30 de abril de 2018

Especial del Día del Niño (Atrasado xd) + Disculpas + Preguntas & Respuestas a personajes (Q&A)

Especial del Día del Niño atrasado xd


La infancia de Meta Knight
(Capítulo 1-2)

Final: 10 años

(Esta historia será narrada en versión humana, si xd, es que pues me da flojera investigar cómo narrar en su forma original, aparte estoy más acostumbrada a narrar de esta manera, así que, comencemos) Podría tomarse como un two shot, pues habrá dos partes de esta historia (obviamente la segunda es lo siguiente a los 10 años de edad.)

Advertencia: Se puede tomar tal y como un AU (Alternative Universe), pues así es como yo me imagino la infancia. Se toman personajes del anime “Hoshi no Kirby” (o su traducción al español “Kirby de las estrellas”, cambian muchas cosas. También, se encuentran personajes creados por mí, como es el caso de Natalia (bueno, realmente no cree yo al personaje xd, si no que su verdadera creadora es la señorita “Guitarra estrellada” dueña del blog “Meta Knight y Natalia blog”, pueden pulsar el nombre para ir directamente al blog; yo sólo cree su vestuario, ataques y clan. Bueno, sin más que decir ¡disfruten!

“Crecí rodeado de un ambiente cálido, amoroso, protegido por brazos ajenos, esperando por mi defensa…recuerdo, una sonrisa verdadera, un dulce “¿cómo amaneciste?”, cálidos abrazos inesperados, amistades irrompibles….recuerdo…una infancia feliz…” 

La ventana de su cuarto, rodeada por costinas color morado estaba abierta. Yacía dormido plácidamente en su acolchonada cama, cubierto por sábanas tan blancas como las alas de un ángel. Su rostro tapado con las mismas, con el propósito de seguir descansando más tiempo. Esperaba con ansias como todos los días la llegada de su madre, tenía la esperanza de que regresara, escuchar de nuevo su dulce voz pronunciando “Buenos días, querido”. Poseía múltiples dotes a pesar de su corta de edad, tales como cocinar, limpiar, entender fácilmente lo que se le pide entre otros. Su lectura era tan fluida como la de un joven de al menos 15 años, al igual que su cálculo mental. Uno de sus cortos cabellos azulados entró cual bandido en su boca, haciéndolo despertar. Lo primero que hizo al levantarse fue escupir el molesto cabello para después, tallar sus sublimes ojos aperlados con sus manos. Por un momento quería volver a la cama y seguir descansando, sin embargo, el estruendoso ruido de su puerta abriéndose le detuvo. Volteó tras de sí con el propósito de ver quién había abierto la puerta de aquella manera, encontrándose con su hermano mayor, un joven de pelo rosado, ojos azules cual cielo y piel blanquecina.- ¡Kirby! ¡Buenos días! –Una sonrisa sincera iluminó los labios del menor.  

-Buenos días…-Las palabras de su hermano no tenían mucho ánimo, lo cual preocupó al más pequeño.- Oye…cuándo piensas pararte, tengo hambre –Aquello lo tranquilizó, al menos no era nada grave, más que el hambre de su hermano “Dame cinco minutos, luego, podré prepararte lo que quieras”  Ahora que lo pensaba, parecía ser el hermano mayor, y no el menor. Los jóvenes rayos de sol entraron por la ventana del cuarto, iluminando a ambos jóvenes con su resplandor, como si los estuviese uniendo ante cualquier adversidad.- ¡Gracias, Meta! –Nuevamente, la puerta fue azotada de manera impetuosa, creando el mismo ruido con el que fue abierta  hace unos instantes. Ahora, el peli-azul yacía en la orilla de su cómoda cama, listo para cocinarle a su hermano, no sin antes completar su rutina diaria, buscar el frío del piso con sus pequeños pies de algodón. Una sensación sin comparación, amaba sentirla. Bajó con toda la presteza posible hacía la cocina, donde lo esperaba sentado en una silla, su hermano mayor, Kirby. 

