12 de julio de 2018

🌟⚔🔓 Librándose de las cadenas - La oportunidad dorada: Capítulo 3 🌟⚔🔓 + Disculpas disculposas(?

Librándose de las cadenas
La oportunidad dorada

Capítulo III

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Un fuerte viento azotaba con ímpetu aquel frágil ramaje. Los pasos de ambos jóvenes resonaban gracias a las crujientes hojas yacientes del suelo, manifestando con cautela su ubicación vigente. El dolor en su brazo menguaba con lentitud, causándole un leve hostigamiento. La medida de ambos variaba, apreciándose claramente ante sus pasos presentados. Carraspeó ligeramente con el propósito de entablar una conversación por más breve que fuese.- Ciertamente…no entiendo como pude protegerte –Declamó consternado. El haber auxiliado a un individuo el cual considera en su criterio que la vida no posee ni goza algún sendero le hacía sentirse extraño. La razón era simple. Desde que aquella joven ingresó a su vida, intuyó el significado verídico de esta. No constituía en sólo “nacer, crecer, destacar, efectuar metas, caer y finalmente morir” Como cualquier caballero, ante las impetuosas exigencias por parte de sus docentes, asimiló múltiples elementos, tales como la prohibición de sentimientos amorosos hacía terceros, manifestación de agotamiento ante sus contrarios etcétera. Sin embargo, aquella joven originó que el caballero vulnerase las regletas impuestas. Un amor incondicional nació en su pecho, lágrimas desesperantes manadas por sus ojos. Quizás aquella sensación era realmente ¿Amor? Un nuevo sentido ingresó a su vida…el proteger…no sólo a la nación de donde proseguía, sino también a su verdadero amor “Entiéndelo caballero, soy demasiado apuesto como para que te me resistas” Exclamó incauto, obligándolo a interrumpir su “mundo de ensueños” momentáneamente. Olvidó lo fustigante que aquel chico lograba ser. Sin embargo, con forme el tiempo transcurría, comenzó a tomarle cariño, considerándolo (Por más  sorprendente que aparente ser) un amigo…o compañero. Ambos competían por el amor de la joven, originando que en algunas ocasiones soltase risas ante aquellos simples combates, los cuales no perduraban  más de diez minutos. Una ligera brisa forjó la danza entre sus cabellos, azotándoles con delicadeza. Envueltos por el manto estelar, observaron absortos las sublimes estrellas dignas de este último. “Un deseo anhelado desde tu corazón se cumplirá, cuando a la luna desde la noche puedas contemplar. Suspirar tu único labor será, el deseo del corazón se hará” Decían múltiples leyendas. Al joven y adonis caballero le parecía algo absurda aquella leyenda. En la actualidad no yacía ningún atisbo que expusiese su veracidad. Sin embargo… aunque terminase siendo un completo fracaso, merecía la pena el intentar. Soltó un ligero suspiró, otorgándoselo al hermoso astro que irradiaba luz nocturna.- Anhelo de todo corazón, que aquella joven corresponda mis sentimientos…por otra parte, si no fuese de este modo, le otorgó mi bendición con el propósito de observar su felicidad irradiar ante aquel ser querido…Le amo….incluso más que ello, sin embargo, si no puedo ser correspondido…al menos seré feliz…sabiendo que ella también lo es. –Podría aparentar ser alguien frío, de carácter lúgubre, corazón cuan hielo, carente sentimentalmente. No obstante, era todo lo contrario. Anhelaba la paz, poseía un corazón blando, dispuesto a todo con el simple afán de auxiliar. Como todo respetable y honorable caballero debía ser. Recordaba aquellas palabras inmortalizadas sobre su libro favorito “La leyenda del caballero” con el propósito de cotejar su situación actual. Sin embargo, ambas circunstancias diferían tanto entre sí que le era casi casi imposible el compararlas. Yaciente  de hostigamiento gracias a Hikaru, anhelaba el término de esto. El silencio abundaba entre ellos, originando extrañas sensaciones