30 de julio de 2018

⚜ Kenkai - El mundo espejo: Capítulo 1 ⚜

~ Kεnkai ~
દ El mundo espejo ᙒ

Capítulo I


“El ojo ve sólo lo que la mente está preparada para comprender.”
Henri Bergson.
Gardenias

-¡Mira hermano, encontré una flor! –Sobre sus manos, yacía una hermosa flor poseyente del nombre “Gardenia” encargada en esta ocasión de ocultar aquellas cicatrices tan dolorosas, forjadas entre regaños, odio…recelos, miedo… e intentos de violación. Sus largos cabellos rosáceos se ondulaban con sosiego sobre el rostro del infante. Mostraba aquella flor tan sublime sobre su criterio. Envuelta entre diversos pétalos blanquecinos tan suaves cuan algodón. Al joven le encantaban las flores, conservando diversas formas y colores, dispersando luz entre aquel lúgubre lugar. Aquel lugar era nada más y nada menos que un orfanato; en el cual, yacían residiendo desde su nacimiento… ¿Cierto?  Se dice, que aquellos infantes llegaron húmedos gracias a la cruel lluvia, que, en aquel entonces, azotaba con ímpetu cada vivienda sobre Dreamland. El mayor, de nombre Meta Knight, al ser, por obvias razones, miembro del tan conocido clan “Knight”, poseía varios conocimientos sobre temas como “guerra” “lucha” e incluso “muerte”… a la edad tan corta de 7 años. No le era menester el adquirir un cargo como “caballero”, pues su clan siempre estuvo expuesto a diversas batallas sin razón aparente, aprendiendo a luchar por cuenta propia desde la extraña muerte de su madre. Siempre fue alguien lúgubre, cruel y despiadado, difiriendo ante su clan. No obstante, poseía la belleza tan característica de este último. Apreciado por otros infantes de aquel lugar gracias a su perfección… era la más hermosa obra de arte jamás antes vista… Sin embargo, ocultaba un horrendo secreto, capaz de ahuyentar a cualquiera que lo descubriese. Su madre no “murió” extrañamente, sino que fue asesinada… lamentablemente, por su propio hijo. Gracias al inmenso rencor que el infante tenía hacía ella, terminó asesinándole brutalmente, evitando el dejar cualquier pista que señalase su crimen. ¿La razón de aquel rencor? La joven madre se olvidaba completamente de que sus infantes existían, prestándoles la más mínima atención, para no decir nula. El joven Knight amaba a su hermano como si realmente no lo fuese, considerándole en algunas ocasiones como su “pareja”, causando confusión entre mayores de su relación verídica. ¡Odiaba el ver a su pequeñín romper en llanto por una mujer tan cruel! Por lo que se dispuso a cobrar venganza con su propia mano. Finalmente, al ya no poseer un hogar estable, opto por habitar temporalmente en un orfanato relativamente estable. Un lugar horrendo sin lugar a dudas. Yacían cinco cuidadores, encargados de proteger correctamente a aquellos jóvenes infantes, siendo su único pecado el nacer. El sufrimiento era tal, que algunos niños llegaban al punto de suicidarse, ya fuese por el dolor, algún trauma o el simple hecho de escapar… Ahora, sólo habían tres cuidadores, cuatro infantes… y ellos, quien gracias a la fama del oji-perla, obtenían mejor atención a comparación de sus contrarios. Sabían perfectamente que nadie vendría a adoptarles, pues aquel “orfanato” yacía sobre el olvido, además de ser únicamente una alternativa inferior ante un centro de adopción… nadie reconocería su existencia. “Es muy bella… al igual que tú, Kirby” Declamó cálidamente, cuan padre protector. Tomó aquella tierna flor sobre sus manos, agradeciendo a su contrario tal presente. Este último rió satisfecho ante las emociones del mayor… le hacían olvidarse de aquella soledad la cual les abrigaba cuan frío digno de invierno.  Amaba el ver feliz a su hermano. Si no estuviese junto a él, seguro nunca habría salido adelante entre tantos obstáculos.- Algún día… ¿Podremos casarnos? –El menor yacía con esta gran ilusión dentro del corazón, deseando fuertemente aquel sublime día; repleto por felicidad, amor, suaves pétalos cayendo con sutileza sobre ellos… una ilusión que, quizá, nunca se cumpliría… ni se cumplirá. El mayor tomó cuidadosamente aquellas frágiles manos, dando la impresión de ser dañadas con el más mínimo toque abrupto. Debía admitirlo, también poseía aquel anhelo, el casarse, siendo su mayor ansia. “Juro que en cuanto nos convirtamos en adultos, domine ¡Todo! el mundo, tú, serás mi esposo… mi pareja, y juntos, seremos los amos del mundo… lo juro por mi vida” Sería capaz de todo por tan sólo complacer al joven, aquel que tanto le enloquecía. Su atención siempre dirigida hacia él, como si fuese un pequeño felino, de pelaje rosáceo, ojos relucientes cuan luna durante el eterno anochecer, carente de maldad sobre su ser… un sublime tesoro. Colocó sutilmente aquella gardenia sobre los mechones de su contrario, causando que este, le entregase una cálida sonrisa, repleta por felicidad digna de un infante… aun habitando sobre un lúgubre lugar, horrendo ante cualquier criterio. Ambos jóvenes se otorgaron un suave abrazo, abundante de aquel amor tan sincero, siendo capaz de cautivar a cualquiera. Sin embargo... todo posee su inminente fin, destruyendo aquello que alguna vez fue capaz de forjarse. El tiempo transcurrió con presteza, auxiliando a estos pobres infantes de su eterna perdición. Les convirtió en apuestos adultos, “fortaleció” su amor… o realmente todo lo anterior dicho era sólo una de las tantas fantasías del joven Kirby. Anhelaba una vida feliz con su marido, dormir bajo sus brazos cuan pájaro sobre el viento, recorriendo aquel inmenso horizonte. Acorde el tiempo progresaba con crueldad sobre sí, esta relación tan “amorosa” comenzó a teñirse enfermiza, corrompiendo lentamente la cordura del joven, así como su misma autoestima. Horrible. Su frágil cuerpo, repleto por moretones, heridas en proceso de cicatrización, una mirada inerte, como si fuese un muerto en vida… Increíble ¿No? Para su mala suerte, el creador de todo lo anterior dicho era nada más y nada menos que su “primer amor”, Meta Knight. Ambos se consideraban pareja a pesar de ser realmente hermanos. Una abominación para algunos ciertamente, valorado un horrible pecado. Finalmente, el joven caballero había realizado su gran anhelo, el conquistar toda nación existente. Ahora, residía en Dreamland, su antiguo hogar, acompañado siempre de su hermano… este último ocultaba con fuerza su tremendo martirio interno, junto a la repugnante tortura que su hermano mayor le otorgaba sin pizca de piedad sobre aquellas acciones ejercidas. Eran “castigos amorosos”. Vaya modo de nombrar a esta tortura física, mental y emocional. El temor abundaba entre las calles, las patrias despojadas, e incluso, en aquel castillo repleto por espesas penumbras y ambiente lúgubre. Gemidos, jadeos, dolorosos gritos, inquietantes acciones, resistencias ante estas. Albergado únicamente por individuos capaces de soportar todas aquellas conductas anteriormente mencionadas…. Hoy… con tristeza sobre su mente, desconsuelo albergando su alma grisácea, dice.- Lo siento, Kirby… -Aún con sollozos sobre su garganta, rememora ese canto tan hermoso, forjado por amor incondicional; sublime voz angelical, llorando entre sangre. Canta sin recelo anta su contrario, pues en su corazón se haya el perdón, el cariño, pero sobre todo… la hermandad. Aquellos versos le acompañarían entre la inmunda soledad que azota el mundo sin piedad, cruel, repugnante. Promete protegerle, evitar abandonarle, por más que la malicia corrompa sin éxito alguno su dañado corazón latiente -*Querida, María ¿Cómo crece tu jardín? Serás la, séptima, dama que vino aquí. Muy suave, responde, bajando la mirada… No hay tiempo y temo… ver…esta flor… marchitar *- “¡Señor! ¡Señor!” Escucha diversos gritos pronunciados con alteración. Su mente se niega rotundamente a abandonar sus anhelados sueños, rememorando recuerdos, visitando el pasado… observando detenidamente cada uno de aquellos errores que alguna vez cometió, y que, gracias a ello, yace en soledad. “¡Señor! ¡SEÑOR META KNIGHT, REACCIONE!” Este último estruendoso grito origina que finalmente abandone su lúgubre mente, despertando sobre aquella inmunda realidad, digna del Kenkai. Parpadeó levemente, observando absorto su alrededor, como si fuese un lugar nuevo el cual se debiese indagar con sutileza extrema. Estas acciones ejercidas anteriormente dejaron confundido al joven Uirusu. “¿Mi señor? ¿Está bien?” Declamó con preocupación sobre sus vocablos. Creía saber el verídico “por qué” de su estado actual, pues en diversas ocasiones, había desempeñado este tipo de actos.- ¡¿Ah?! Si… sólo recordé algo –Su contrario suspiró amargamente. Odiaba el observar a su “señor” de este modo, tan lúgubre, inerte mirada… En verdad le hería, como si estuviese matándole lentamente utilizando un arma blanca, emanando aquel líquido carmesí. Sin obtener permiso alguno, abrazó al caballero, recibiendo un respingo por su parte ante el tacto anterior. “Mi señor… ¿Cuántas veces tendré que decirle que la muerte de aquel chico no fue su culpa? ¡Él fue el culpable de todo esto! ¡Lo engañó! ¡Le hizo creer en ilusiones increíbles! una vida… feliz con él ¡Y no me parece justo que siga lastimándose emocionalmente día tras día con una persona como lo era él! no quiero verle jamás en este estado ¡Por favor, entiéndalo!” Posó sutilmente una de sus manos sobre el rostro del amo, acariciando aquella piel utilizando su pulgar. Deseaba ver nuevamente esa sonrisa que alguna vez le cautivo, su mirada carmesí, radiante cuan luna al anochecer, aquel astro tan sublime, encargado de iluminar el Kenkai… manteniendo así, estabilidad nocturna… o al menos esto se creía. Percibía perfectamente su dolor, sentía cada gota resbalando por sus mejillas, los sollozos que de su garganta provenían. Aquella persona, considerada el “amor de su vida” terminó engañándole, originando un inmenso recelo ¿Lo peor? que cada una de las pruebas presentadas con mayor anterioridad, indicaban el engaño. Marcas ajenas sobre la piel, mordidas de terceros impresos en este mismo… Percibía el dolor, aborrecía aquel sentimiento… después de todo, igualmente es un humano… aunque en diversas ocasiones no aparente serlo; era incluso más que un miserable monstruo sin corazón latiente, odiando a cualquier individuo sin razón aparente. ¿Por qué? Quizá, esta dimensión no sea tan retorcida como se dice… ¿Cierto? Sentía que... algo le carcomía por dentro lentamente, cuan cazador devorando a su presa con el máximo disfrute, manifestándolo entre sus gruñidos, hambrientos por aquel líquido carmesí, menester para cualquier ser vivo. En múltiples ocasiones charlaba con su amo aquellos temas, reconfortándole levemente. Sentía que su interior se quebrantaba cuan cristal sobre un potente terremoto, azotando cada vivienda, destruyendo familias, naciones… un horrendo ambiente sin duda alguna. Siempre le observaba con cautela, procesando sus acciones ejercidas, imaginando que, en cualquier momento, sería capaz de recaer ante el suicidio, tomando esta acción como la única alternativa para poseer finalmente aquella paz tan anhelada por su ser, tan tétrico como el abundante ambiente… Quería…verle sonreír. Quería recompensarle por haberle auxiliado entre una de las tantas guerras a las que se somete su originaria nación, Alternative, siempre atacado por Dreamland, de igual modo Mushroom resistía estos crueles combates, repletos por odio, ambición…- Mezde, sé perfectamente que tratas lo mejor posible de entender mi situación, que ambos tuvimos una parecida pero… el cambio aquí es… ¡Que yo lo maté! ¡Lo asesiné a sangre fría! ¡Sin atender a su llamado! Los gritos desesperados… diciéndome que parara… y, cuando finalmente terminé con su vida, comenzó a cantar esa canción ¡ESA MALDITA CANCIÓN! ¿¡POR QUÉ CANTÓ ESA MALDITA CANCIÓN?!.... aún lo recuerdo…-Jaló con fuerza las sábanas yacientes sobre su cama a causa de aquella rabia, el sentimiento le invadía sin piedad existente. Estas últimas acciones abatataron al joven Uirusu, alertándole sobre su propio amo. Imaginaba diversos modos para tranquilizarle, haciéndole olvidar esos horrendos recuerdos… al menos momentáneamente. Colocó ambas manos por detrás del cuello ajeno, rodeándole con ellas. Esta última parte fue acariciada por sus dedos, quienes poseían como único fin el otorgarle un sutil masaje, de este modo, le apaciguaría entre lapsos. Yacía tomando asiento sobre las piernas de su amo, como si fuese un joven infante solicitando amor ajeno, recibir un cálido abrazo, dormir entre amorosos abrazos. “Mi señor… sé que nunca en mi existencia podría remplazar a Kirby, sin embargo, puedo ser una pequeña alternativa~ ¡Ya sabe! Para desestresarlo en estos momentos ¿mmm?” Cuan gato limpiando su fino pelaje, comenzó a lamer con delicadeza el blanquecino cuello digno de su amo, originando leves gemidos por su parte. Sonrió triunfante, pues sobre su criterio, creía un trascendental triunfo el originar una diminuta sensación placentera sobre el amo.  