-Recuerdo…que nuestra madre nos hacía algo especial cada domingo ¡Por lo que eso mismo haré!...pero…qué haré…-Miró a su hermano, quien ahora buscaba algo de comida en el refrigerador.- Kirby… ¿alguna idea?....- “Pollo asado” ¿En serio? ¿Para desayuno?, al joven oji-perla le pareció algo estúpido cocinar aquello a esas horas de la mañana. Lo haría sin chistar si fuesen al menos las cuatro de la tarde ¡Pero apenas eran las once y media!  Cosas por las que odiaba a su hermano era su apetito voraz y ser un maldito berrinchudo si sus peticiones no se cumplían. – Kirby….son las once y media ¿no crees que deberíamos comer algo más sencillo?, no sé…como unos huevos estrellados o un simple plato de cereal –Intentaba decírselo con todo el cuidado posible, evitando que su hermano se pusiese a llorar, lastimando sus oídos más de lo que ya. El peli-rosa quedó  mudo algunos instantes, como si estuviese sopesando lo que el menor le había dicho. Se había resignando por primera vez en su vida a yantar algo que no deseaba con todas sus fuerzas, por lo que asintió levemente con la cabeza. Meta quedó confundido ¿Acaso se había resignado tan fácil a no comer lo que deseaba? o sus explicaciones habían funcionado verdaderamente bien como para convencerlo.- Bueno…haré unos huevos estrellados –Aún seguía confundido, formulando respuestas ilógicas a la situación.- ¿Cuántos quieres?....-Kirby hizo un “3” con sus dedos, indicando el número. El oji-perla asintió con la cabeza, yendo directamente al refrigerador y sacar los huevos de este. Tomó un sartén pequeño, una caja de cerillos, un banquito y finalmente, el aceite. Subió al banquito, para después encender un cerillo, prender la estufa, colocar el sartén con aceite (no mucho por supuesto) y esperar un rato para poner el huevo, evitando que se pegase en el sartén. Algunos minutos más tarde sirvió el huevo en un plato, para después dárselo a su hermano.- Espero te guste…ahora si me disculpas, tengo que ir a estudiar –“El examen es el lunes, además, no creo que necesites estudiar, eres un sabelotodo” La verdad, que aquellas palabras alagaron mucho al pequeño.- Bueno…sólo sé que no se nada…-El joven peli-azul guiñó un ojo, para después, subir a su cuarto decidido a estudiar, dejando más que confundido al peli-rosa con su frase. Al llegar, tomó uno de los muchos libros de su estante, dio un salto para subir a su cama y comenzar a leer con toda tranquilidad. La historia era una de las materias que más despertaba su interés, más concretamente en el tema de la creación de los clanes. El “Knight” era uno de los pocos clanes antiguos que aún existían en la actualidad. Al poseer el nombre “Knight” casi al instante podrías ser un caballero de la guardia real…y eso, era lo que siempre soñaba el joven Meta, convertirse en el mejor caballero de su generación, siguiendo los pasos de su madre, Kristalym. Suspiró pesadamente mientras leía con atención, sabía que la materia de historia aún no se veía en su grado, sin embargo, disfrutaba de aprender cosas nuevas mediante la lectura (si mis niños, leer veinte minutos al día te hará ser tan envidiado como nuestro querido Meta (¿).- ¿Cuándo volverás mami….? –No quería que aquellas lágrimas cristalinas saliesen de sus ojos, debía ser fuerte, tal  y como un caballero. Limpió suavemente sus lágrimas con una manga de su pijama, después, siguió leyendo como si nada.- Es como el ajedrez…los peones siempre se mueven hacía delante, nunca pueden ir hacia atrás…bueno, después de todo jugar ajedrez sirve –Su tono era correspondiente a su edad, un infante que aún no conoce las cosas crueles de la vida, el destino tan brutal que le espera, la desesperación que anhela dejarle sin salida…aunque…quizás conocía parte de esto.