dentro y fuera de sí, como si ansiasen con desespero las palabras del contrario… ¡Era imposible! Tal como el agua y el aceite…una alianza bastante absurda dentro de su criterio. Sin duda alguna, la paciencia no era su virtud principal, provocando en múltiples ocasiones, una contienda verbal que eventualmente se convertiría en física. “La noche me recuerda a alguien muy especial…” Carraspeó levemente al finalizar aquella oración poseyendo como intención principal obtener el entero interés del caballero. Aunque no fuese de aquellas personas que buscan estar relativamente “bien” con todos, se fustigaba prestamente ante el silencio, obligándole a localizar alguna fuente de sonido…por más reducida que esta fuese…olvidándose de aquel orgullo tan abrillantado.-… ¿Especial? –Preguntó con curiosidad esperado alguna respuesta por parte del contrario. “Especial” ¿A qué se aludía utilizando aquel adjetivo? Una chica tal vez…pensó. Sin embargo, la respuesta que se le otorgó fue totalmente diferente.- Si… y a esa persona ¡Le diste un putazo! ¡Pinche pendejo! –Concibió con perfección el significado verídico de “aquella persona”. Martín Uirusu…el joven a quien yacían buscando. Aquel joven poseyente de un corazón blando y fiel… Sentía extrañeza dentro de sí. Culpabilidad…- Te prometo una cosa, en cuanto lo encontremos le citaré fuera del castillo para charlar sobre esto…Con una condición…que me dejes de chingar…y hacerme sentir más culpable de lo que ya –Exclamó con ímpetu. El sentimiento de culpabilidad percibido era evidente, manifestándolo mayormente en su voz. “Si claro… quisiera verlo” El odio aumentaba constantemente, obligando al joven caballero a permanecer silencioso, rebajándose bastante ante su contrario. ¿Orgullo? Lo poseía, no obstante, debía permanecer sesgo, evitando recaer ante la ira. “¡Eh! ¿Dónde está tu orgullo ahora? ¿Acaso te deje sin palabras?” Pronunció el castaño acompañado de una sonrisa triunfante. Hostigado ante aquella actitud, respondió.- Todo lo contrario, gozo de las suficientes palabras para hacerte guardar silencio, por otro lado, mi intención no es que alguno de los dos recaiga en la furia. Créeme que prefiero callarme a provocar una estúpida pelea… respeto a mis aliados, evitando crear contiendas con ellos ¿Comprendes, joven Okami? –Aquellos vocablos dejaron inmutado al anterior nombrado.- No esperabas esta respuesta ¿Cierto? –Ambos poseían un orgullo bastante abrillantado, por lo que era dificultoso el aceptar los errores cometidos ante su contrario. Sin embargo, Hikaru evitó astutamente la ira que recaía sobre él, obligándole a comenzar una contienda sin fundamentos sólidos más que aquellos indiferentes vocablos. En vez de todo lo anterior, sonrió cálidamente, confundiendo al más bajo. Caracterizado como una persona sagaz, presentía con máxima claridad que el caballero respondería indiferentemente, utilizando vocablos que le ayudasen a triunfar y silenciar a cualquiera.- ¿Cuál es la gracia? –“Simple. Suponía que dirías algo en contra mía con el único propósito de “Callarme”…Digamos que ya “Sabía” lo que me dijiste anteriormente; cambia tu modo de hablar y entablar una conversación contantemente, así tus patrones de habla serán más complicados de transcribir, evitando falsificaciones por “tu parte”…” Un buen consejo a utilizar con propósitos de protección ante esta era tan peligrosa, donde la falsificación textual causaría un conflicto incluso nacional.