Del mismo modo, movía su cintura, simulando el recibimiento de embestidas. Todo un gran disfrute para ambos jóvenes, manifestándolo entre ligeros sonidos, jadeos, gemidos. Sin embargo, como se hace mención en anteriores líneas, no todo es eterno sobre este mundo, ni mucho menos en aquel lugar bautizado como “Kenkai”. Antes de que aquella escena se intensificase, se percibió un impetuoso grito, aparentemente fuera del aposento donde yacían ambos jóvenes. “¡Mezde! ¡Dijiste que me ayudarías a colgar la ropa!” El anterior nombrado, atajó instantáneamente sus acciones, para acto seguido, gritar del mismo modo en que le fue mencionado. “¡Ese es trabajo de mujeres! ¡Para eso estás aquí! ¡No necesitas ayuda!” “¡Pero si tu pareces más mujer que yo! ¡Te acuestas con cualquiera, pinche puto!” Aquel comentario anteriormente articulado, originó un leve rubor sobre el rostro del joven, pues aunque estos vocablos fuesen relativamente ciertos, debía ocultarlos ante los terceros; sin embargo, de algún modo se revelarían. “¡Cállate, Pinky!... Jejeje… esa Pinky, ya sabe cómo es la pobre. Mi señor, en seguida regreso, sólo debo de ayudar a esa morra y ya ¿Bien?” Preguntó dirigiéndose a su amo. Este último asintió con simpleza, como si estuviese deseoso por saber el final de aquellos actos. El joven Uirusu se marchó con la mayor presteza posible hacia la ubicación de “Pinky”. Siempre que la joven antes mencionada le interrumpía ejerciendo aquellos actos y, eventualmente atajarlos, fingía indignación, que en míseras ocasiones se le era admitida. Recorrió esos fúnebres pasillos, teñidos por un ambiente del mismo aspecto, entre eternas escalas grisáceas. Mezde, como pocos, portaba ropajes entintados añil suave, contrastando con la atmósfera del Kenkai. Sus pasos retumbaban por entre los pasillos, alertando a “Pinky” sobre la actual ubicación del joven. “¿Pinky? ¿Dónde estás? ¡¿Ya estás colgando la pinche ropa esa culera?!” Gritó impetuosamente, manifestando con claridad su inminente irritación. Utilizando la mirada azulina, buscaba a su compañera de trabajo, quien, poseyendo como único propósito el hostigarle más, yacía escondida tras las paredes del dormitorio el cual ambos compartían entre reñidas absurdas por aquel reducido territorio que se le otorgó. “Pinky…” Interrumpió su caminar momentáneamente, intentando captar la curiosidad de su contraria actual. Finalmente, la joven mencionada decidió aparecer, fustigando al Uirusu. Sobre sus manos yacían diversos ropajes humedecidos gracias al lavado. Miraba a su contrario con gentileza, cuan madre preocupada. Sus ojos se asemejaban a radiantes gemas, conservando en ellas un gran valor. Sacudió levemente sus cabellos dorados, cuan mineral de mina, relucientes ante el sol.- Sabes bien que mi nombre no es “Pinky”, es Peach…-Y en efecto, conocía a la perfección el nombre verídico de la “princesa”. No obstante, utilizaba mayormente el  apodo “Pinky”  por la sensibilidad que evocaba aquel vocablo. Además de ser una referencia al color favorito de la joven rubia, el rosado. Por lo general, utilizaba ropajes femeninos teñidos del color con anterior mención, manifestando su gusto. Conocía diversos tonos de rosáceos, diferenciándoles rápidamente sin dificultad alguna. Era un color sublime, divino ante su parecer, suave cuan pétalos vacilantes sobre el viento. Sin embargo, Mezde (para su desgracia) difería en cuanto a sus gustos. Parlaba lo repugnante que consideraba aquel color, manifestando debilidad, sencillez e inmensa feminidad. Ciertamente era incapaz de comprender el gusto contrario ante esa tonalidad tan desagradable. “¡Es que suena adorable! Y no me vengas con que se supone que yo debo ser el adorable, que tenga 16 años no significa que tenga que ser necesariamente adorable… Por cierto ¿¡Para qué fregados me llamaste?! Iba a ser que nuestro amo recuperara la fe en este pinche mundo de mierda y tú ¡Tú! ¡Vienes y la chingas todo!...pinche terremoto culero.” Peach sonrió cálidamente ante los vocablos empleados por el Uirusu. Diversas faltas al respeto, horrendas groserías… todo lo anterior nombrado debía soportar casi a diario. No obstante, sabía que su contrario lo hacía por “amistad”…aunque realmente fuese algo tóxico, siendo solapado entre inmorales mentiras y sonrisas forzadas. Sus añiles cristales, repletos por espesas lágrimas a causa del dolor, heridas emocionales; sabiendo que… su única compañía eterna será la cruel e inmunda soledad. “No querías hacerlo entrar en razón, ni mucho menos hacer que “su fe en este mundo vuelva” porque bien sabes que nunca le ha tenido fe a nadie, ni mucho menos a un mundo. Sólo te lo querías follar ¿cierto?” Nuevamente, había acertado sin mínimo atibo de conflictividad. Mezde desvió su mirada, con el único afán de evitar el contacto visual. Su rostro, teñido carmesí, le hacía portar una apariencia infante, resaltándola mayormente sobre su mirada azulina, radiante cuan astro nocturno, poseyendo como único cometido, otorgar irradiación durante el inmenso anochecer; manto elaborado por jóvenes estrellas, relucientes, mágicas, florecientes, sublimes, cuan obra de arte, inmensa dificultad. “¡C-Claro que no! S-Sólo quería hacerle sentirle querido de nuevo… ya sabes…por Kirby… ¡Digo! ¡Sigue sintiéndose horriblemente mal por ese pinche chamaco pendejo!... Simplemente no quiero seguirle viendo así TODOS LOS MALDITOS DÍAS QUE PASO EN ESTE CASTILLO” Su contraria suspiró con pesadez. Ambos debían admitir que su amo no era un “santo”, persona sin pecado poseyente dentro de sí, puro cuan agua cristalina, fino reflejo. Dejó reposando momentáneamente sobre un mueble aquellos ropajes impregnados, los cuales cargaba previamente, humedeciéndole con ligereza. Se acercó cariñosamente hacia la ubicación actual del joven, removiendo sus cabellos cuan fresca briza, forjando pequeños rizos sobre estos. Le observó con detenimiento, divisando dentro de su mirada, el gran rencor que le otorgaba al peli-rosáceo.- Mira Mezde, debemos tomar en cuenta que nuestro señor no es el mejor santo de todos. De hecho, es el más cruel de todos nosotros. Asesinó a Kirby sin piedad alguna, ¡Ni siquiera le dio oportunidad a contestar o a defenderse por su cuenta!… aunque era muy sumiso ¡Sin embargo! ambos tienen la culpa ¿No lo crees, Mezde?... Digo, Kirby por engañarle y nuestro señor por matarle de tal modo. Bueno…al menos eso es lo que yo pienso, pues como dije anteriormente, Meta Knight no es el más santo de aquí. En ese caso, lo más seguro es que Dedede siguiese vivo… al igual que Kirby -.Estos vocablos enunciados con anterioridad quebrantaron tanto el interior del joven Uirusu, que rompió en llanto. Se había encariñado demasiado con el amo, manifestándoselo entre acciones, excelentes atenciones, cuidados sutiles ante cualquier enfermedad a la que estuviese sometiéndose… como si fuese un esclavo personal. Le había otorgado su corazón desde que decidió auxiliarle durante aquellas contiendas que oprimían duramente a su patria, originando inmensos estragos, destruyendo familias, derrocando naciones… todo esto con mayor intensidad, incluso más que fuera del Kenkai. Había conocido a Kirby incluso antes de su inminente muerte, ocasionada por aquellos celos dignos del caballero, siendo asesinado cruelmente a la corta edad de 23 años. Debía reconocer el miedo que inicialmente poseía hacia su señor. No obstante, con forme el tiempo transcurría, fue perdiéndole el recelo paulatinamente. Gruesas lágrimas cristalinas recorrían sus mejillas blanquecinas, desatando el sufrimiento percibido. Inclinó su cabeza, intentando ocultar su inminente dolor emocional. Sabía perfectamente que “Pinky” era excesivamente directa en cuanto a su criterio personal se tratase, por lo que no era de esperarse aquellas palabras declamadas poseyentes de inmensa crueldad. En diversas ocasiones, su mente no era capaz de siquiera captar el dolor ajeno. “¡Lo sé, Pinky! Es sólo que… ¡Me molesta verle así! ¡Que esté sufriendo día tras día por alguien que realmente no merece la pena derramar ni una sola lágrima! ¡Sé que lo quería mucho y la chingada! ¡Pero lo engañó! ¡LO ENGAÑÓ, CARAJO! ¡¿Me captas!? También sé que careces de varios sentimientos y que a veces no comprendes el sufrimiento de otras personas porque nunca en tu vida lo has sentido… ¡Pero al menos compréndeme a mí! ¡Sufro por él! ¡Por verle así!... ¡Y NO QUIERO VOLVER A VERLE DE ESE MODO!”.- ¡Mezde, cálmate! –Con presteza, posó cuidadosamente su mano sobre el hombro del Uirusu, apaciguándole cuan madre protectora. No le importaba en lo absoluto en cuantas ocasiones le había faltado al respeto, cuantas groserías le había otorgado con cinismo… le seguiría amando como si fuese su propio hijo… aquel que nunca fue capaz de poseer sobre sus brazos, arrullarle, cuidarle, besarle… Le abrazó con sutileza, percibiendo inmensa fragilidad, cuan reluciente cristal, reflejando el sublime nacimiento del nuevo día, tocando aquellos finos rayos solares, cálidos cuan abrazo familiar.- Intento comprenderte lo mejor que puedo, hago todo mi esfuerzo ¡Créeme! pero… no puedes mejorar absolutamente nada, niño. Ni mucho menos hacer que Meta Knight vuelva a amar, a preocuparse lo más mínimo por alguien “querido”, y te preguntarás ¿Por qué?… simple. Mezde, este mundo, incluso más horrible que el real, con el cual estamos conectados desde Alternative y la crueldad… se llama Kenkai. Sin esperanzas, sin amor. Aquí sólo hay rencor, odio entre sí, matanzas a sangre fría… aún si llegases a tomar el poder supremo, no podrías cambiar nada… te matarían al tratar de controlar la maldad y volver este un mundo algo “estable”… debes de entenderlo ¡Estamos en el Kenkai!... -.El joven Uirusu sabía con claridad el vocablo que le proseguía, el cual le hacía sentirse débil, carente de sentimientos cuan monstruo, que, por seguridad, debe yacer sobre vigilancia extrema, emanando aquel inmundo líquido carmesí, manifestando sus diversas heridas, profundas, podridas, infectadas a gravedad… “Estamos en el Kenkai… el mundo espejo…”