- ¡Debo de ponerme a estudiar! ¡No puedo distraerme tan fácil!...rayos, pero lo dejé en una parte interesante…-Sopesó algunos instantes en su siguiente movimiento. Una opción sería seguir leyendo hasta terminar el libro (lo cual le tomaría al menos todo el día, dejando de lado el comer etcétera) o dejar el libro y ponerse a estudiar (lo cual también le divertía). Miró el libro que sostenía en sus manos, quiso cerrarlo pero…algo le detenía.- Sólo un ratito más y ya –El joven peli-azul confiaba mucho en sí mismo, por lo que se detendría cuando pasase ese “ratito”. ¿Cuándo se acabaría ese ratito? pues, lo más seguro es que no dejaría de leer hasta terminarse el libro por completo. Pasaron los segundos, los minutos, las horas, que para el pequeño se le hacían muy poco tiempo, tanto para leer como para divertirse con la lectura. Se hubiese seguido así toda la bendita tarde si la voz de su hermano mayor no lo hubiera interrumpido “¡Meta! ¡Ya es la hora de comer!” ¿Ya eran las cuatro?, vaya que  había llevado su gusto por la lectura a niveles exagerados…demasiado.- ¡¿Las cuatro?! –Su voz contenía un tono exaltado, cerró el libro con toda la presteza posible, salió de su cama y abrió la puerta, encontrándose con su hermano, quien estaba cruzado de brazos.- Je je….esto… ¡En un momento estará la comida! –Rascó su nuca con nerviosismo, dedicándole una sonrisa igual de inquieta, esperando la respuesta siempre indiferente de su hermano cuando se olvidaba de cocinar. El joven peli-rosa se limitó a asentir levemente con la cabeza, para después, bajar a paso lento por las escaleras con dirección a la cocina. Meta suspiró aliviado, al menos, no había recibido una respuesta fría cuan invierno por parte de su hermano. El día pasó rápido, incluso, más rápido de lo que el joven oji-perla llegó a pensar. Cenaron, como siempre solos, apagando poco a poco la fe de que su madre volviese algún día. Oír nuevamente su voz sesga, su cálida mirada…esos lindos momentos se iban haciendo polvo que el viento arrastraría con el paso del tiempo. Abrió la ventana de su cuarto, haciendo que en sus hermosos ojos aperlados, se reflejase la luz proveniente de la sublime luna. Lanzó al aire como toda las noches un soplido directo hasta aquel astro. Se decía, que si soplabas un deseo hacía luna se cumpliría casi al instante pero…él llevaba casi dos años realizando el mismo ritual cada noche, su fe nunca desaparecería, no descansaría hasta saber lo que había pasado con su madre….o al menos eso creía. Su rutina se volvería a repetir, llegar con ánimos hasta el cielo a la escuela, saludar a sus maestros con el máximo respeto, destacar en todas y cada una de las clases, un sueño en la vida real ¿cierto? sin embargo, para el joven peli-azul era una maldita pesadilla. El recreo, una de las partes favoritas de todos los niños, donde podían descansar de las “odiosas clases”, pero…para Meta no era así. Era la peor parte del día, le tenía miedo, salir a jugar con los demás, relajarse en las afueras del salón leyendo un libro de historia u otro…no quería, por lo que prefería quedarse sólo dentro del aula. Aunque, sabía que si sus abusadores le encontraban…le iría peor. Tenía marcas en la espalda por culpa de los múltiples azotes hacía la pared por parte de sus abusadores, le dolían…y mucho. Debía de disimular que todo estaba bien, dedicando una sonrisa “sincera” a quien se le pusiese en frente, evitar preocupar a los demás…protegiendo a sus atacantes con capa y espada. Al recordar aquello, diminutas lágrimas cristalinas caían hacía sus mejillas, llamando la atención de su maestro, quien rondaba por las filas vigilando que se estuviese haciendo el trabajo. “Meta ¿Te encuentras bien?” El nombrado limpió con presteza sus lágrimas, al poco tiempo, contestó con una voz algo cortada.