- Gracias –Respondió con seriedad. Ante aquella sublime tranquilidad; era admirable aquel reluciente astro nocturno, quien poseía el cometido de iluminar al llegado del anochecer. Donde las sombras retoman todo lo que se les arrebata con crueldad durante el día, originando estragos constantemente. Excelente habiente para una guerra, atacar con brutalidad sobre el enemigo, destruyendo vidas, destrozando familias, despedazando  ciudades… Horrible ¿cierto? Entre los abundantes árboles, yacía oculto un joven infante, quien anhelaba salvar su vida ante las contiendas ahora presenciadas. Siendo habitante de aquella zona perteneciente a Mushroom, los combates se producían frecuentemente, forjando de este tema algo relativamente normal durante su hablar diario” ¿Cuándo parará esto?...” Pensaba con máximo pavor. Su familia., sus amigos ¿Cuál sería su estado actual? ¿Acaso estarían muertos?...Poseyente de un extremo temor ante las afueras de aquel bosque en penumbras, percibió con claridad los pasos de terceros, aumentando considerablemente su angustia, originando pensamientos negativos sobre su mente. “Se dice que este bosque es una copia barata del bosque Kurai en Alternative” Decía una voz utilizando sorna sobre la pronunciación de aquellos vocablos.- Cada uno posee una historia diferente que lo hace importante –Pronunció otra, perturbando con lentitud al joven infante. No obstante, aquella voz le apaciguó levemente, pues la entonación que poseía era cálida, cuan padre sobreprotector.- Por ejemplo, Kurai es importante por Akairy, personaje importante para la historia de los Shando. Y este bosque, Yugure, posee la leyenda de “La mujer dormida” ¿Verdad?, así que técnicamente no es una “copia barata” de Kurai…aunque debo admitir que la historia de ese bosque es más interesante que la de este  -El infante de cabellos achocolatados optó por permanecer silencioso, evitando captar atención. Se deleitó con aquella cálida voz digna del joven caballero, percibiendo una extraña sensación de protección que tanto anhelaba. Tanto las voces como los pasos fueron disminuyendo su intensidad, manifestando la retirada sobre aquella zona. Sin embargo, el joven infante ansiaba con desespero el poder contemplar nuevamente aquellos sonidos, pues le hacían percibir una fuerte sensación de protección….fuese quien fuese. No obstante, un tercero dio término total a su inmenso pavor, dejándole sobre un eterno y dulce sueño, del cual no sería capaz de abandonar. Este sería su nuevo hogar, sin preocupaciones ni dolor…. ¿Cierto?- ¡Eres un maldito idiota! ¡Mi brazo está empezando a arder y es toda tu culpa! –“¡Tú me hiciste encabronar con lo de Martín! ¡Ahora te friegas!” Cuan agua y aceite. La combinación de ambos elementos era algo absurdo…demasiado. Un giro inesperado, literalmente, pues en ocasiones le harían pensar a cualquiera que yace admirando a los mejores amigos del mundo, no obstante, a veces las circunstancias, al no ser muy correctas, pueden dar la impresión de ser los peores rivales sobre aquel mundo. Unas veces abundaba la paz y otras…pues…el orgullo. Justamente yacían riñendo cuan infantes sobre el joven Uirusu y su escape tan repentino gracias a la actitud del caballero, quien por supuesto en su criterio no consideraba el optar por silenciarse, forjando así una pelea un tanto absurda. Los segundos transcurrían cuan cascada, paulatinamente, permitiéndole al sublime silencio abundar aquel ambiente, incomodando a ambos jóvenes. El resonar de sus zapatos era el único sonido capaz de percibirse. ¿Estaban arrepintiéndose sobre sus actos? No… ¿Cierto? Quizá…Aquel ulular tan sesgo digno de los búhos ayudaba a mitigar levemente la pesadez del ambiente. Aquellos inmensos árboles que les rodeaban, sus hojas entreabiertas, gozando la luz que se filtraba entre estas. El viento silbante quien durante el anochecer permanecía silencioso, captando atención al zarandear el frágil ramaje.- Dónde está esa cueva –Pronunció el caballero, quien comenzaba a hostigarse gracias al inexpresivo ambiente.