúdame por favor! ¡Te lo suplico! ¡Intenta ayudarme! ¡Haz el intento! ¡Por favor! ¡AYÚDAME! ¡NO QUIERO SENTIRME MÁS DE ESTE MODO! ¡QUIERO ACABAR CON TODO ESTO QUE ME HACE SUFRIR! ¡QUIERO MORIRME! ¡QUIERO MORIRME! –Lloraba sin desconsuelo, sintiéndose horriblemente mal al ejercer tales acciones, mostrarse como alguien paciente, sin embargo era todo lo contrario. Comenzaba a odiarse, como si fuese un monstruo al cual asesinarían sin piedad existente. Recordaba con recelo las reducidas ocasiones en las cuales se le otorgaba un mínimo manifiesto de cariño. En diversas circunstancias, incluso sus propios padres, se olvidaban por completo de su mísera presencia, siendo un estorbo para aquella familia. Su padre deseaba con exasperación el que su hija poseyese valores dignos de cualquier soberana. Su madre anhelaba que gozase de belleza envidiable, sublime ante la vista. Para su fortuna real, todos y cada una de estas ansias se les fueron concedidas… o al menos esto creían. Creció envuelta entre mantos lujosos, portando los más finos ropajes. Sin embargo… no era feliz. Al poseer un comportamiento relativamente “Real” su atención se agrupaba mayormente sobre su prima/hermana, Daisy, quien conservaba comportamientos que contrastaban ante los previamente impuestos, manifestándolo con su rudeza, sus vocablos, entre otros elementos. Por varios años intentó imitar aquellas acciones sin atisbo de éxito, todo con el único afán de que se le proporcionase la más mínima atención. No obstante, al contrario de su hermana, quien se le hacía reflexionar utilizando pronunciación sensible para “mejorar” su comportamiento, a ella, le hicieron comprender su puesto como próxima soberana de Mushroom a golpes. Al ser la mayor, se le sometía a diversos ejercicios simulando su cargo, generándole estrés constantemente, pues la presión familiar le hacía efectuar a la perfección cualquier ejercicio. Todo esto, forjó el rencor sobre su ser. Necesitaba recurrir a la atención inmediata, por lo que comenzó a dirigirse de manera atenta a sus contrarios, poseyendo como único afán el obtener su completa atención. Había individuos que simple y sencillamente no le importaban en lo absoluto, por lo que ganaba su confianza y completa atención, para después utilizarle en diversas circunstancias. Sentía tanta superioridad ante los demás, creía que finalmente adquiriría toda la atención que alguna vez deseó fuertemente. Sin embargo… algo más había invadido su oscuro corazón, teñido de rencores, odios, hipocresía y narcisismo…la soberbia. Aquel sentimiento de superioridad ante los demás… un horrible pecado. Esa bella imagen encargada de cubrir una inmensa crueldad, aparentando ser aquel hermoso ser, la creación más sublime jamás vista… intentando solapar el sol con un dedo. Dispuesta a matar a cualquiera que estuviese determinado a corromper sus planes, cubriendo su culpabilidad entre las sábanas del poder tan inmenso que poseía como soberana. Aprovechaba en exageración, cuan naranja siendo exprimida, colocando hasta la última gota sobre aquel vaso cristalino, donde todas las demás yacen inmóviles, esperando sesgamente el ser digeridas…  