Mundo Original

Habían transcurrido diversas semanas, siete para ser exactos desde los estragos ocurridos durante el “Río de sangre”, contienda forjada por los Shando o Edotenienses con el único propósito de esclavizar algún reino en específico, e incluso, el mundo. Sin duda alguna, la estrategia que poseían en aquellos instantes para atajarles fue un total éxito, obteniendo la tan anhelada victoria, derrocado temporalmente a lo Shando, evitando que originasen más estragos entre naciones. Ahora, yacían sobre un ambiente “pacífico”, sin contiendas estúpidas causadas por ambición, ambientes extraños poseyentes de pesadez, entre otros elementos alarmantes. Retomaron su rumbo estándar entre la vida, recorriendo inmensos horizontes, los cuales poseen apariencia de ser eternos, observando cada hermoso atardecer, dando paso al joven astro lunar para iluminar el anochecer, acompañado siempre de sus fieles compañeras, aquellas sublimes estrellas, decorando el asombroso manto estelar, maravillando a cualquiera entre sus diversas vistas, emociones múltiples, momentos inolvidables. Un hermoso lugar ubicado sobre tierras teñidas carmesí. Historias valerosas, caballeros defensores ante enemigos y otras tantas sangrientas, repletas por crueldad. Comenzaban a llevarse mejor entre todos, tolerándose más en algunos casos, siempre acompañados de algún tercero por seguridad; si es que no poseían una buena relación, claro está. Sobre la llegada de Kirby nuevamente a Mushroom, Rosalina, la científica real del reino con anterior mención, decidió volverle humano. Tal y como le sucedió a su hermano menor, Meta Knight. Al parecer, el peli-rosáceo aparentaba estar realmente satisfecho con los resultados, pues aunque su estatura seguía sin auxiliarle de mucho, gozaba más movilidad, agilidad… ¡Que más podía pedir! Ahora, siempre portaba una cálida chamarra teñida rosada, pantalones añiles y una pequeña coleta sobre su cabello, todo con el propósito de que sus mechones no le obstaculizasen tanto entre los numerosos combates a los cuales próximamente se sometería. Poseía una buena relación amistosa con el joven Uirusu, Martín; quien incluso, era mayor en cuando a estatura. Comenzaba a odiar esta versión suya, siendo únicamente más alto que Mario y Sans… Era algo incómodo sobre su infantil criterio. Actualmente, yacía observando atentamente un extravagante invento digno de la científica real, Rosalina. Explicaba con delicadeza sus funciones básicas, el “Por qué” verídico en cuanto a su creación, etcétera. Se le había dicho que su hermano; el joven caballero, había sufrido varias posesiones por parte de su Mirror durante este lapso temporal, siendo realmente preocupante; no sólo para la nación, sino, para el mundo en sí; pues yacían conectados casi directamente al Kenkai desde Alternative. No obstante, pocos serían capaces de contar múltiples anécdotas sobre aquel extraño mundo. ¿Por qué? Como se dice en líneas previamente escritas, todos los reinos yacen casi  directamente vinculados con el Kenkai, al ser su única conexión Alternative, patria entre sombras. Sin embargo, es menester el conservar consigo una máquina especial la cual sea lo suficientemente potente como para ser capaz de cruzar la frontera “Original-Kagami”, haciendo referencia al mundo espejo. Esta máquina permitiría a su portador el traspasar aquella frontera, llegando así al Kenkai. Pocas personas gozan de tal energía como para ejecutar un Yuzen (Tipo de magia la cual sólo un grupo mínimo de personas puede realizar, ya fuese por la energía necesaria o la dificultad del ataque) tan poderoso, por lo que un reducida parte de la población mundial ha atravesado esos límites… y volver para contarlo. Gracias a todos estos elementos, Rosalina elaboró un instrumento lo suficientemente fuerte como para llegar al Kenkai, sin necesidad de Yuzen´s o sacrificios “satánicos” para obtener energía extra. Un espejo. Este dispositivo abre una especie de portal “Original-Kagami”, por lo que una llegada al mundo espejo sería demasiado sencillo. Se ha estado perfeccionando hace semanas anteriormente, al punto de ser casi perfecto… con algunos deterioros, claro está. Llamó a diversas personas, clasificándoles por fuerza, estrategia y defensa; siendo Peach, Meta Knight, Sans y Mario los que conforman su elección definitiva. Les pedía con delicadeza su participación ante el invento, poseyendo como único afán el salvar al mundo, naciones, evitando inmensos estragos por parte del Kenkai. Si los Shando habían originado tanto daño. ¿Cómo sería un ataque “Mirror”? Además, que en algunos casos, su versión “Mirror”, duplica, triplica, e incluso, cuadriplica su poder actual, poniéndoles alerta ante cualquier arremetida. Su misión principal era el derrocar al gobernante supremo del Kenkai, Dark M. Knight, pues como se conoce, es quien produce los diversos ataques de ira sobre el joven caballero… Antes de que genere estragos mayores. Debían tener bastante precaución al circular por aquellas tierras, pues aunque ambos mapas (Original-Kagami/Espejo) no difiriesen mucho entre sí,  el peligro se elevaba excesivamente gracias a los habitantes del Kenkai, quienes nunca dudarán en atacar por salvaguardar a su “patria”.- Entonces, para que mi Mirror no vuelva a poseerme e intente destruir medio mundo utilizándome… Debemos de ir al Kenkai, derrotarle y regresar finalizando la misión ¿Cierto? – Preguntó el oji-perla ante las explicaciones previas por parte de Rosalina. La joven asintió levemente, confiaba en que la misión sería un éxito, sin dificultades para la realización parcial de esta. Lo último sobre la lista era la espera, pues el artefacto debía abastecerse a raíz de energía eléctrica. Todos los individuos que integraban la elección yacían con nerviosismo extremo (a excepción de Meta Knight, quien aparentaba estar tranquilo aun conociendo perfectamente la actual situación), pues el recorrer diversas tierras relativamente desconocidas les originaba terror inmenso. Al parecer en esta ocasión, cada integrante yacía abatatado dentro y fuera de sí… aunque no lo manifestasen desbordantemente. Pasaron horas charlando sobre diversos temas, todo con tal de restarse temor, preparándose mentalmente. Rosalina informó a su elección sobre el suministro total del invento, alarmándoles.- Tranquilos, todo irá bien… mientras no nos separemos, claro está. Hay que estar lo más cerca posible, el distanciarse podría poner el peligro al todo el grupo, pues como Rosalina lo aclaró, diferimos demasiado ante el Kenkai. Estaremos bien, el propósito de la misión ya está hecho, sólo falta ponerlo en práctica –Declamó aquella oración con el único afán de apaciguar a sus compañeros. Debían olvidar el miedo que ahora permanecía acorralándoles, impidiéndoles pensar con claridad sobre sus acciones. Se colocaron frente a frente contra el espejo, observando detenidamente su reflejo sobre este. Un fúnebre mundo anhelaba con desespero su llegada, el teñir sus manos sobre sangre carmesí, percibir impetuosos gritos emanando dolor, sufrimiento, solicitando auxilio inmediato. Fueron ingresando dentro del mecanismo, traspasando  la frontera “Original-Kagami”. Descubrirían el horrendo secreto que aquel mundo trata de solapar. Se manifestarán sus más oscuros pensamientos, emociones, ideologías, la maldad que deambula por su ser. El Kenkai, lugar único donde tu reflejo nunca dirá una sola mentira, observarás tus defectos, anhelados deseos, ambiciones, rencores… 

~ Este es el Kenkai… el mundo espejo…~


“La cara es el espejo del alma, y los ojos son sus intérpretes.”
Cicerón.




~ Oh yeah, nueva historia uwu y con esta ya son dos historias las cuales adelanto un día su estreno por la emoción XDDD pero weno uwu. Han de estar medio traumados ¿verdad? XD pues me vale :v ahre no xddd, la verdad es que me estaba dando risa mientras escribía esto por la relación incestuosa que se les presenta al principio… ay. Y luego la violencia, el hecho de que Mezde sea ilegal XD (¿ okya xddd.

Pero weno uwu espero les esté traumando ¡Digo! gustando la historia como a mí me está gustado escribírselas uwu ^^.

Y weno ¡Nos leemos luego! 