- Debe estar cerca ¿No? Digo… el frío está comenzando a elevarse, por lo que estaríamos cerca de la frontera con Revolution y Sarasaland…-“Buena observación caballero. Y si, efectivamente, yacemos cerca de la zona fronteriza, por lo que la cueva no debe quedar tan lejos”  Respondió solemne. Y nuevamente aquella estupidez volvió a repetirse. Cuan niños pequeños. Imaginando que nunca volverán a verse directamente al rostro, apenas transcurren cinco minutos y comienzan a reflexionar sobre sus actos. ¿Qué fue lo que hicieron mal? ¿Volverá su amistad  forjarse? ¿Ambos se perdonarán?... como el agua y el aceite. Los minutos transcurrieron con sosiego acompañados de múltiples risas (por más leves que estas fuesen). Un sesgo ambiente repleto de paz…. O al menos eso percibían. Su distracción alcazaba tal punto de no recordar la guerra que yacía arremetiendo a los habitantes del sur. De pronto, se dio el primer atisbo de esta… el estruendoso ruido de un cañón. Aquellos dolorosos  gritos abundaban el ambiente, forjando terror, miedo, perturbación…Una escena bastante horrible ante los ojos humanos, e incluso, animales. “La guerra… ¡La guerra, Meta!” Exclamó con desespero.  Ambos recordaron al joven Uirusu, preguntándose su estado actual. Era lo que más les preocupaba, encontrarle. Sin embargo, un elemento de aquella guerra les atajó levemente. Sobre ellos, caía cuan meteorito un inmenso escombro, alertándoles con presteza. No obstante, el único que realmente se había percatado de esto era Hikaru, por lo que olvidándose completamente del orgullo, exclamó impetuosamente. “¡Meta, cuidado!” Sin temer ni dudar, tomó violentamente el antebrazo de su contrario, lesionando aún más la herida que poseía en aquella área. Al distanciarse de aquel objeto, ambos cayeron al frío y rígido suelo, sufriendo daños relativamente leves. El escombro no se demoró en impactar contra el suelo, originando un inmenso socavón sobre este. Jadeaban a causa de aquel susto, sus corazones latían cuan tambor, ahora el miedo yacía por entre sus venas carmesí. “¿Estás bien?” Preguntó el Okami, quien miraba con temor al contrario.- Si…-Contestó casi instantáneamente. Su brazo además de punzar, ardía cuan herida infectada…y quizás lo estaba. “¡Malditos  Edotenienses de mierda! ¡Todas las guerras son por ustedes, malditos inhumanos sin corazón!” Maldecía impetuosamente. La sensación percibida en su cuerpo como en su ser era horrenda, un miedo descomunal rehusándose a retirarse; debía cumplir con su cometido…matarles lentamente…sin pizca de piedad existente.- Espera…no hagas más ruido –Declamó cautelosamente. Era de esperarse que aquel miedo les inundase por completo, obligándoles a utilizar medidas extremas y evitar causar más estragos, o inclusive manifestar su ubicación. “Martín…Ay no…No  no no no… ¡Qué le estará pasando!”.-Tranquilo, entre más preocupación tengas peor será lo que te imagines, cuando lleguemos a la cueva veremos su estado, así que no te preocupes, que peor será tu estrés…” Decía sesgo con intención de mantener estable a su contrario. Aunque por dentro…yacía temeroso, perturbado, preguntándose exactamente lo mismo que Hikaru… ¿Qué estado poseía el joven Uirusu? ¿Está muerto? ¿Vivo? ¿Escapó? ¿Regresó al castillo?...- Debemos irnos ya, si no, podría pasarle realmente algo malo –Se levantó lentamente del suelo, procurando no perder el equilibrio que poseía. Su contrario realizó aquellas mismas acciones. “Entonces ¿Qué esperamos?” Ambos jóvenes corrieron utilizando toda la presteza que su cuerpo les permitía soportar, evitando fatigarle rápidamente. Atravesaron el bosque, recibiendo leves rayos dignos de aquel astro nocturno. Mientras proseguían el viaje, observaban con terror los estragos que la guerra originaba. Senderos teñidos carmesí, acompañados de múltiples miembros mutilados gracias a las armas blancas tales como espadas. “Cuándo aprenderán a estar en paz, a mantener un mundo sin guerras absurdas por simple ambición de poder y sangre… ¿Qué es lo que realmente quieren? ¿Por qué  los únicos que sufren las consecuencias son gente inocente?... ¿Cuándo habrá un mundo sin guerra existente?...”