Meta Knight y Martín

Yacía caminante junto al joven albino, quien aparentaba el estar sobre un estado de nerviosismo, manifestándolo con mayor fuerza en su voz entrecortada. Era una pronunciación suave, como si se estuviese dirigiendo a un pequeño infante incapaz de comprender instantáneamente. Concentraba toda su atención sobre los vocablos declamados por el ángel, evitando el distraerse con facilidad ante cualquier elemento terciario alrededor de ellos. Eran acompañados por el dulce ulular digno de los búhos, forjando paulatinamente un hermoso y sesgo ambiente, extrañamente visto sobre estas tierras tan sangrientas nombradas “Mushroom”, poseyentes de historias valerosas… y otras tantas repletas por crueldad. El viento silbante azotaba con delicadeza aquel frágil ramaje, originando que en algunas ocasiones, múltiples hojas se desplomasen contra el rígido suelo, siendo quebrantadas sin atisbo de culpabilidad. Charlaban de temas variables, diversos gustos, aventuras y disculpas… un momento ¿Disculpas? Efectivamente. Por más orgullo que el caballero poseyese, tal y como cualquier individuo yaciente sobre este mundo, percibe sensaciones agradables, horribles, etcétera. El joven adonis comenzó a disculparse por sus actos, evitando llegar a un punto de exageración y forjar hostigamiento sobre el ambiente. “¡N-No es necesario que te disculpes! ¡En serio! ¡No es necesario! No hiciste nada malo, simplemente estabas de mal humor y ya… ¡Cualquier persona conoce este estado y lo ha sentido! ¡No eres el único!” Exclamó con exasperación. El joven de cabellos nevados evitaría a toda costa cualquier horrible sentimiento dentro del guerrero, por lo que evitaría causar alguna emoción de este tipo, empeorando incluso su ánimo. Debía protegerle, después de todo… le amaba aun siendo considerado como alguien frío, calculador y carente de sentimiento alguno. Aún si no conservase aquel puesto de caballero, le seguiría amando, protegiéndole ante cualquier adversidad presenciada. Su misión era esta… ser su ángel guardián hasta que alguna fuerza maligna sea lo suficientemente poderosa como para separarles, corrompiendo aquel sublime vínculo que ambos yacían conformando. Sabía a la perfección que el caballero carecía de confianza, por lo que aún no podría considerarle un amigo, sin embargo, no se rendiría hasta obtener su amistad plenamente, demostrándole su escasez de maldad, manifestándole su cariño incondicional… aunque no fuese correspondido. Apaciguándole si fuese realmente necesario, ¡Forjar nuevamente aquella confianza que alguna vez le caracterizó! Admirar su sesga sonrisa… una belleza. El físico no le importaba en lo más mínimo como a la mayoría. Simplemente ¡Era feliz gozando de su compañía! Aunque su contrario prefiriese la soledad.- Es sólo que… no me parece justo que te hayas sentido tan mal a causa de mi orgullo… que, deposité en ti todo mi enojo al estar segado por este… simplemente no podía dejar de pensar en ello, en lo mal que te hice sentir... –Martín era un joven de corazón blando, perdonando sus acciones a cualquiera que le hirió en alguna ocasión, olvidándose del rencor que muchos tienden a resguardar hasta morir. “No te preocupes mi caballero… yo estoy aquí para protegerte y proteger a todos… no soy como la mayoría, no guardo rencor ni mucho menos odio hacia otros… yo perdono, porque estoy seguro que esa persona podrá mejorar al pasar del tiempo… confío en ello…” Dirigió con delicadeza su mirada zafiro hacia el mayor, demostrándole que todo lo anterior dicho era verídico. Justo después de otorgarle aquel atisbo, sonrió cálidamente, cuan joven infante ante sus variables gustos. El caballero ejerció igualmente la última acción, devolviéndosela en muestra de agradecimiento momentáneo, para acto seguido, declamar utilizando volumen bajo sobre su voz.- Gracias… -Ambos, se dirigieron entre charlas y risas a un sublime lugar, iluminado por aquellos tímidos rayos de sol, manifestando la llegada del nuevo día, traspasando por entre el follaje danzante. Martín yacía observando cuan infante aquel sesgo ambiente, percatándose de cada detalle sobre este. El transcurrir del agua apaciguaba levemente a ambos, forjando relajación. El albino se dirigió con presteza al lago, presenciando el danzar de aquellos peces. Su reflejo yacía inmortalizado sobre el agua cristalina, aquel sublime líquido, menester para cualquier ser viviente. Elevó levemente su vista, percatándose de un elemento que en su criterio consideraba impresionante. Sobre el lago, yacía emergente una inmensa agrupación de tierra, y plantado sobre su centro está un sublime árbol de cerezo, adornándole. Varias de sus hojas caían paulatinamente con dirección al lago, desplomándose. “¡M-Mi caballero! ¡Mira!” Exclamó con exasperación, intentando captar la completa atención del nombrado, señalando igualmente el lugar que en instantes anteriores yacía admirando cuan obra de arte. Meta Knight observó detenidamente el lugar que su contrario señalaba, quedando absorto ante este. Eligió un lugar sesgo, tranquilo, con el propósito de charlar junto al ángel, tal y como se lo prometió a Hikaru. No obstante, nunca creyó que este sitio terminase siendo asombroso y sublime para ambos. Creía que simplemente “pasarían el rato” y finalizaría aquella promesa. Sin embargo, una idea bastante buena ingresó a su mente.