20 de julio de 2018

🌟⚔🔓 Librándose de las cadenas - La oportunidad dorada: Capítulo 4 FINAL 🌟⚔🔓

Librándose de las cadenas
La oportunidad dorada

Capítulo VI - Final

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-¡Él nunca me correspondería! ¡Lo sé, Marth! ¡No sabes cómo me siento ante este sentimiento tan confuso! Me casé con él porque le amaba… sin embargo, ahora, no sé si en verdad le sigo amando… ¡Me está causando demasiada confusión! ¡Es por eso que no quiero irme! Tendría que verle de nuevo todos los días… y sufrir su frío rechazo –Declamaba con ímpetu aquellos dolorosos vocablos del dolor sobre su corazón. Por más que su actitud hipócrita diese entender que carecía de sentimientos tales como la culpabilidad, el amor sincero y la vergüenza ante terceros, era capaz de percibirlos con máxima claridad…como cualquier ser humano lo haría.  Sus hermosos cristales azulinos emanaban lágrimas saladas cuan mar, manifestando aquel dolor y  culpabilidad tan intensa que poseía en su ser. Había tomado la decisión (por cuenta propia, claro está) de casarse con aquel castaño… un joven sol (Como se les llama a los habitantes de Mushroom) que gracias a su esfuerzo y dedicación adquirió aquel título tan respetable que actualmente conserva “Héroe”. Su enamoramiento surgió gracias a la sencillez que poseía, el hecho de mantener relativamente todo bajo control, el resonar de sus carcajadas ante alguna ocurrencia, cuan infante. Sin duda, su apariencia dejaba mucho que desear, pues no era el hombre más adonis de aquella nación. No obstante, su inmensa valentía, acompañada de la extraordinaria determinación que gozaba, era suficiente para complacerle… y enamorarle paulatinamente. Sin embargo, todo cambió con la llegada de aquel caballero. Un joven de 24 años actualmente, poseyente de un escultural cuerpo, una mirada repleta por seriedad, teñida aperlada, atrayente ante la vista, hermosa. Cabellos añiles cuan océano, tez blanquecina proyectando la impresión de ser incluso más fina que un diamante. Cuan príncipe a quien todos deseaban. Sus sentimientos comenzaron a salirse de aquella valsa bautizada “control” manifestándose mayormente con sus acciones tan atentas hacia el joven adonis. Le había cautivado sin esfuerzo alguno, ni atisbo existente.- Yo…. ¡No debí enamorarme de él! ¡Me ignora! ¡Me odia! ¡He intentado mejorar mi actitud pero…! ¡No logro progresar ni un poco! ¡Intento acercarme y me rechaza! –Todo lo anterior mencionado por la joven de cabellos dorados era verídico. No obstante, sus avances ante la hipocresía yacían nulos. Creía que tan sólo su belleza dejaría cautivado al caballero, quien vendría cuan perro a pedir su mano; por supuesto, ella le rechazaría a primera instancia con el propósito de hacerle sufrir momentáneamente, sin embargo, al pasar del tiempo, le aceptaría, originando una guerra entre el castaño y el peli-azul. Cuál fue su sorpresa al recibir tal rechazo por parte de Meta Knight, aquel caballero que tanto le había absortado. ¿Dolía? Muchísimo, cuan herida profunda… o incluso más. Un sentimiento confuso ¿Realmente le amaba o sólo era su apariencia? Lo desconocía, aun siendo la propietaria de aquellos sentimientos. Hace tiempo que se le confesó, dejando a su contrario con la obvia duda “¿Qué pasará con Mario? ¿O acaso ya no le importa lo que paso con su persona?” Efectivamente, el castaño no le interesaba en lo absoluto actualmente, más bien le consideraba un atasco. Se había olvidado de aquel héroe que le enamoró. Seguía casada con el único afán de solapar su amor ante el caballero, no obstante, al pasar del tiempo… se comenzó a sospechar, advirtiéndole cuan alarma. Hace algunos meses, decidió invitarle a una cita, demostrándole así sus grandes dotes, siendo su fuerte el cocinar. Meta Knight aceptó por respeto ante la joven princesa, sin embargo, odiaba el salir con ella; sentía como si algún ente le estuviese carcomiendo por dentro… una sensación horrible ciertamente.  Se imaginaba que, como todas las convocaciones con anterioridad, pretendería “seducirle” utilizando algún ropaje forjado por la más fina seda digna de aquella nación, siendo en algunas ocasiones casi transparente, mostrando sus dotes físicos. Lo anterior descrito atemorizaba al joven adonis. Sinceramente debía admitir que la rubia princesa gozaba de un cuerpo “perfecto”, atractivo para cualquiera. No obstante, al vestir aquellas prendas tan reveladoras, sobre su criterio personal poseía la apariencia de una “puta”, ¡Como si estuviese deseosa por sexo! Tenía un marido que sería capaz de complacerle sexualmente, obedeciendo plenamente ante sus fantasías. Agreguémosle que, el joven caballero no sentía ninguna atracción sexual hacía nadie en la actualidad; por lo que sería imposible que este último cumpliese al pie de la letra sus tan anheladas fantasías. Tal y como si estuviese percibiendo gritos agudos repletos por ímpetu “¡Quiero sexo!” Una horrible pesadilla sin lugar a dudas. Intentaba mostrarse lo más sesgo posible, pues anhelaba con exasperación el término de aquella “reunión”. Dio tres golpes consecutivos sobre la puerta fabricada con madera, forjando un sonoro retumbo ante la situación ahora presente. Casi instantáneamente, percibió “Puedes pasar” declamado utilizando sutileza sobre la pronunciación de aquellos vocablos. Ante esta respuesta, giró la perilla para acto seguido ingresar al cuarto donde obviamente su “cita” yacía esperándole exasperadamente. Procedió a tomar asiento sobre una de las múltiples sillas que se hallaban junto a la mesa “Cuál es el propósito para esta “cita”… si se le podría nombrar de esta forma… ¿Acaso es decirme nuevamente que soy “el soberano” temporal de Mushroom? o Declararse otra vez…” Pronunció fustigado. Odiaba, aborrecía el asistir a las diversas veladas creadas por Peach, quien poseía como único fin el “violarle” de algún modo; o al menos eso aparentaba.-  Fallaste en ambas, en esta ocasión vengo a pedirte un “pequeño favor” ¡Ya sabes! Como la educada y bella soberana soy de este gran reino repleto por bellezas naturales…-“¿Qué tipo de “favor”?” Era menester el desconfiar de aquella joven, pues poseía varios propósitos imprecisos…- Como ya sabrás siento… una verdadera sensación por ti que…. me hace sentir rara… Debo de ser sincera conmigo misma ¡Me gustas mucho!... y bueno… quería pedirte que… me besaras –Esto último dejó perplejo al joven caballero, quien aparentaba estar a punto de caer al suelo ante aquellos vocablos articulados. Le parecía increíble que sin atibo de vergüenza le demandase un beso ¡Un beso!.... sobre los labios por supuesto. Si le odiaba con anterioridad, ahora, le aborrecía “Me disculpará pero, yo no puedo besarle… respeto a su esposo y esto sería meterme con usted, su actual pareja, no quisiera crear una pelea por algo tan absurdo…” Justo después de finalizar su oración, procedió a levantarse de aquella silla en donde instantes anteriores yacía reposando. Caminó paulatinamente con dirección a la puerta principal, para acto seguido, tomar la perilla de esta, ansiando marcharse. Antes de que pudiese girarla, un agarre atajó sus acciones. La joven rubia estaba abrazándole, posando ambas manos sobre su pecho, alterando al caballero.- Por favor… no te estoy pidiendo algo imposible de conseguir. Solamente te pedí un pequeño besito -Declamó del mismo modo que desabrochaba la blusa de su contrario. Este último se sobresaltó excesivamente. Si no fuese alguien que poseyese un poder mayor al suyo (refiriéndose a la monarquía), sin lugar a dudas le hubiese golpeado fuertemente para acto seguido retirarse de aquel lugar. No obstante, para su mala suerte, era la princesa quien yacía junto a él ¡No podría ni tocarle un pelo! Pues como habitualmente lo hace, se victimizaría, obligándole rotundamente a cumplir sus fantasías y absurdos deseos. Trató de mantenerse firme, evitar el sobresaltarse ante aquel tortuoso tacto.- Princesa, le pido que por favor me suelte, me siento incómodo –Finalmente habló cuando la anterior nombrada había desabotonado por completo su camisa, dejando a la vista su pecho blanquecino. Hostigado ante tal situación que, sin temer ni dudar, dio vuelta tras de sí, topándose con la joven princesa, quien atajó su agarre ante el desplazamiento. Sus manos yacían juntas sobre su pecho, esperándose lo peor. Sin embargo, no había ni el más mínimo atisbo de temor sobre su rostro y ser, sino, una sonrisa triunfante, tal y como si hubiese adquirido un premio de gran importancia para su nación. Quizá, para ella si lo fuese.- ¡Entonces, vele diciendo adiós a ese estúpido que te recuerda a tu antiguo amigo… ese que siempre anda tras tuyo lloriqueando por tu amor! -Aquellas palabras forjaron su significado verídico cuan notas sobre un piano “No se estará refiriendo a…”.- ¡Ese mismo! Así que ya sabes… como monarca de esta nación ¡Puedo hacer lo que me plazca con ese imbécil! Matarle, exiliarle  de estas tierras ¡He incluso! convertir de el en un esclavo personal ¡Y no sólo a él! También sus compañeros le acompañarán…- Separó ambas manos con malicia, como si estuviese jugueteando junto a un infante. Sus bellos cristales azuleados emanaban aquella emoción que sus ademanes manifestaban “No se atrevería…” Pronunció seguro de sí mismo… aunque realmente no lo estuviese del todo. Habían pasado diversas semanas juntos,  y aunque la confianza no era suficiente para nombrarle un “amigo”, bien podría considerarle alguien “cercano” como si fuese su mismísimo hermano Kirby.- ¿No me crees capaz? Se ve que no me conoces del todo… caballero -Apenas finalizó su fustigante oración, se percibió un “tsk” por parte de su contrario, para justo después, recibir un “apasionado” beso en los labios. Su deseo más anhelado al fin se había vuelto ¿Realidad? Sentir aquellos labios aprisionando los suyos con desespero de placer ¡Le parecía casi increíble que sucediese! Tomó sus manos de manera brusca, del mismo modo en que besaba sus labios. Era una horrible sensación, sin embargo, no debía permitir que aquella mujer poseyente de ideologías retorcidas le hiriese tanto físico como psicológicamente. Ambas lenguas danzaban con “pasión” intentando dominar absolutamente todo el territorio. El tiempo transcurría paulatinamente, como si por primera vez en esta cruel vida estuviese a su favor. No obstante, tal era el hostigamiento que el caballero percibía, que mordió abruptamente el labio inferior de la joven rubia, destruyendo aquel tacto entre labios, originando igualmente un sangrado. La princesa saboreó con repulsión aquel líquido vital designado como sangre. “¡Listo! Ahora, con permiso…” Abotonó nuevamente los botones de su camisa, para después cumplir su actual anhelo, el marcharse de ahí, dejando a la soberana sumida sobre sus pensamientos. ¿Qué fue exactamente lo que acababa de pasar hace apenas algunos instantes? ¿Todo lo que percibió fue acaso una ilusión forjada por su mente? ¡Claro que no! y aquel sangrado manante de sus labios le hizo reaccionar… del mismo modo en que rompió a llorar con fuerza.- ¡Marcus! ¡MARCUS! ¡AYÚDAME! –Gritó desesperadamente, como si un ser maligno estuviese a punto de herirle con gravedad. El joven nombrado era uno de los tantos sirvientes que la joven poseía, sin embargo, era el más querido. Siempre le apoyaba cuando sus ánimos yacían por el suelo o simplemente para consolarle.- ¡MARCUS! ¡MARCUS!  –Justo después de soltar su último grito, el joven sirviente se hizo presente en aquel cuarto, percatándose de la peor escena que su mente fuese capaz de imaginar. Observar con detenimiento a su joven soberana rompiendo en llanto. Se acercó cautelosamente, evitando el alterarle y originar más llanto. “¡¿Princesa?! ¿Qué pasó? ¿Está bien?... ¡Ah! Su labio… ¡Está sangrando!” Al finalizar su declamación, recibió un cálido abrazo por parte de la princesa.- Marcus… ayúdame ¡Por favor! –“¡C-Claro! S-Sólo necesito traer un curita y un poco de alcohol para curar su herida y ayudarle a sanar, pero creo que...” Sus vocablos repletos por exasperación fueron silenciados gracias a los dolorosos sollozos de su contraria, quien yacía aferrándose a sus prendas como si su vida dependiese de ello. “Tranquila…yo…prometo protegerle ante cualquier adversidad, guerra, enemigos ¡Absolutamente todo! Usted cuidó de mí…ahora yo cuidaré de usted, protegiéndole a capa y espada ¡Como todo un guerrero! Hasta que, claro, le muerte venga por mí ¡Pero! Juro, que le protegeré ante todo hasta morir… lo juro con mi alma ¡Lo juro ante Dios! y si no soy lo suficiente capaz… me pudriré…. me pudriré en el horrible infierno… todo lo que hago es por usted… mi reina” Aquellas dulces palabras enunciadas por su sirviente, originaron una cálida sensación dentro de su ser, una voz suave. Atajó el llanto momentáneamente, para acto seguido declamar con orgullo.- Gracias, Marcus…Muchas gracias… -Volviendo a percibir aquella cruel e inmunda realidad, dirigió su mirada zafiro hacia el príncipe, quien incluso al no corresponderle el saber aquellos problemas y sentimientos que su contraria percibía dolorosamente, colocaba toda su atención ante los vocablos que pronunciaba, manifestando en algunas ocasiones su terrible sufrimiento interno. Mayormente no se creería tal ocurrencia ¿Cómo es que una persona tan hipócrita pudiese poseer sentimientos tales como el amor? Se cree que estos individuos carecen de aquellos sentimientos, no obstante, como cualquier ser viviente sobre estas tierras, goza de ellos… aunque algunos no lo manifiesten cuan alarma durante un nuevo día. Cada segundo, cada minuto, sentía que su pecho se rompería en pequeños fragmentos incapaces de agruparse nuevamente. Respiraba con dolencia, percibía el dolor de aquellas palabras que tan fácilmente le caracterizaban “Hipócrita, narcisista” ¿De qué servía gozar de un sublime cuerpo envidiable si su corazón yacía teñido con oscuridad y rencor? ¡Absolutamente nada!  Quizá, no merecía aquella vida repleta por lujos, joyas e infinidad de elementos reales. Se imaginaba que, seguramente Mushroom… su tan amado reino, yacía en un mejor estado sobre las manos del joven caballero… aquel que cautivó su corazón… Rememoraba con nostalgia el hermoso día en que finalmente el castaño tomó su mano… Al fin cumplirían el sublime sueño de casarse con quien en su criterio consideraban era el indicado. Su mayor anhelo se cumpliría con aquel rose de labios… un cálido rose, tímido cuan viento sobre las finas rosas. Aquellas flores temerosas que daban la tierna impresión de ser infantes. Hermoso. No obstante, el amor fue apagándose cuan llama digna de una vela blanquecina, alumbrante ante la traicionera oscuridad. Con la llegada de Meta Knight, Peach se percató de sus verdaderos sentimientos. Realmente no amaba tanto al castaño como se lo había dicho en múltiples ocasiones, aprovechándose de aquella actitud tan ilusa que le caracterizaba. ¿Por qué? ¡¿Por qué sólo a ella?! ¿Acaso era un castigo divino? No… tan sólo era el físico. Realmente el castaño nunca le importó. Nunca le amó ni adoró como tantas veces le había dicho, utilizando aquel tono hipócrita sobre sus vocablos “Te amo… más que a nadie”. ¿Por qué? Como anteriormente se aclaró… el joven castaño no poseía un rostro sublime, capaz de cautivar a cualquiera. No obstante, el guerrero era verdaderamente atractivo ante las miradas femeninas. Debía de conquistarle como fuese, utilizando su cuerpo si hubiese sido realmente necesario. Sin embargo, se olvidó de un elemento bastante significativo. Su actual esposo. Sin lugar a dudas, entre aquel guerrero y el castaño yacía alojada una hermosa amistad, capaz de corromper cualquier ser maligno que intentase separarles sin éxito alguno… ¿Quién era aquel ente siniestro? La joven princesa… Intentaba con desespero el envenenar su amistad, con el propósito de que ambos lucharan por su amor… Vaya fantasía. Meta Knight poseía demasiado orgullo como para rogarle a un individuo su amor, y Mario…. pues… al parecer él si ejercería aquellas acciones con tal de conseguir lo que tanto anhela. El castaño sabía perfectamente la actual situación, pues aquellos repentinos cambios por parte de la joven le hacían dudar sobre su relación. Tantos atisbos, muy pocas respuestas para cada uno de estos, preocupándole exageradamente. No obstante, confiaba plenamente en su esposa, que aún le seguía amando… tan iluso. El ser capaz de engañar a alguien no es digno de una gran hazaña… era todo lo contrario. Aquella persona, te otorgó su confianza… aún más de la que realmente necesitabas. Pensar en ello le hería, le hacía sentirse mal, como si estuviese entre la vida y la muerte en aquellos instantes de su mísera existencia. Abrazó al príncipe, aferrándose a sus finos ropajes cuan gato sobre un sillón. Extrañaba con desespero el percibir esa bella sensación de calidez, amor… todo lo que alguna vez deseó, ahora se le era negado ¡O incluso! Lo desechaba cuan basura, un elemento sin valor significativo ante su criterio. Odiaba el ser tan hipócrita, todo con aquel afán de adquirir eso que tanto ansía exasperadamente. El ver por su bien propio, olvidándose completamente de su alrededor, ese que tanto le admira… incautos. Piensan, que la joven princesa, como cualquier admirable soberano, poseía valores múltiples, caracterizándose por ser alguien de bien, responsable y protector… sin embargo, es el peor ejemplo que se le podría dar a un pequeño infante. ¿Esto es lo que se merece Mushroom? ¡Obviamente no!... pensaba con desánimo. Se merecían algo más ¡Un individuo que realmente esté dispuesto a respetar su actual nación! A quererla, amarla, idolatrarla como si fuese su madre… Un horrible lugar ubicado sobre un cruel mundo. La futuras generaciones presenciarán las más devastadoras batallas, divisándolas como algún elemento poseyente de extrema estimación, que se ejerce con normalidad gracias a las múltiples ambiciones dignas de los gobernantes, que perdurará hasta siempre, que el asesinar es correcto, gozar  del sufrimiento ajeno, observar detenidamente aquel río sangriento carmesí forjado por sus antecedentes… sabiendo que ellos, han contribuido en su incremento. Donde la ambición de poder es incluso más grande que la paz entre naciones que decían llamarse “hermanas” y finalmente terminaron convirtiéndose en los peores enemigos jamás antes vistos sobre estas traicioneras tierras. Tal como sucedió con Mushroom y Revolution… Aquellas patrias, hermanas, compañeras, encargadas de auxiliar a sus contrarias durante las batallas. Se apreciaban… no obstante, todo cambió a causa del narcisismo, el querer fomentar envidia entre personas… nada más y nada menos que la hoy gobernante de Mushroom… Peach. Aquella bella joven, de aspecto envidiable y sublime ante la vista. Denominada por algunos “La mejor creación de Dios”… Sin embargo ¿Era realmente cierto?- Necesito a alguien que me entienda… que entienda estos sentimientos ¡Que me siento verdaderamente mal con ellos dentro de mí! ¡Que tengo sentimientos! ¡Que no soy un maldito monstruo sin corazón! ¡Ni mucho menos un demonio digno del más allá! ¡Que soy una persona como cualquier otra que viva en este asqueroso mundo de mierda! Donde ser hipócrita es importante, donde es raro decir la verdad pero es normal decir mentiras ¿¡Cómo fue que terminamos así!? ¡Ayúdame! ¡Ayúdame por favor! ¡Te lo suplico! ¡Intenta ayudarme! ¡Haz el intento! ¡Por favor! ¡AYÚDAME! ¡NO QUIERO SENTIRME MÁS DE ESTE MODO! ¡QUIERO ACABAR CON TODO ESTO QUE ME HACE SUFRIR! ¡QUIERO MORIRME! ¡QUIERO MORIRME! –Lloraba sin desconsuelo, sintiéndose horriblemente mal al ejercer tales acciones, mostrarse como alguien paciente, sin embargo era todo lo contrario. Comenzaba a odiarse, como si fuese un monstruo al cual asesinarían sin piedad existente. Recordaba con recelo las reducidas ocasiones en las cuales se le otorgaba un mínimo manifiesto de cariño. En diversas circunstancias, incluso sus propios padres, se olvidaban por completo de su mísera presencia, siendo un estorbo para aquella familia. Su padre deseaba con exasperación el que su hija poseyese valores dignos de cualquier soberana. Su madre anhelaba que gozase de belleza envidiable, sublime ante la vista. Para su fortuna real, todos y cada una de estas ansias se les fueron concedidas… o al menos esto creían. Creció envuelta entre mantos lujosos, portando los más finos ropajes. Sin embargo… no era feliz. Al poseer un comportamiento relativamente “Real” su atención se agrupaba mayormente sobre su prima/hermana, Daisy, quien conservaba comportamientos que contrastaban ante los previamente impuestos, manifestándolo con su rudeza, sus vocablos, entre otros elementos. Por varios años intentó imitar aquellas acciones sin atisbo de éxito, todo con el único afán de que se le proporcionase la más mínima atención. No obstante, al contrario de su hermana, quien se le hacía reflexionar utilizando pronunciación sensible para “mejorar” su comportamiento, a ella, le hicieron comprender su puesto como próxima soberana de Mushroom a golpes. Al ser la mayor, se le sometía a diversos ejercicios simulando su cargo, generándole estrés constantemente, pues la presión familiar le hacía efectuar a la perfección cualquier ejercicio. Todo esto, forjó el rencor sobre su ser. Necesitaba recurrir a la atención inmediata, por lo que comenzó a dirigirse de manera atenta a sus contrarios, poseyendo como único afán el obtener su completa atención. Había individuos que simple y sencillamente no le importaban en lo absoluto, por lo que ganaba su confianza y completa atención, para después utilizarle en diversas circunstancias. Sentía tanta superioridad ante los demás, creía que finalmente adquiriría toda la atención que alguna vez deseó fuertemente. Sin embargo… algo más había invadido su oscuro corazón, teñido de rencores, odios, hipocresía y narcisismo…la soberbia. Aquel sentimiento de superioridad ante los demás… un horrible pecado. Esa bella imagen encargada de cubrir una inmensa crueldad, aparentando ser aquel hermoso ser, la creación más sublime jamás vista… intentando solapar el sol con un dedo. Dispuesta a matar a cualquiera que estuviese determinado a corromper sus planes, cubriendo su culpabilidad entre las sábanas del poder tan inmenso que poseía como soberana. Aprovechaba en exageración, cuan naranja siendo exprimida, colocando hasta la última gota sobre aquel vaso cristalino, donde todas las demás yacen inmóviles, esperando sesgamente el ser digeridas…  