.- Quizá nunca exista un mundo con paz…al menos hasta que los soberanos de cada reino o incluso los jefes de algún clan, dejen de poseer aquella sed de sangre y ambición por poder… -Exclamó fúnebre, pues carecía de humor para contestar… ¿Quién estaría contento admirando aquellos estragos? El enemigo, claro está. El goteante latir dentro de aquella cueva. Pasos resonantes le alertaban sobre cualquier extraño. Intentaba resguardas todas y cada una de sus lágrimas que desataban aquel dolor tan intenso que sentía. Una horrenda sensación. El imaginar ser abandonado a merced de la cruel soledad, rodeado por únicamente traición y oscuridad. Sus sollozos retumbaban fuertemente entre cada pared…cada suelo…cada gota. Culpándose a sí mismo, hiriéndose mentalmente. “Lo siento…sólo quería protegerte” Susurró cuan infante. Alzó levemente su encantadora mirada color zafiro, brillante cuan estrella, simple cuan mar. Revolvió levemente sus blanquecinos cabellos, quienes podían mezclarse fácilmente por entre la nieve. Aquellos cristales azulados, inundados de gruesas lágrimas, desatando lentamente aquel dolor interno. Culpabilidad…. sin razón para percibirle. “Las horas que pasabas tú conmigo, no pienso olvidarme, de ese cariño, de estar contigo, sólo quiero cuidarte” Una dulce voz comenzó su canto. Un cálido canto a decir verdad, tan sesgo como un río, o quizá aún más. Aquella voz, tan capaz de hipnotizar a cualquiera que le prestase atención. Hermosa, Sublime…cuan ángel. O quizá ya lo sea. Cometer pecados no es digno de estos. Una deshonra para aquella especie tan prestigiada. Guardianes enviados desde el cielo con el único propósito de proteger a quién se le asigne. Debe ser un individuo lastimado, tanto físico como psicológicamente. Que ha tolerado más de la cuenta. Alguien…que sin duda no merece morir con odio sobre su ser. El ángel debe ser comprensivo, amable pero sobre todo, protector. Estar dispuesto a dar su vida por aquella persona. Amarle incondicionalmente a pesar del rencor que rige sobre él. Tolerar aquellos cambios de humor... Debes forjar confianza, su confianza. Recobrar aquella sonrisa infantil… el brillo digno de sus ojos, destruir cualquier rencor yacente en su ser. Le amarás incluso más que a tu vida, pues de ahora en adelante, eres un ser humano. Conservarás múltiples virtudes, no obstante, perderás otras cuantas. El amar no es un pecado… el interponerse si lo es. Entre humanos y especies (ángeles, demonios) puede forjarse un amor tan sincero capaz corromper la maldad. Por otra parte, si algún miembro de aquella especie osa a interponerse entre la relación amorosa de su poseedor, será un ángel pecador. En el caso de los demonios esta norma no se aplica. “Fuiste todo para mí, tu forma de reír, mi vida la vivía por ti” Su voz entre cortada, lágrimas resbalando por entre sus mejillas, múltiples sollozos manifestando el llanto. Recordando días…días donde Edo era relativamente “seguro”. Donde conoció a su primer amor…donde perdió a su primer amor. Aquella canción le recordaba tanto a él… “Un humano… tan frágil como una rosa y tan traicionero como sus espinas” ¿Podría ser cierto? Quizá. A veces…el estúpido orgullo logra dominarnos… forjando rencor, tristeza…incluso, destruyendo amistades. Mientras, en las afueras de aquella cueva goteante, yacían riñendo nuevamente Meta Knight e Hikaru, captando completamente la atención del ángel. “Mi hermano y… ¿Mi caballero?” ¡No seas iluso! Pensaba con seriedad. Sin embargo, un vocablo declamado por “su caballero” le hizo sobresaltarse levemente.- ¡No dejaré que vuelva a sufrir de este modo por una estupidez causada por mi orgullo abrillantado! ¿Entiendes? ¿O acaso debo de repetírtelo otra vez? –Era tan irreal  ¿Sería mentira? Lo más seguro es que así lo fuese. “¡Bien! Dejaré que vayas por él. Pero, ni creas que te acompañaré”.