- Oye Martín… qué tal si vamos a ese lugar y platicamos un rato… -El joven albino le miró estupefacto para acto seguido preguntar inocentemente “¡¿En serio?!” Su contrario asintió instantáneamente en atisbo de aceptación, emocionándole. “¡Gracias, mi caballero!” –Sin temer ni dudar, ingresó al sesgo lago encargado de proteger a aquellos tímidos peces entre otras diversas especies acuáticas que residen sobre él. Elevó su cabeza instantáneamente con el propósito de respirar nuevamente y evitar el ahogarse. A comparación del frío yaciente sobre aquel lugar, la temperatura del lago era soportable para cualquier persona, como si fuese una tina repleta por agua cristalina. Sacudió sus hermosos cabellos blanquecinos cuan perro al finalizar su baño. El caballero quedó levemente confundido ante las acciones previamente ejercidas por el albino, ¿Por qué ingresó al río poseyendo alas? No obstante, concibió su significado verídico al percibir como el joven jugueteaba cuan infante con los peces, persiguiéndoles en algunas ocasiones, soltándolos al instante de haberles cazado. Sonrió… tal y como si fuese su padre. “¿Vas a entrar?” Preguntó con felicidad radiante sobre su juvenil rostro. Anhelaba el disfrute de ambos ante aquella “charla”. Nunca en su corta vida había presenciado personalmente un sublime árbol de cerezo ¡Ni mucho menos sobre el agua! Era tan increíble…-¿Ah? Permíteme…. -Declamó sosiego, para acto seguido, retirar aquella armadura metálica que tanto le caracterizaba, vistiendo únicamente su camisa, pantalón y… su máscara nuevamente reconstruida. Justo después, ingresó al lago, salpicando levemente a su joven acompañante. “¡Oye! Jejeje… ¿Por qué no te quitas la máscara?” Preguntó tímidamente. Se imaginaba que incomodaría al caballero, originando que aquella charla llegase a su fin. No obstante, como si alguna estrella fugaz cumpliese su cometido por primera vez en esta vida, el caballero contestó sesgo…como siempre lo hacía.- Cuestiones de identidad muchacho. Un caballero nunca debe mostrar su rostro ante terceros, a menos que sea algún familiar principal… -Esta oración declamada con anterioridad, originó cierta tristeza sobre el ser de aquel joven ángel, pues conocía perfectamente la desconfianza extrema del caballero, llevándole en algunas ocasiones recelar de quienes realmente llevan buenas intenciones consigo. Un caso perfecto sería él mismo… Como quisiera que me tuvieses más confianza… pensó tímidamente. “¡Ah! ¡Es cierto! Bueno…entonces ¡Vamos, mi caballero!” Exclamó ocultando su leve tristeza… evitaría a toda costa que el joven caballero percibiese cualquier horrenda sensación… aunque esto comprometiese su felicidad personal. La ubicación de aquel árbol no yacía por la lejanía, llegando con presteza a esta zona. Martín sentía sus ropajes humedecidos gracias al agua digna del lago, originando así un peso levemente mayor. Ahora, agreguémosle que no tiene conocimientos inmensos sobre natación, por lo que podría ahogarse fácilmente. Sin embargo, yacía acompañado por su caballero, agrandando de modo significativo su determinación actual. Llegaron al árbol que anteriormente les había dejado tan absortos, admirándole detenidamente, percibiendo cada detalle sobre este. Les parecía sublime ¡Incluso más que una  simple obra de arte! Martín era el más impresionado de aquel par, quien actualmente yacía con frío gracias a sus ropajes humedecidos, junto al acompañamiento del sesgo ambiente. El sol brotaba paulatinamente desde el inmenso horizonte, indicando la llegada del nuevo día. “Wow… es hermoso….”.- Ciertamente… -Contestó solemne, admirando de igual modo la sonrisa pintada sobre el rostro del joven Uirusu. Una tímida hoja de cerezo se precipitó contra la nariz del caballero, causándole leves cosquillas. Retiró la hoja, para acto seguido tomar asiento sobre la húmeda tierra. Debía admitirlo, requería recibir un descanso ante toda esta locura; días, y semanas siendo soberano temporal de Mushroom, el creador verídico de aquella estrategia… extrañaba fuertemente la sesga vida exuberante en Dreamland… anhelaba el volver. “Con permiso…” Pronunció el albino, para después sentarse justo al lado del guerrero. A comparación de como imaginaban aquella charla, entre risas, jadeos   ̶l̶a̶ ̶f̶a̶l̶t̶a̶ ̶d̶e̶ ̶a̶i̶r̶e̶ ̶c̶o̶n̶ ̶l̶a̶s̶ ̶r̶i̶s̶a̶s̶ ̶¬̶¬̶ ̶c̶o̶c̶h̶i̶n̶@̶s̶   entre diversos elementos… yacían envueltos por el inmenso manto del rotundo silencio que les cubría cuan cobertor durante el frío. Ninguno poseía el suficiente valor para dar inicio a una extensa conversación, repleta por todos y cada uno de aquellos elementos anteriormente nombrados. Anhelaban la voz del contrario… Hasta que…decidieron comenzar la charla… aunque no de la mejor manera existente. “Emmm… ¿Por qué no nos tienes confianza?... me refiero a Hideaki, mi hermano y yo… No tenemos malas intenciones…” Ante ésta pregunta, el joven adonis respondió.- Muchas personas como ustedes que han afirmado tener buenas intenciones, me han traicionado… por ello no confió en todos rápidamente… yo, aún no puedo considerarte como un “mejor amigo”… simplemente como un conocido y aliado… lamentablemente… -Aquella pronunciación sobre los vocablos, manifestaban su actual desánimo, cosa que el joven Uirusu percibió al instante. “¡Tr-Tranquilo! Entiendo… pero…  una pregunta, por qué si me consideras sólo un aliado, me permites llamarte “mi caballero”…” Meta Knight dirigió su encantadora mirada aperlada al joven ángel. Justo después, contestó con calidez cuan padre, susurrante cuan ulular de búho durante el intenso anochecer. – Es… porque me recuerda a una persona muy querida por mi…  