Meta Knight y Martín

Yacía caminante junto al joven albino, quien aparentaba el estar sobre un estado de nerviosismo, manifestándolo con mayor fuerza en su voz entrecortada. Era una pronunciación suave, como si se estuviese dirigiendo a un pequeño infante incapaz de comprender instantáneamente. Concentraba toda su atención sobre los vocablos declamados por el ángel, evitando el distraerse con facilidad ante cualquier elemento terciario alrededor de ellos. Eran acompañados por el dulce ulular digno de los búhos, forjando paulatinamente un hermoso y sesgo ambiente, extrañamente visto sobre estas tierras tan sangrientas nombradas “Mushroom”, poseyentes de historias valerosas… y otras tantas repletas por crueldad. El viento silbante azotaba con delicadeza aquel frágil ramaje, originando que en algunas ocasiones, múltiples hojas se desplomasen contra el rígido suelo, siendo quebrantadas sin atisbo de culpabilidad. Charlaban de temas variables, diversos gustos, aventuras y disculpas… un momento ¿Disculpas? Efectivamente. Por más orgullo que el caballero poseyese, tal y como cualquier individuo yaciente sobre este mundo, percibe sensaciones agradables, horribles, etcétera. El joven adonis comenzó a disculparse por sus actos, evitando llegar a un punto de exageración y forjar hostigamiento sobre el ambiente. “¡N-No es necesario que te disculpes! ¡En serio! ¡No es necesario! No hiciste nada malo, simplemente estabas de mal humor y ya… ¡Cualquier persona conoce este estado y lo ha sentido! ¡No eres el único!” Exclamó con exasperación. El joven de cabellos nevados evitaría a toda costa cualquier horrible sentimiento dentro del guerrero, por lo que evitaría causar alguna emoción de este tipo, empeorando incluso su ánimo. Debía protegerle, después de todo… le amaba aun siendo considerado como alguien frío, calculador y carente de sentimiento alguno. Aún si no conservase aquel puesto de caballero, le seguiría amando, protegiéndole ante cualquier adversidad presenciada. Su misión era esta… ser su ángel guardián hasta que alguna fuerza maligna sea lo suficientemente poderosa como para separarles, corrompiendo aquel sublime vínculo que ambos yacían conformando. Sabía a la perfección que el caballero carecía de confianza, por lo que aún no podría considerarle un amigo, sin embargo, no se rendiría hasta obtener su amistad plenamente, demostrándole su escasez de maldad, manifestándole su cariño incondicional… aunque no fuese correspondido. Apaciguándole si fuese realmente necesario, ¡Forjar nuevamente aquella confianza que alguna vez le caracterizó! Admirar su sesga sonrisa… una belleza. El físico no le importaba en lo más mínimo como a la mayoría. Simplemente ¡Era feliz gozando de su compañía! Aunque su contrario prefiriese la soledad.- Es sólo que… no me parece justo que te hayas sentido tan mal a causa de mi orgullo… que, deposité en ti todo mi enojo al estar segado por este… simplemente no podía dejar de pensar en ello, en lo mal que te hice sentir... –Martín era un joven de corazón blando, perdonando sus acciones a cualquiera que le hirió en alguna ocasión, olvidándose del rencor que muchos tienden a resguardar hasta morir. “No te preocupes mi caballero… yo estoy aquí para protegerte y proteger a todos… no soy como la mayoría, no guardo rencor ni mucho menos odio hacia otros… yo perdono, porque estoy seguro que esa persona podrá mejorar al pasar del tiempo… confío en ello…” Dirigió con delicadeza su mirada zafiro hacia el mayor, demostrándole que todo lo anterior dicho era verídico. Justo después de otorgarle aquel atisbo, sonrió cálidamente, cuan joven infante ante sus variables gustos. El caballero ejerció igualmente la última acción, devolviéndosela en muestra de agradecimiento momentáneo, para acto seguido, declamar utilizando volumen bajo sobre su voz.- Gracias… -Ambos, se dirigieron entre charlas y risas a un sublime lugar, iluminado por aquellos tímidos rayos de sol, manifestando la llegada del nuevo día, traspasando por entre el follaje danzante. Martín yacía observando cuan infante aquel sesgo ambiente, percatándose de cada detalle sobre este. El transcurrir del agua apaciguaba levemente a ambos, forjando relajación. El albino se dirigió con presteza al lago, presenciando el danzar de aquellos peces. Su reflejo yacía inmortalizado sobre el agua cristalina, aquel sublime líquido, menester para cualquier ser viviente. Elevó levemente su vista, percatándose de un elemento que en su criterio consideraba impresionante. Sobre el lago, yacía emergente una inmensa agrupación de tierra, y plantado sobre su centro está un sublime árbol de cerezo, adornándole. Varias de sus hojas caían paulatinamente con dirección al lago, desplomándose. “¡M-Mi caballero! ¡Mira!” Exclamó con exasperación, intentando captar la completa atención del nombrado, señalando igualmente el lugar que en instantes anteriores yacía admirando cuan obra de arte. Meta Knight observó detenidamente el lugar que su contrario señalaba, quedando absorto ante este. Eligió un lugar sesgo, tranquilo, con el propósito de charlar junto al ángel, tal y como se lo prometió a Hikaru. No obstante, nunca creyó que este sitio terminase siendo asombroso y sublime para ambos. Creía que simplemente “pasarían el rato” y finalizaría aquella promesa. Sin embargo, una idea bastante buena ingresó a su mente.- Oye Martín… qué tal si vamos a ese lugar y platicamos un rato… -El joven albino le miró estupefacto para acto seguido preguntar inocentemente “¡¿En serio?!” Su contrario asintió instantáneamente en atisbo de aceptación, emocionándole. “¡Gracias, mi caballero!” –Sin temer ni dudar, ingresó al sesgo lago encargado de proteger a aquellos tímidos peces entre otras diversas especies acuáticas que residen sobre él. Elevó su cabeza instantáneamente con el propósito de respirar nuevamente y evitar el ahogarse. A comparación del frío yaciente sobre aquel lugar, la temperatura del lago era soportable para cualquier persona, como si fuese una tina repleta por agua cristalina. Sacudió sus hermosos cabellos blanquecinos cuan perro al finalizar su baño. El caballero quedó levemente confundido ante las acciones previamente ejercidas por el albino, ¿Por qué ingresó al río poseyendo alas? No obstante, concibió su significado verídico al percibir como el joven jugueteaba cuan infante con los peces, persiguiéndoles en algunas ocasiones, soltándolos al instante de haberles cazado. Sonrió… tal y como si fuese su padre. “¿Vas a entrar?” Preguntó con felicidad radiante sobre su juvenil rostro. Anhelaba el disfrute de ambos ante aquella “charla”. Nunca en su corta vida había presenciado personalmente un sublime árbol de cerezo ¡Ni mucho menos sobre el agua! Era tan increíble…-¿Ah? Permíteme…. -Declamó sosiego, para acto seguido, retirar aquella armadura metálica que tanto le caracterizaba, vistiendo únicamente su camisa, pantalón y… su máscara nuevamente reconstruida. Justo después, ingresó al lago, salpicando levemente a su joven acompañante. “¡Oye! Jejeje… ¿Por qué no te quitas la máscara?” Preguntó tímidamente. Se imaginaba que incomodaría al caballero, originando que aquella charla llegase a su fin. No obstante, como si alguna estrella fugaz cumpliese su cometido por primera vez en esta vida, el caballero contestó sesgo…como siempre lo hacía.- Cuestiones de identidad muchacho. Un caballero nunca debe mostrar su rostro ante terceros, a menos que sea algún familiar principal… -Esta oración declamada con anterioridad, originó cierta tristeza sobre el ser de aquel joven ángel, pues conocía perfectamente la desconfianza extrema del caballero, llevándole en algunas ocasiones recelar de quienes realmente llevan buenas intenciones consigo. Un caso perfecto sería él mismo… Como quisiera que me tuvieses más confianza… pensó tímidamente. “¡Ah! ¡Es cierto! Bueno…entonces ¡Vamos, mi caballero!” Exclamó ocultando su leve tristeza… evitaría a toda costa que el joven caballero percibiese cualquier horrenda sensación… aunque esto comprometiese su felicidad personal. La ubicación de aquel árbol no yacía por la lejanía, llegando con presteza a esta zona. Martín sentía sus ropajes humedecidos gracias al agua digna del lago, originando así un peso levemente mayor. Ahora, agreguémosle que no tiene conocimientos inmensos sobre natación, por lo que podría ahogarse fácilmente. Sin embargo, yacía acompañado por su caballero, agrandando de modo significativo su determinación actual. Llegaron al árbol que anteriormente les había dejado tan absortos, admirándole detenidamente, percibiendo cada detalle sobre este. Les parecía sublime ¡Incluso más que una  simple obra de arte! Martín era el más impresionado de aquel par, quien actualmente yacía con frío gracias a sus ropajes humedecidos, junto al acompañamiento del sesgo ambiente. El sol brotaba paulatinamente desde el inmenso horizonte, indicando la llegada del nuevo día. “Wow… es hermoso….”.- Ciertamente… -Contestó solemne, admirando de igual modo la sonrisa pintada sobre el rostro del joven Uirusu. Una tímida hoja de cerezo se precipitó contra la nariz del caballero, causándole leves cosquillas. Retiró la hoja, para acto seguido tomar asiento sobre la húmeda tierra. Debía admitirlo, requería recibir un descanso ante toda esta locura; días, y semanas siendo soberano temporal de Mushroom, el creador verídico de aquella estrategia… extrañaba fuertemente la sesga vida exuberante en Dreamland… anhelaba el volver. “Con permiso…” Pronunció el albino, para después sentarse justo al lado del guerrero. A comparación de como imaginaban aquella charla, entre risas, jadeos   ̶l̶a̶ ̶f̶a̶l̶t̶a̶ ̶d̶e̶ ̶a̶i̶r̶e̶ ̶c̶o̶n̶ ̶l̶a̶s̶ ̶r̶i̶s̶a̶s̶ ̶¬̶¬̶ ̶c̶o̶c̶h̶i̶n̶@̶s̶   entre diversos elementos… yacían envueltos por el inmenso manto del rotundo silencio que les cubría cuan cobertor durante el frío. Ninguno poseía el suficiente valor para dar inicio a una extensa conversación, repleta por todos y cada uno de aquellos elementos anteriormente nombrados. Anhelaban la voz del contrario… Hasta que…decidieron comenzar la charla… aunque no de la mejor manera existente. “Emmm… ¿Por qué no nos tienes confianza?... me refiero a Hideaki, mi hermano y yo… No tenemos malas intenciones…” Ante ésta pregunta, el joven adonis respondió.- Muchas personas como ustedes que han afirmado tener buenas intenciones, me han traicionado… por ello no confió en todos rápidamente… yo, aún no puedo considerarte como un “mejor amigo”… simplemente como un conocido y aliado… lamentablemente… -Aquella pronunciación sobre los vocablos, manifestaban su actual desánimo, cosa que el joven Uirusu percibió al instante. “¡Tr-Tranquilo! Entiendo… pero…  una pregunta, por qué si me consideras sólo un aliado, me permites llamarte “mi caballero”…” Meta Knight dirigió su encantadora mirada aperlada al joven ángel. Justo después, contestó con calidez cuan padre, susurrante cuan ulular de búho durante el intenso anochecer. – Es… porque me recuerda a una persona muy querida por mi…  