- Deja que Hideaki me acompañe en ese caso, después de todo su hermano le tiene miedo cuando está enojado –Recalcó ajustando su postura. El yacer por debajo de alguien era algo insoportable para el caballero, ¡Y aún más si aquel era un “enemigo” a derrocar! ¿Algún día la paz abundaría entre ellos? Ante la exigencia anterior declamada por el peli-azul, Hikaru obedeció a regañadientes, pues le hostigaba obedecer a su contrario, sin embargo, no poseía otra opción en elección. Este último retiró la primera cruz colgada sobre su cuello, dándole libertad al  demonio azabache. “Hola, Mety~” Declamó utilizando un tono de sorna sobre su oración, fustigando al caballero.- Debí irme solo…-Pronunció entre dientes ante la tan fastidiosa actitud del azabache. “¡Martín! ¡Tú novio y yo estamos buscándote! ¡Sal de donde quiera que estés, wey!”.- ¡¿N-Novio?! ¿Acaso estás pendejo? –Exclamó exaltado. Su rostro blanquecino completamente ruborizado, cubierto de forma imparcial por sus cabellos azulados, dejando a la vista su leve sonrojo.  “Ahhhh, pero si bien qué te sonrojas cuando te digo que eres su novio… ¿acaso quieres con él?” Luego de que la pronunciación cesara, se alcanzó a percibir con máxima claridad un fuerte golpe seguido por un doloroso grito. “Por qué sería “novio” de él” Pronunció una voz. Ambos jóvenes quedaron absortos ante esta.- ¿Acaso es…? –“¡¿Martín?!” Era tan irreal. Un tono fúnebre y rencoroso, serio cuan demonio. ¡Era imposible!... ¿Cierto? Apareció frente a sus ojos una figura delgada digna de un ángel. Sus ojos no irradiaban aquella luz tan característica de estos. Carecía buen humor, manifestándolo con mayor fuerza en su rostro.- Martín… oye, tenemos que volver…-“¿Sin ninguna disculpa? ¡Sin duda sigues siendo aquel imbécil de orgullo abrillantado!” Tanto Meta Knight como Hideaki quedaron perplejos ante la respuesta del ángel. El demonio azabache presentía que algo malo azotaría el ambiente, originando una batalla entre ambos contrarios. Aunque no fuese una persona sagaz, percibía con lentitud como el ambiente se había transformado drásticamente. Tragó saliva, pues no se creía capaz de atajar semejante reñida que se aproximaba.- ¿Disculpa?... –Preguntó con hostigamiento. La paciencia sin lugar a dudas no era el fuerte de Meta Knight… aunque en algunas ocasiones debía contenerse, después de todo, es un caballero, por lo que poseer tanto conocimiento estratega como paciencia era menester si quería conservar aquel puesto. “Ya lo oíste…” Los pasos del ángel se fueron aproximando a la ubicación del caballero, alertándole ligeramente. “O acaso… ¡Tengo que repetírtelo de nuevo!” Declamó fuertemente, para acto seguido dirigir un fuerte golpe con dirección al rostro de su contrario, quien lo recibió de lleno al no saber cómo reaccionar. ¿Por qué recibió aquel brusco golpe sin siquiera defenderse? Fácil… no quería dañar al ángel… más de lo que ya. Al observar detenidamente su rostro, observó con claridad el moretón originado gracias al golpe anteriormente dado. Tan culpable se sintió por esto último que no opuso resistencia alguna ante el golpe que recibiría. Me lo merezco…pensó. ¿Acaso estaría olvidándose de su orgullo tan abrillantado? Calló al suelo, sin reacción ni habla, carecía de humor para esto. Ante la escena anterior descrita, el ángel reaccionó. La ira le había consumido, como si hubiese sido poseído por un ser maligno. “¡M-Mi caballero! ¡HIDEAKI! ¡Lo maté!” Declamó exaltado. Rompió en llanto ante los pensamientos que poseía. Por otro punto, el demonio azabache contenía su risa con el único afán de evitar más enfado por parte del ángel.  