~ Yo también era su caballero… ~

“El pasado nunca se va, le gusta esconderse entre la música, la calle, los sueños, los recuerdos…. y en la gente”

Fin…






}Holiwis mijitos y flanes míos ¿Cómo han estado :3? espero que bien shido. Pero weno… ¡EN ESTA OCASIÓN! me atrasé un día, no como en la parte anterior que fue casi un mes entero sin historia de hecho fueron 3 semanas pero weno.. ;_; espero logren perdonarme mijitos del alma, saben que los jamo un chingo uww 

¡ASÍ QUE!...


5 curiosidades de: Librándose de las cadenas - La oportunidad dorada

1-Al inicio de la historia se les presenta 2 peleas, Meta Knight vs Luxían y Josmar vs Martín. En este punto pude percibir la dificultad que conlleva el crear el boceto de la historia, escribirla y revisar la redacción, además que debes causar emoción sobre el lector, de modo que cuando lo lee, vaya imaginándose la pelea, los pensamientos de los personajes etcétera… evitando lo mayor posible el recurrir a imágenes, ya que con esto se pierde MUCHÍSIMO la dificultad del reto que cualquier escritor de ficción y peleas debe tomar. En mi caso soy una novata, por lo que debo mejorar al escribir una pelea… 

2- Una aclaración muy simple, un peso que me ha seguido incluso aquí, en esta historia… ¡NO HAY YAOI, FLANES! ¡No he aclarado alguna relación homosexual más que la de Yasahime y Karen! que hasta ahora es la única cannon.

3- Esta historia es la número 3 (no me digas ¬¬…) ¡Pero! en cuanto a la historia en general  “La leyenda de los cinco reinos” esta historia cuenta como el 1% de toda la historia… así que no llevamos mucho que digamos.

4- ¿Recuerdan “De regreso a Edo?” Pues bien, esta historia cuenta con más caracteres que esa (eliminando los espacios) La historia anterior mencionada cuenta con 7 partes y un extra. Y esta actual cuenta con 4 partes (2 de estas con 1 hoja de más)  ¿Magia negra? o será mi progreso

5- Esta historia cuenta con nada más y nada menos que…
Palabras – 19,993

Y con esto espero hayan disfruta esta historia uwu como yo la disfruté escribiendo 

Ahora si… 


¡Bye!~
°
°
°
°
°
°

Siguiente historia: Kenkai – El mundo espejo


Fecha de publicación: martes 31 de julio de 2018



4 comentarios:

  1. Alch q bueno q Rystar (Meta Knight aquí) me "detuvo" el avance de la historia w. Estaba literalmente babeando por Martín y viceversa. Esa mmda de la Karla del pasado de tener miedo a que su protagonista no fuera hetero.

    ResponderBorrar
  2. Es que Rystar bisexual Icon. Él quería andar con Martín desde las etapas más tempranas de esta historia y yo no lo dejé hasta mucho después 😭
    Eso sí es pelear por el amor de tu vida y no jaladas

    ResponderBorrar
  3. Es lo único bueno que hizo Adreana por mí. Me acuerdo que me animé a dejar a Rystar con Martín pq ella me dijo que era mi historia, y que yo podía darle la sexualidad que quisiera a mis personajes. Odio admitirlo, pero sí me ayudaste mucho en eso, maldita estúpida ;) gracias

    ResponderBorrar
  4. "No he declarado ninguna relación homosexual" oye esa JAJAJAJAJA. Literal todo lo que escribo desde mis inicios ha sido súper Queer

    ResponderBorrar

¡Anímate y comenta, querido guerrero! Tu comentario hace que siga con mis historias ♤♡◇♧☆