~ Yo también era su caballero… ~

“El pasado nunca se va, le gusta esconderse entre la música, la calle, los sueños, los recuerdos…. y en la gente”

Fin…






}Holiwis mijitos y flanes míos ¿Cómo han estado :3? espero que bien shido. Pero weno… ¡EN ESTA OCASIÓN! me atrasé un día, no como en la parte anterior que fue casi un mes entero sin historia de hecho fueron 3 semanas pero weno.. ;_; espero logren perdonarme mijitos del alma, saben que los jamo un chingo uww 

¡ASÍ QUE!...


5 curiosidades de: Librándose de las cadenas - La oportunidad dorada

1-Al inicio de la historia se les presenta 2 peleas, Meta Knight vs Luxían y Josmar vs Martín. En este punto pude percibir la dificultad que conlleva el crear el boceto de la historia, escribirla y revisar la redacción, además que debes causar emoción sobre el lector, de modo que cuando lo lee, vaya imaginándose la pelea, los pensamientos de los personajes etcétera… evitando lo mayor posible el recurrir a imágenes, ya que con esto se pierde MUCHÍSIMO la dificultad del reto que cualquier escritor de ficción y peleas debe tomar. En mi caso soy una novata, por lo que debo mejorar al escribir una pelea… 

2- Una aclaración muy simple, un peso que me ha seguido incluso aquí, en esta historia… ¡NO HAY YAOI, FLANES! ¡No he aclarado alguna relación homosexual más que la de Yasahime y Karen! que hasta ahora es la única cannon.

3- Esta historia es la número 3 (no me digas ¬¬…) ¡Pero! en cuanto a la historia en general  “La leyenda de los cinco reinos” esta historia cuenta como el 1% de toda la historia… así que no llevamos mucho que digamos.

4- ¿Recuerdan “De regreso a Edo?” Pues bien, esta historia cuenta con más caracteres que esa (eliminando los espacios) La historia anterior mencionada cuenta con 7 partes y un extra. Y esta actual cuenta con 4 partes (2 de estas con 1 hoja de más)  ¿Magia negra? o será mi progreso

5- Esta historia cuenta con nada más y nada menos que…
Palabras – 19,993

Y con esto espero hayan disfruta esta historia uwu como yo la disfruté escribiendo 

Ahora si… 


¡Bye!~
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Siguiente historia: Kenkai – El mundo espejo


Fecha de publicación: martes 31 de julio de 2018



12 de julio de 2018

🌟⚔🔓 Librándose de las cadenas - La oportunidad dorada: Capítulo 3 🌟⚔🔓 + Disculpas disculposas(?