- S…Sí, n…no se preocupe –Le sonrió, intentando que el tema se desvaneciese. Era muy difícil vivir con miedo, con abusos, con golpes, con desprecio, con odio... ¿lo peor?, no poder defenderse. Aunque no todo iba tan mal, a veces, tenía la suerte de ser defendido y no por cualquier persona, si no, por nada más y nada menos que el amor de su vida, Sirica (Si, los shippeaba ¿Y? okno XD, ya explique porque tanta pendejada, es una historia diferente a la normal XD). Siempre se interponía antes de que pasase a mayores, le hacía suspirar…ah, como la amaba, incluso, estaría dispuesto a dar su vida por ella si se le diese la oportunidad, pagándole todas las veces que le defendió, convirtiéndose en su héroe…vaya que el joven peli-azul soñaba demasiado. Siempre le pedía a la luna el poder convertirse en alguien lo suficientemente fuerte para protegerse así mismo, no depender de nadie, evitar que los demás se preocupasen por él…pensaba…que simplemente soñaba demasiado, que sus anhelos estaban a años luz de llegar a cumplirse, derrumbándolo por completo. Que la tan famosa “escalera del éxito” para él…sería lo contario, el barranco de la perdición. Era anormal el día en el que no salía una sonrisa de sus labios, gritos de felicidad infantil, inocentes pensamientos propios a su edad…pero… ¿por qué debía fingir? Sabía que aquel lugar a donde su madre había ido era muy peligroso…la guerra. Su madre, le enseñó a tomarla como un ajedrez; ella, junto con los demás caballeros eran los caballos, las torres, los alfiles. Los campesinos tomaban el lugar de los peones, pues si los guardias no se encontraban para pelear, ellos lucharían por su reino. El rey debe ser protegido, la dama, la pieza más fuerte en ajedrez. Su corazón se rompía en pedazos al tomar en manos la última carta que su madre le escribió. Leerla era una tortura, como si recibiese múltiples latigazos, tan fuertes que le rasgaban la piel, derramando ese líquido con sabor metálico de nombre sangre. ¿Por qué debía esconderle todo a su hermano? tarde o temprano tendría que enterarse. Cargaba con mucho en sus hombros, debía ser alumno, niño, adulto, padre, cuidador…era demasiado para él. Sin embargo, debía aparentar que podía, que nadie le derrocaba tan fácil, que sus sueños estaban a la vuelta de la esquina pero…no era así. Su único refugio era la lectura, historias que le ayudaban a salir de aquella horrenda realidad, recibiéndole con los brazos abiertos, acompañados de un cálido abrazo, casi tan amoroso como el de su madre, cuando oyó su voz entrecortada por última vez, cuando observó sus radiantes ojos llorosos, cuando al fin supo, como era la sensación de soledad. Al salir de la escuela no había día, fuese lluvioso o caluroso, donde no fuese a recostarse en su árbol favorito a descansar tranquilamente. “Tuyuki” era el nombre que el joven peli-azul le había dado, proveniente del Otome (Si, es una especie de Otomí por los que se preguntaban xd a causa del nombre si no sabes que es la lengua otomí no eres de México, o del centro de este, cualquiera de los dos xd.), traduciéndose literalmente como “Tranquilo/Sesgo” donde podía leer y disfrutar de su vida…o al menos lo que restaba de ella. Era como si le gustase sufrir, que sus ojos desembocaran lágrimas de dolor intenso, pues siempre traía en algún libro la carta de su madre, con el propósito de no olvidarla, como su hermano lo hacía lentamente. Danzaban suavemente las hojas de aquel árbol, gracias a la ayuda del viento silbante; movía de manera breve sus frágiles ramas, causando de vez en cuando un crujido, indicando que una había roto, cayendo al suelo casi instantáneamente. El trinar de los pájaros, el río lleno de sus sesgas aguas, peces jugando en su hogar, saltando como niños en un parque, para caer de nuevo al agua, líquido