Abrazó con fuerza a “su caballero” quien aún al percibir aquella sensación de cariño y calidez, prefirió silenciarse momentáneamente, perturbando al joven Martín. Este último se aferró a las finas prendas del caballero, como si su vida dependiese de esto. Creía en situaciones casi imposibles cuan niño, manifestándolo mayormente con su personalidad. Tomó suavemente la mano del contrario, sintiendo las heridas en proceso de cicatrización que su mano poseía. Meta Knight respingó ante esto, exhibiendo su completa estabilidad, apaciguando al joven Uirusu, quien suspiró pesadamente. “¡Ay, Martín! ¡¿Cómo pudiste creer que estaba muerto?! ¡Si no puedes matar ni a una pinche mosca! ¿Cómo te crees capaz de matarlo? ¡Ni que fueras tan fuerte!” Reía eufórico ante las acciones ejercidas por Martín. El asesinar a un ser vivo era digno de un demonio, siendo incluso creíble a simple vista. Sin embargo, ¿De un ángel? Se debía estar delirando para creer tal ocurrencia, después de todo, ellos fomentan el amor entre sí, el respeto ante la vida… un buscador del bien. “¡B-Bueno! ¡Al menos me preocupé! ¿Qué tal si en verdad lo hubiese matado?” Seguía abrazado al peli-azul, captando la completa atención de este último.- ¿Martín?...- Pronunció levemente, alterando al nombrando, ocasionando que destruyese su agarre. “¡M-Mi caballero! Yo… lo siento mucho por el golpe ¡En serio! ¡Perdóname! ¡Perdóname! ¡Perdóname! ¡Lo siento muchísimo! ¡Puedes volver a pegarme si es necesario para obtener tu perdón! ¡Pero…! Espero me disculpes…“ Declamó acompañado de leves sollozos provenientes del llanto ejercido. Meta Knight sonrió cálidamente, para acto seguido contestar del mismo modo.- ¿Disculparte? ¿De qué?... creo, que el que verdaderamente debería disculparse soy yo… puse en peligro tu vida y todo por mi orgullo abrillantado… -Aquellas palabras pronunciadas con anterioridad, dejaron perplejos tanto al ángel como al demonio. Este último, se preguntaba seriamente ¿Ya habrá perdido su orgullo? No obstante, sin duda aún poseía mucho…demasiado a decir verdad, sin embargo, la amabilidad y reflexión fueron más fuertes. Digno de un caballero. “¿Eh?... ¡¿Estás seguro?!” Su contrario asintió instantáneamente. No comprendió el por qué, ni mucho menos por qué su cuerpo lo forjó. Un rubor tiñó su hermoso rostro blanquecino de completo carmesí ante aquellos vocablos. Bajó su mirada, exhibiendo la vergüenza que sentía. “Martín, Meta… hay que volver, no es como si una cueva en medio de la guerra fuese un lugar seguro a decir verdad, además, la intensidad de los sonidos es mayor con…” Atajó con presteza su hablar gracias a  una potente explosión, la cual había golpeado  cerca de su ubicación actual, alertándoles del gran riesgo que corrían.- Hay que salir de aquí… y rápido –Sus contrarios captaron rápidamente la información, “obedeciéndole” del mismo modo. “¡Una pregunta, “caballero”! ¿Cómo rayos le haremos para salir de aquí?  Esa explosión se escuchó no muy lejos de la cueva, por lo que puede tocarnos una de esas y matarnos ¡Digo! ¡Sólo les falta echar una bomba atómica como en la guerra de Revolution y Mushroom!”.- No creo…eso más que ayudar, originaría otra batalla entre estas dos naciones…otra vez ¡Y no estamos como para guerras en estos momentos! Además te recuerdo que sigo siendo el…rey –Pronunció hastiado. Sin duda aborrecía aquel cargo tan “hipócrita y narcisista”, después de todo, había tenido múltiples disputas con la princesa gracias a lo anterior nombrado. “¡Entonces ya vámonos, carajo! Los demás han de estar muy preocupados ¡Digo! ¡Si te mueres ahorita, se arma un pinche desmadre!”.