Librándose de las cadenas
La oportunidad dorada

Capítulo III

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Un fuerte viento azotaba con ímpetu aquel frágil ramaje. Los pasos de ambos jóvenes resonaban gracias a las crujientes hojas yacientes del suelo, manifestando con cautela su ubicación vigente. El dolor en su brazo menguaba con lentitud, causándole un leve hostigamiento. La medida de ambos variaba, apreciándose claramente ante sus pasos presentados. Carraspeó ligeramente con el propósito de entablar una conversación por más breve que fuese.- Ciertamente…no entiendo como pude protegerte –Declamó consternado. El haber auxiliado a un individuo el cual considera en su criterio que la vida no posee ni goza algún sendero le hacía sentirse extraño. La razón era simple. Desde que aquella joven ingresó a su vida, intuyó el significado verídico de esta. No constituía en sólo “nacer, crecer, destacar, efectuar metas, caer y finalmente morir” Como cualquier caballero, ante las impetuosas exigencias por parte de sus docentes, asimiló múltiples elementos, tales como la prohibición de sentimientos amorosos hacía terceros, manifestación de agotamiento ante sus contrarios etcétera. Sin embargo, aquella joven originó que el caballero vulnerase las regletas impuestas. Un amor incondicional nació en su pecho, lágrimas desesperantes manadas por sus ojos. Quizás aquella sensación era realmente ¿Amor? Un nuevo sentido ingresó a su vida…el proteger…no sólo a la nación de donde proseguía, sino también a su verdadero amor “Entiéndelo caballero, soy demasiado apuesto como para que te me resistas” Exclamó incauto, obligándolo a interrumpir su “mundo de ensueños” momentáneamente. Olvidó lo fustigante que aquel chico lograba ser. Sin embargo, con forme el tiempo transcurría, comenzó a tomarle cariño, considerándolo (Por más  sorprendente que aparente ser) un amigo…o compañero. Ambos competían por el amor de la joven, originando que en algunas ocasiones soltase risas ante aquellos simples combates, los cuales no perduraban  más de diez minutos. Una ligera brisa forjó la danza entre sus cabellos, azotándoles con delicadeza. Envueltos por el manto estelar, observaron absortos las sublimes estrellas dignas de este último. “Un deseo anhelado desde tu corazón se cumplirá, cuando a la luna desde la noche puedas contemplar. Suspirar tu único labor será, el deseo del corazón se hará” Decían múltiples leyendas. Al joven y adonis caballero le parecía algo absurda aquella leyenda. En la actualidad no yacía ningún atisbo que expusiese su veracidad. Sin embargo… aunque terminase siendo un completo fracaso, merecía la pena el intentar. Soltó un ligero suspiró, otorgándoselo al hermoso astro que irradiaba luz nocturna.- Anhelo de todo corazón, que aquella joven corresponda mis sentimientos…por otra parte, si no fuese de este modo, le otorgó mi bendición con el propósito de observar su felicidad irradiar ante aquel ser querido…Le amo….incluso más que ello, sin embargo, si no puedo ser correspondido…al menos seré feliz…sabiendo que ella también lo es. –Podría aparentar ser alguien frío, de carácter lúgubre, corazón cuan hielo, carente sentimentalmente. No obstante, era todo lo contrario. Anhelaba la paz, poseía un corazón blando, dispuesto a todo con el simple afán de auxiliar. Como todo respetable y honorable caballero debía ser. Recordaba aquellas palabras inmortalizadas sobre su libro favorito “La leyenda del caballero” con el propósito de cotejar su situación actual. Sin embargo, ambas circunstancias diferían tanto entre sí que le era casi casi imposible el compararlas. Yaciente  de hostigamiento gracias a Hikaru, anhelaba el término de esto. El silencio abundaba entre ellos, originando extrañas sensaciones dentro y fuera de sí, como si ansiasen con desespero las palabras del contrario… ¡Era imposible! Tal como el agua y el aceite…una alianza bastante absurda dentro de su criterio. Sin duda alguna, la paciencia no era su virtud principal, provocando en múltiples ocasiones, una contienda verbal que eventualmente se convertiría en física. “La noche me recuerda a alguien muy especial…” Carraspeó levemente al finalizar aquella oración poseyendo como intención principal obtener el entero interés del caballero. Aunque no fuese de aquellas personas que buscan estar relativamente “bien” con todos, se fustigaba prestamente ante el silencio, obligándole a localizar alguna fuente de sonido…por más reducida que esta fuese…olvidándose de aquel orgullo tan abrillantado.-… ¿Especial? –Preguntó con curiosidad esperado alguna respuesta por parte del contrario. “Especial” ¿A qué se aludía utilizando aquel adjetivo? Una chica tal vez…pensó. Sin embargo, la respuesta que se le otorgó fue totalmente diferente.- Si… y a esa persona ¡Le diste un putazo! ¡Pinche pendejo! –Concibió con perfección el significado verídico de “aquella persona”. Martín Uirusu…el joven a quien yacían buscando. Aquel joven poseyente de un corazón blando y fiel… Sentía extrañeza dentro de sí. Culpabilidad…- Te prometo una cosa, en cuanto lo encontremos le citaré fuera del castillo para charlar sobre esto…Con una condición…que me dejes de chingar…y hacerme sentir más culpable de lo que ya –Exclamó con ímpetu. El sentimiento de culpabilidad percibido era evidente, manifestándolo mayormente en su voz. “Si claro… quisiera verlo” El odio aumentaba constantemente, obligando al joven caballero a permanecer silencioso, rebajándose bastante ante su contrario. ¿Orgullo? Lo poseía, no obstante, debía permanecer sesgo, evitando recaer ante la ira. “¡Eh! ¿Dónde está tu orgullo ahora? ¿Acaso te deje sin palabras?” Pronunció el castaño acompañado de una sonrisa triunfante. Hostigado ante aquella actitud, respondió.- Todo lo contrario, gozo de las suficientes palabras para hacerte guardar silencio, por otro lado, mi intención no es que alguno de los dos recaiga en la furia. Créeme que prefiero callarme a provocar una estúpida pelea… respeto a mis aliados, evitando crear contiendas con ellos ¿Comprendes, joven Okami? –Aquellos vocablos dejaron inmutado al anterior nombrado.- No esperabas esta respuesta ¿Cierto? –Ambos poseían un orgullo bastante abrillantado, por lo que era dificultoso el aceptar los errores cometidos ante su contrario. Sin embargo, Hikaru evitó astutamente la ira que recaía sobre él, obligándole a comenzar una contienda sin fundamentos sólidos más que aquellos indiferentes vocablos. En vez de todo lo anterior, sonrió cálidamente, confundiendo al más bajo. Caracterizado como una persona sagaz, presentía con máxima claridad que el caballero respondería indiferentemente, utilizando vocablos que le ayudasen a triunfar y silenciar a cualquiera.- ¿Cuál es la gracia? –“Simple. Suponía que dirías algo en contra mía con el único propósito de “Callarme”…Digamos que ya “Sabía” lo que me dijiste anteriormente; cambia tu modo de hablar y entablar una conversación contantemente, así tus patrones de habla serán más complicados de transcribir, evitando falsificaciones por “tu parte”…” Un buen consejo a utilizar con propósitos de protección ante esta era tan peligrosa, donde la falsificación textual causaría un conflicto incluso nacional.- Gracias –Respondió con seriedad. Ante aquella sublime tranquilidad; era admirable aquel reluciente astro nocturno, quien poseía el cometido de iluminar al llegado del anochecer. Donde las sombras retoman todo lo que se les arrebata con crueldad durante el día, originando estragos constantemente. Excelente habiente para una guerra, atacar con brutalidad sobre el enemigo, destruyendo vidas, destrozando familias, despedazando  ciudades… Horrible ¿cierto? Entre los abundantes árboles, yacía oculto un joven infante, quien anhelaba salvar su vida ante las contiendas ahora presenciadas. Siendo habitante de aquella zona perteneciente a Mushroom, los combates se producían frecuentemente, forjando de este tema algo relativamente normal durante su hablar diario” ¿Cuándo parará esto?...” Pensaba con máximo pavor. Su familia., sus amigos ¿Cuál sería su estado actual? ¿Acaso estarían muertos?...Poseyente de un extremo temor ante las afueras de aquel bosque en penumbras, percibió con claridad los pasos de terceros, aumentando considerablemente su angustia, originando pensamientos negativos sobre su mente. “Se dice que este bosque es una copia barata del bosque Kurai en Alternative” Decía una voz utilizando sorna sobre la pronunciación de aquellos vocablos.- Cada uno posee una historia diferente que lo hace importante –Pronunció otra, perturbando con lentitud al joven infante. No obstante, aquella voz le apaciguó levemente, pues la entonación que poseía era cálida, cuan padre sobreprotector.- Por ejemplo, Kurai es importante por Akairy, personaje importante para la historia de los Shando. Y este bosque, Yugure, posee la leyenda de “La mujer dormida” ¿Verdad?, así que técnicamente no es una “copia barata” de Kurai…aunque debo admitir que la historia de ese bosque es más interesante que la de este  -El infante de cabellos achocolatados optó por permanecer silencioso, evitando captar atención. Se deleitó con aquella cálida voz digna del joven caballero, percibiendo una extraña sensación de protección que tanto anhelaba. Tanto las voces como los pasos fueron disminuyendo su intensidad, manifestando la retirada sobre aquella zona. Sin embargo, el joven infante ansiaba con desespero el poder contemplar nuevamente aquellos sonidos, pues le hacían percibir una fuerte sensación de protección….fuese quien fuese. No obstante, un tercero dio término total a su inmenso pavor, dejándole sobre un eterno y dulce sueño, del cual no sería capaz de abandonar. Este sería su nuevo hogar, sin preocupaciones ni dolor…. ¿Cierto?- ¡Eres un maldito idiota! ¡Mi brazo está empezando a arder y es toda tu culpa! –“¡Tú me hiciste encabronar con lo de Martín! ¡Ahora te friegas!” Cuan agua y aceite. La combinación de ambos elementos era algo absurdo…demasiado. Un giro inesperado, literalmente, pues en ocasiones le harían pensar a cualquiera que yace admirando a los mejores amigos del mundo, no obstante, a veces las circunstancias, al no ser muy correctas, pueden dar la impresión de ser los peores rivales sobre aquel mundo. Unas veces abundaba la paz y otras…pues…el orgullo. Justamente yacían riñendo cuan infantes sobre el joven Uirusu y su escape tan repentino gracias a la actitud del caballero, quien por supuesto en su criterio no consideraba el optar por silenciarse, forjando así una pelea un tanto absurda. Los segundos transcurrían cuan cascada, paulatinamente, permitiéndole al sublime silencio abundar aquel ambiente, incomodando a ambos jóvenes. El resonar de sus zapatos era el único sonido capaz de percibirse. ¿Estaban arrepintiéndose sobre sus actos? No… ¿Cierto? Quizá…Aquel ulular tan sesgo digno de los búhos ayudaba a mitigar levemente la pesadez del ambiente. Aquellos inmensos árboles que les rodeaban, sus hojas entreabiertas, gozando la luz que se filtraba entre estas. El viento silbante quien durante el anochecer permanecía silencioso, captando atención al zarandear el frágil ramaje.- Dónde está esa cueva –Pronunció el caballero, quien comenzaba a hostigarse gracias al inexpresivo ambiente.- Debe estar cerca ¿No? Digo… el frío está comenzando a elevarse, por lo que estaríamos cerca de la frontera con Revolution y Sarasaland…-“Buena observación caballero. Y si, efectivamente, yacemos cerca de la zona fronteriza, por lo que la cueva no debe quedar tan lejos”  Respondió solemne. Y nuevamente aquella estupidez volvió a repetirse. Cuan niños pequeños. Imaginando que nunca volverán a verse directamente al rostro, apenas transcurren cinco minutos y comienzan a reflexionar sobre sus actos. ¿Qué fue lo que hicieron mal? ¿Volverá su amistad  forjarse? ¿Ambos se perdonarán?... como el agua y el aceite. Los minutos transcurrieron con sosiego acompañados de múltiples risas (por más leves que estas fuesen). Un sesgo ambiente repleto de paz…. O al menos eso percibían. Su distracción alcazaba tal punto de no recordar la guerra que yacía arremetiendo a los habitantes del sur. De pronto, se dio el primer atisbo de esta… el estruendoso ruido de un cañón. Aquellos dolorosos  gritos abundaban el ambiente, forjando terror, miedo, perturbación…Una escena bastante horrible ante los ojos humanos, e incluso, animales. “La guerra… ¡La guerra, Meta!” Exclamó con desespero.  Ambos recordaron al joven Uirusu, preguntándose su estado actual. Era lo que más les preocupaba, encontrarle. Sin embargo, un elemento de aquella guerra les atajó levemente. Sobre ellos, caía cuan meteorito un inmenso escombro, alertándoles con presteza. No obstante, el único que realmente se había percatado de esto era Hikaru, por lo que olvidándose completamente del orgullo, exclamó impetuosamente. “¡Meta, cuidado!” Sin temer ni dudar, tomó violentamente el antebrazo de su contrario, lesionando aún más la herida que poseía en aquella área. Al distanciarse de aquel objeto, ambos cayeron al frío y rígido suelo, sufriendo daños relativamente leves. El escombro no se demoró en impactar contra el suelo, originando un inmenso socavón sobre este. Jadeaban a causa de aquel susto, sus corazones latían cuan tambor, ahora el miedo yacía por entre sus venas carmesí. “¿Estás bien?” Preguntó el Okami, quien miraba con temor al contrario.- Si…-Contestó casi instantáneamente. Su brazo además de punzar, ardía cuan herida infectada…y quizás lo estaba. “¡Malditos  Edotenienses de mierda! ¡Todas las guerras son por ustedes, malditos inhumanos sin corazón!” Maldecía impetuosamente. La sensación percibida en su cuerpo como en su ser era horrenda, un miedo descomunal rehusándose a retirarse; debía cumplir con su cometido…matarles lentamente…sin pizca de piedad existente.- Espera…no hagas más ruido –Declamó cautelosamente. Era de esperarse que aquel miedo les inundase por completo, obligándoles a utilizar medidas extremas y evitar causar más estragos, o inclusive manifestar su ubicación. “Martín…Ay no…No  no no no… ¡Qué le estará pasando!”.-Tranquilo, entre más preocupación tengas peor será lo que te imagines, cuando lleguemos a la cueva veremos su estado, así que no te preocupes, que peor será tu estrés…” Decía sesgo con intención de mantener estable a su contrario. Aunque por dentro…yacía temeroso, perturbado, preguntándose exactamente lo mismo que Hikaru… ¿Qué estado poseía el joven Uirusu? ¿Está muerto? ¿Vivo? ¿Escapó? ¿Regresó al castillo?...- Debemos irnos ya, si no, podría pasarle realmente algo malo –Se levantó lentamente del suelo, procurando no perder el equilibrio que poseía. Su contrario realizó aquellas mismas acciones. “Entonces ¿Qué esperamos?” Ambos jóvenes corrieron utilizando toda la presteza que su cuerpo les permitía soportar, evitando fatigarle rápidamente. Atravesaron el bosque, recibiendo leves rayos dignos de aquel astro nocturno. Mientras proseguían el viaje, observaban con terror los estragos que la guerra originaba. Senderos teñidos carmesí, acompañados de múltiples miembros mutilados gracias a las armas blancas tales como espadas. “Cuándo aprenderán a estar en paz, a mantener un mundo sin guerras absurdas por simple ambición de poder y sangre… ¿Qué es lo que realmente quieren? ¿Por qué  los únicos que sufren las consecuencias son gente inocente?... ¿Cuándo habrá un mundo sin guerra existente?...”.