- ¡Pues vámonos! –Todos los presentes se apresuraron a salir de aquel lugar, salvando sus vidas… o al menos momentáneamente. Tal y como predijeron al charlar, los combates comenzaban a intensificarse entre momentos, produciendo que su vida peligrase cada vez más. El viaje transcurrió entre miedo, terror, jadeos, perturbaciones relativamente leves, percibiendo gritos requiriendo auxilio…. un horrendo aroma a sangre y fluidos dignos de cuerpos mutilados. Asqueroso. El choque entre armas se hacía más frecuente en las zonas con una mayor concentración de habitantes. Armas colisionando con el rígido suelo, senderos carmesí forjados de sangre valerosa, protectora a su gran nación. Al día siguiente, lo más seguro es que se diese termino a aquella guerra, permitiendo a la paz “gobernar” sobre Mushroom. ¿Esto de verdad es poder vivir? Entre penumbras y sangre chorreante, escuchando disparos, dando inicio a una contienda más. Familias destrozadas, naciones decadentes, gritos sin auxilio existente, nulos atisbos de paz. ¿Unión entre naciones? ¿En serio? ¿Cuál es el significado verídico de todo esto? Recorrieron nuevamente aquel bosque nombrado “Yugure” observando incluso el césped teñido carmesí. Las hojas crujientes revoloteaban lúgubremente sobre ellos. Percibían absortos el lóbrego ambiente, pesado cuan roca. Los búhos habían silenciado su cantar, atemorizados regresaron a sus refugios correspondientes, “protegiéndose” limitadamente ante el peligro.  “Oigan, ¿no creen que huele mucho a sangre?” Declamó el demonio al percibir aquel inmundo aroma.- Seguro es el pasto, se ha derramado mucha sangre sobre este durante nuestra ausencia –Contestó solemne. Yacía relativamente sesgo, escuchando con atención aquellos leves sonidos dignos del ambiente. El viento silbante azotando las crujientes hojas… aunque la frialdad de este era un atisbo con propósitos de manifestar la crueldad actual. Múltiples sombras que recorren inocentemente la traicionera oscuridad, donde se transforman en débiles presas para cualquier depredador al asecho. Verídica realidad, repleta de sangre, teñida carmesí, envuelta en cuerpos inocentes, machacada por hipocresía y ambición. Crueles naciones dicen llamarse “ejército blanco” solapando el sol con un dedo. Originando guerras, destruyendo naciones vecinas las cuales alguna vez les auxiliaron. Traición. Tal  y como fueron Mushroom y Revolution; ambas tierras hermanas, socorriendo al compañero, derrocando enemigos. Unidos. No obstante, a causa de aquella hipocresía por parte de la princesa Peach, el narcisismo y engaño, originó una devastadora guerra entre aquellas patrias que decían llamarse “hermanas”… destruyendo todo a su paso. -*¿Dónde quedó esa amistad? ¿Qué pasará con mi reino? ¡¿Por qué lo hiciste?! Y mayormente… tú, la que creía mi amiga, mi hermana ¡Mi otra reina! ¡Por qué, Peach!... Por qué…*-Yacían sobre un rotundo silencio, como si algún ser poseyente de infernales propósitos dominase el lugar. Un horrendo silencio. La guerra había finalizado, milagrosamente. La mayoría de los Shando optaron por rendirse ante Mushroom, pues el frío digno de aquella frontera les había extenuado. Derrotados gracias a la enorme naturaleza que poseía aquel mundo repleto de reñidas y contiendas entre sí. Ubicaciones estratégicas vulnerables ante ataques enemigos. La población yace en riesgo. Se dice que luchar por la patria es transcendental, tanto para la vida actual como a las siguientes generaciones… sin embargo ¿Por qué “luchar” por ambición digna de un soberano es relativamente “importante”? ¿Acaso aquella ambición de poseer territorios, gozar del poder máximo nunca antes visto merece que se derrame tanta sangre? Los gobernantes de cada nación poseen múltiples propósitos, no obstante, el más importante de estos es… el proteger a sus habitantes, así como ellos le protegerán, auxiliarlos… después de todo ¿Qué sería de un rey en el ajedrez sin caballos, peones, alfiles, torres e incluso su reina?...


"Cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren"

Jean Paul Sartre




JEJEJE…ay, perdón por el pinche retraso que tuve :´v es que en serio, el pinche tiempo no me basta (ni el dinero alv), por lo que les otorgo mis mas sinceras disculpas, flanesitos :´´v espero logren perdonarme… TnT

Los jamodoro mis flanesitos/mijos ♡

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