- Quizá nunca exista un mundo con paz…al menos hasta que los soberanos de cada reino o incluso los jefes de algún clan, dejen de poseer aquella sed de sangre y ambición por poder… -Exclamó fúnebre, pues carecía de humor para contestar… ¿Quién estaría contento admirando aquellos estragos? El enemigo, claro está. El goteante latir dentro de aquella cueva. Pasos resonantes le alertaban sobre cualquier extraño. Intentaba resguardas todas y cada una de sus lágrimas que desataban aquel dolor tan intenso que sentía. Una horrenda sensación. El imaginar ser abandonado a merced de la cruel soledad, rodeado por únicamente traición y oscuridad. Sus sollozos retumbaban fuertemente entre cada pared…cada suelo…cada gota. Culpándose a sí mismo, hiriéndose mentalmente. “Lo siento…sólo quería protegerte” Susurró cuan infante. Alzó levemente su encantadora mirada color zafiro, brillante cuan estrella, simple cuan mar. Revolvió levemente sus blanquecinos cabellos, quienes podían mezclarse fácilmente por entre la nieve. Aquellos cristales azulados, inundados de gruesas lágrimas, desatando lentamente aquel dolor interno. Culpabilidad…. sin razón para percibirle. “Las horas que pasabas tú conmigo, no pienso olvidarme, de ese cariño, de estar contigo, sólo quiero cuidarte” Una dulce voz comenzó su canto. Un cálido canto a decir verdad, tan sesgo como un río, o quizá aún más. Aquella voz, tan capaz de hipnotizar a cualquiera que le prestase atención. Hermosa, Sublime…cuan ángel. O quizá ya lo sea. Cometer pecados no es digno de estos. Una deshonra para aquella especie tan prestigiada. Guardianes enviados desde el cielo con el único propósito de proteger a quién se le asigne. Debe ser un individuo lastimado, tanto físico como psicológicamente. Que ha tolerado más de la cuenta. Alguien…que sin duda no merece morir con odio sobre su ser. El ángel debe ser comprensivo, amable pero sobre todo, protector. Estar dispuesto a dar su vida por aquella persona. Amarle incondicionalmente a pesar del rencor que rige sobre él. Tolerar aquellos cambios de humor... Debes forjar confianza, su confianza. Recobrar aquella sonrisa infantil… el brillo digno de sus ojos, destruir cualquier rencor yacente en su ser. Le amarás incluso más que a tu vida, pues de ahora en adelante, eres un ser humano. Conservarás múltiples virtudes, no obstante, perderás otras cuantas. El amar no es un pecado… el interponerse si lo es. Entre humanos y especies (ángeles, demonios) puede forjarse un amor tan sincero capaz corromper la maldad. Por otra parte, si algún miembro de aquella especie osa a interponerse entre la relación amorosa de su poseedor, será un ángel pecador. En el caso de los demonios esta norma no se aplica. “Fuiste todo para mí, tu forma de reír, mi vida la vivía por ti” Su voz entre cortada, lágrimas resbalando por entre sus mejillas, múltiples sollozos manifestando el llanto. Recordando días…días donde Edo era relativamente “seguro”. Donde conoció a su primer amor…donde perdió a su primer amor. Aquella canción le recordaba tanto a él… “Un humano… tan frágil como una rosa y tan traicionero como sus espinas” ¿Podría ser cierto? Quizá. A veces…el estúpido orgullo logra dominarnos… forjando rencor, tristeza…incluso, destruyendo amistades. Mientras, en las afueras de aquella cueva goteante, yacían riñendo nuevamente Meta Knight e Hikaru, captando completamente la atención del ángel. “Mi hermano y… ¿Mi caballero?” ¡No seas iluso! Pensaba con seriedad. Sin embargo, un vocablo declamado por “su caballero” le hizo sobresaltarse levemente.- ¡No dejaré que vuelva a sufrir de este modo por una estupidez causada por mi orgullo abrillantado! ¿Entiendes? ¿O acaso debo de repetírtelo otra vez? –Era tan irreal  ¿Sería mentira? Lo más seguro es que así lo fuese. “¡Bien! Dejaré que vayas por él. Pero, ni creas que te acompañaré”.- Deja que Hideaki me acompañe en ese caso, después de todo su hermano le tiene miedo cuando está enojado –Recalcó ajustando su postura. El yacer por debajo de alguien era algo insoportable para el caballero, ¡Y aún más si aquel era un “enemigo” a derrocar! ¿Algún día la paz abundaría entre ellos? Ante la exigencia anterior declamada por el peli-azul, Hikaru obedeció a regañadientes, pues le hostigaba obedecer a su contrario, sin embargo, no poseía otra opción en elección. Este último retiró la primera cruz colgada sobre su cuello, dándole libertad al  demonio azabache. “Hola, Mety~” Declamó utilizando un tono de sorna sobre su oración, fustigando al caballero.- Debí irme solo…-Pronunció entre dientes ante la tan fastidiosa actitud del azabache. “¡Martín! ¡Tú novio y yo estamos buscándote! ¡Sal de donde quiera que estés, wey!”.- ¡¿N-Novio?! ¿Acaso estás pendejo? –Exclamó exaltado. Su rostro blanquecino completamente ruborizado, cubierto de forma imparcial por sus cabellos azulados, dejando a la vista su leve sonrojo.  “Ahhhh, pero si bien qué te sonrojas cuando te digo que eres su novio… ¿acaso quieres con él?” Luego de que la pronunciación cesara, se alcanzó a percibir con máxima claridad un fuerte golpe seguido por un doloroso grito. “Por qué sería “novio” de él” Pronunció una voz. Ambos jóvenes quedaron absortos ante esta.- ¿Acaso es…? –“¡¿Martín?!” Era tan irreal. Un tono fúnebre y rencoroso, serio cuan demonio. ¡Era imposible!... ¿Cierto? Apareció frente a sus ojos una figura delgada digna de un ángel. Sus ojos no irradiaban aquella luz tan característica de estos. Carecía buen humor, manifestándolo con mayor fuerza en su rostro.- Martín… oye, tenemos que volver…-“¿Sin ninguna disculpa? ¡Sin duda sigues siendo aquel imbécil de orgullo abrillantado!” Tanto Meta Knight como Hideaki quedaron perplejos ante la respuesta del ángel. El demonio azabache presentía que algo malo azotaría el ambiente, originando una batalla entre ambos contrarios. Aunque no fuese una persona sagaz, percibía con lentitud como el ambiente se había transformado drásticamente. Tragó saliva, pues no se creía capaz de atajar semejante reñida que se aproximaba.- ¿Disculpa?... –Preguntó con hostigamiento. La paciencia sin lugar a dudas no era el fuerte de Meta Knight… aunque en algunas ocasiones debía contenerse, después de todo, es un caballero, por lo que poseer tanto conocimiento estratega como paciencia era menester si quería conservar aquel puesto. “Ya lo oíste…” Los pasos del ángel se fueron aproximando a la ubicación del caballero, alertándole ligeramente. “O acaso… ¡Tengo que repetírtelo de nuevo!” Declamó fuertemente, para acto seguido dirigir un fuerte golpe con dirección al rostro de su contrario, quien lo recibió de lleno al no saber cómo reaccionar. ¿Por qué recibió aquel brusco golpe sin siquiera defenderse? Fácil… no quería dañar al ángel… más de lo que ya. Al observar detenidamente su rostro, observó con claridad el moretón originado gracias al golpe anteriormente dado. Tan culpable se sintió por esto último que no opuso resistencia alguna ante el golpe que recibiría. Me lo merezco…pensó. ¿Acaso estaría olvidándose de su orgullo tan abrillantado? Calló al suelo, sin reacción ni habla, carecía de humor para esto. Ante la escena anterior descrita, el ángel reaccionó. La ira le había consumido, como si hubiese sido poseído por un ser maligno. “¡M-Mi caballero! ¡HIDEAKI! ¡Lo maté!” Declamó exaltado. Rompió en llanto ante los pensamientos que poseía. Por otro punto, el demonio azabache contenía su risa con el único afán de evitar más enfado por parte del ángel.  Abrazó con fuerza a “su caballero” quien aún al percibir aquella sensación de cariño y calidez, prefirió silenciarse momentáneamente, perturbando al joven Martín. Este último se aferró a las finas prendas del caballero, como si su vida dependiese de esto. Creía en situaciones casi imposibles cuan niño, manifestándolo mayormente con su personalidad. Tomó suavemente la mano del contrario, sintiendo las heridas en proceso de cicatrización que su mano poseía. Meta Knight respingó ante esto, exhibiendo su completa estabilidad, apaciguando al joven Uirusu, quien suspiró pesadamente. “¡Ay, Martín! ¡¿Cómo pudiste creer que estaba muerto?! ¡Si no puedes matar ni a una pinche mosca! ¿Cómo te crees capaz de matarlo? ¡Ni que fueras tan fuerte!” Reía eufórico ante las acciones ejercidas por Martín. El asesinar a un ser vivo era digno de un demonio, siendo incluso creíble a simple vista. Sin embargo, ¿De un ángel? Se debía estar delirando para creer tal ocurrencia, después de todo, ellos fomentan el amor entre sí, el respeto ante la vida… un buscador del bien. “¡B-Bueno! ¡Al menos me preocupé! ¿Qué tal si en verdad lo hubiese matado?” Seguía abrazado al peli-azul, captando la completa atención de este último.- ¿Martín?...- Pronunció levemente, alterando al nombrando, ocasionando que destruyese su agarre. “¡M-Mi caballero! Yo… lo siento mucho por el golpe ¡En serio! ¡Perdóname! ¡Perdóname! ¡Perdóname! ¡Lo siento muchísimo! ¡Puedes volver a pegarme si es necesario para obtener tu perdón! ¡Pero…! Espero me disculpes…“ Declamó acompañado de leves sollozos provenientes del llanto ejercido. Meta Knight sonrió cálidamente, para acto seguido contestar del mismo modo.- ¿Disculparte? ¿De qué?... creo, que el que verdaderamente debería disculparse soy yo… puse en peligro tu vida y todo por mi orgullo abrillantado… -Aquellas palabras pronunciadas con anterioridad, dejaron perplejos tanto al ángel como al demonio. Este último, se preguntaba seriamente ¿Ya habrá perdido su orgullo? No obstante, sin duda aún poseía mucho…demasiado a decir verdad, sin embargo, la amabilidad y reflexión fueron más fuertes. Digno de un caballero. “¿Eh?... ¡¿Estás seguro?!” Su contrario asintió instantáneamente. No comprendió el por qué, ni mucho menos por qué su cuerpo lo forjó. Un rubor tiñó su hermoso rostro blanquecino de completo carmesí ante aquellos vocablos. Bajó su mirada, exhibiendo la vergüenza que sentía. “Martín, Meta… hay que volver, no es como si una cueva en medio de la guerra fuese un lugar seguro a decir verdad, además, la intensidad de los sonidos es mayor con…” Atajó con presteza su hablar gracias a  una potente explosión, la cual había golpeado  cerca de su ubicación actual, alertándoles del gran riesgo que corrían.- Hay que salir de aquí… y rápido –Sus contrarios captaron rápidamente la información, “obedeciéndole” del mismo modo. “¡Una pregunta, “caballero”! ¿Cómo rayos le haremos para salir de aquí?  Esa explosión se escuchó no muy lejos de la cueva, por lo que puede tocarnos una de esas y matarnos ¡Digo! ¡Sólo les falta echar una bomba atómica como en la guerra de Revolution y Mushroom!”.- No creo…eso más que ayudar, originaría otra batalla entre estas dos naciones…otra vez ¡Y no estamos como para guerras en estos momentos! Además te recuerdo que sigo siendo el…rey –Pronunció hastiado. Sin duda aborrecía aquel cargo tan “hipócrita y narcisista”, después de todo, había tenido múltiples disputas con la princesa gracias a lo anterior nombrado. “¡Entonces ya vámonos, carajo! Los demás han de estar muy preocupados ¡Digo! ¡Si te mueres ahorita, se arma un pinche desmadre!”.- ¡Pues vámonos! –Todos los presentes se apresuraron a salir de aquel lugar, salvando sus vidas… o al menos momentáneamente. Tal y como predijeron al charlar, los combates comenzaban a intensificarse entre momentos, produciendo que su vida peligrase cada vez más. El viaje transcurrió entre miedo, terror, jadeos, perturbaciones relativamente leves, percibiendo gritos requiriendo auxilio…. un horrendo aroma a sangre y fluidos dignos de cuerpos mutilados. Asqueroso. El choque entre armas se hacía más frecuente en las zonas con una mayor concentración de habitantes. Armas colisionando con el rígido suelo, senderos carmesí forjados de sangre valerosa, protectora a su gran nación. Al día siguiente, lo más seguro es que se diese termino a aquella guerra, permitiendo a la paz “gobernar” sobre Mushroom. ¿Esto de verdad es poder vivir? Entre penumbras y sangre chorreante, escuchando disparos, dando inicio a una contienda más. Familias destrozadas, naciones decadentes, gritos sin auxilio existente, nulos atisbos de paz. ¿Unión entre naciones? ¿En serio? ¿Cuál es el significado verídico de todo esto? Recorrieron nuevamente aquel bosque nombrado “Yugure” observando incluso el césped teñido carmesí. Las hojas crujientes revoloteaban lúgubremente sobre ellos. Percibían absortos el lóbrego ambiente, pesado cuan roca. Los búhos habían silenciado su cantar, atemorizados regresaron a sus refugios correspondientes, “protegiéndose” limitadamente ante el peligro.  “Oigan, ¿no creen que huele mucho a sangre?” Declamó el demonio al percibir aquel inmundo aroma.- Seguro es el pasto, se ha derramado mucha sangre sobre este durante nuestra ausencia –Contestó solemne. Yacía relativamente sesgo, escuchando con atención aquellos leves sonidos dignos del ambiente. El viento silbante azotando las crujientes hojas… aunque la frialdad de este era un atisbo con propósitos de manifestar la crueldad actual. Múltiples sombras que recorren inocentemente la traicionera oscuridad, donde se transforman en débiles presas para cualquier depredador al asecho. Verídica realidad, repleta de sangre, teñida carmesí, envuelta en cuerpos inocentes, machacada por hipocresía y ambición. Crueles naciones dicen llamarse “ejército blanco” solapando el sol con un dedo. Originando guerras, destruyendo naciones vecinas las cuales alguna vez les auxiliaron. Traición. Tal  y como fueron Mushroom y Revolution; ambas tierras hermanas, socorriendo al compañero, derrocando enemigos. Unidos. No obstante, a causa de aquella hipocresía por parte de la princesa Peach, el narcisismo y engaño, originó una devastadora guerra entre aquellas patrias que decían llamarse “hermanas”… destruyendo todo a su paso. -*¿Dónde quedó esa amistad? ¿Qué pasará con mi reino? ¡¿Por qué lo hiciste?! Y mayormente… tú, la que creía mi amiga, mi hermana ¡Mi otra reina! ¡Por qué, Peach!... Por qué…*-Yacían sobre un rotundo silencio, como si algún ser poseyente de infernales propósitos dominase el lugar. Un horrendo silencio. La guerra había finalizado, milagrosamente. La mayoría de los Shando optaron por rendirse ante Mushroom, pues el frío digno de aquella frontera les había extenuado. Derrotados gracias a la enorme naturaleza que poseía aquel mundo repleto de reñidas y contiendas entre sí. Ubicaciones estratégicas vulnerables ante ataques enemigos. La población yace en riesgo. Se dice que luchar por la patria es transcendental, tanto para la vida actual como a las siguientes generaciones… sin embargo ¿Por qué “luchar” por ambición digna de un soberano es relativamente “importante”? ¿Acaso aquella ambición de poseer territorios, gozar del poder máximo nunca antes visto merece que se derrame tanta sangre? Los gobernantes de cada nación poseen múltiples propósitos, no obstante, el más importante de estos es… el proteger a sus habitantes, así como ellos le protegerán, auxiliarlos… después de todo ¿Qué sería de un rey en el ajedrez sin caballos, peones, alfiles, torres e incluso su reina?...


"Cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren"

Jean Paul Sartre




JEJEJE…ay, perdón por el pinche retraso que tuve :´v es que en serio, el pinche tiempo no me basta (ni el dinero alv), por lo que les otorgo mis mas sinceras disculpas, flanesitos :´´v espero logren perdonarme… TnT

Los jamodoro mis flanesitos/mijos ♡