cristalino, incluso  más preciado que un diamante, del cual si su uso es excesivo, podría comenzar una escasez de este, ocasionando una guerra por la más mínima gota de este preciado líquido. Las mariposas revoloteaban felizmente cual pareja enamorada alrededor de las múltiples flores, hermosas y brillantes, sublimes, colores bellísimos…como un sueño. Leía tranquilamente un párrafo de su libro favorito titulado “Licantropía” este libro realmente existe, se los recomiendo muchísimo, aunque sólo hay tres capítulos actualmente, es genial la forma en la que se narra la historia “Antes de poder llegar a los pueblos de las montañas del sur, debes de cruzar una planicie casi interminable, donde el cielo se abre para mostrarle a la nada sus estrellas, donde solo un árbol ha crecido allí, donde existen millones de advertencias escritas sobre maderas clavadas, para evitar muertes innecesarias; aquel lugar es la conexión con las montañas del norte, la manera más corta y rápida, que nadie, por miedo a morir utiliza, salvo un solitario perro negro, quien flacucho se tambalea como si su vida se estuviera extinguiendo.” El acompañamiento musical proveniente de sus alrededores, le hacía sentirse en aquellas tierras, como si estuviese pateando sus fuertes piedras, caminando sobre las extensas veredas, contemplando el “adiós” del sol y el “hola” de la luna asomándose por el horizonte. Se hacía cada vez más interesante, por lo que era casi imposible que el joven Meta se despegase de su libro tan siquiera un segundo, pero…un ruido causó lo que nunca se creyó. Un fuerte grito proveniente de una voz conocida le hizo sobresaltarse, cerrando su libro con presteza y mirar por las orillas del árbol. Era nada más y nada menos que su hermano mayor, Kirby, quién yacía acorralado de espaldas a un árbol, amenazado por un trío de chicos con aparentemente su misma edad. Dejó su libro recostado en el verdoso pasto. Sabía perfectamente que su hermano no conocía la “defensa personal” por lo que sus problemas se los tomaba con calma, pensando que nadie le haría nada pero ahora…Corrió con toda la presteza que su cuerpo le permitió alcanzar, llegando en menos de lo que esperaba al lugar del asunto. Ahora veía con más claridad a los atacantes de su hermano, un joven de cabellos violetas al igual que sus ojos, otro de cabellos plateados, igualmente sus ojos, y finalmente, un castaño de radiantes ojos amarillos; todos de piel blanquecina. No podía darse la libertad de quedarse como idiota viendo la escena, aún no pasaba a mayores y su mente ya empezaba  imaginarse la pelea con lujo en los detalles. Tomó aire y valor, para después gritar fuertemente.- ¡Déjenlo en paz! ¡Si se meten con él se meterán conmigo! –Su determinación le dictó cada una de aquellas palabras que pronunció. El trío de chicos le observó por un segundo, interrumpiendo su ataque en contra del peli-rosa. “Vaya vaya… ¿A quién tenemos aquí?, al menor mayor de este estúpido” –Una risilla incómoda salió de los labios del peli-morado. ¿Por qué siempre le confundían con el hermano mayor?, aunque a la mayoría quizás le gustase, a él le incomodaba, y demasiado. Retrocedió algunos pasos, tomando una posición de lucha. “Así que el niñito quiere pelear, pues bien, haré tus deseos realidad” Sus dedos produjeron un “crack” al ser doblados. Se acercó lentamente al joven peli-azul, haciendo que este empezara a sentir miedo. Pensaba “¿En qué me he metido? Debí quedarme leyendo el libro pero…Seguramente Kirby hubiese salido lastimado seriamente” Sentía inseguridad, temor, deseos de correr, al igual que determinación, valentía, deseos de gritar “lo haré”. Sus brillantes ojos aperlados relucieron como nunca antes lo habían hecho. Cuando el rostro de su atacante estuvo lo suficientemente cerca de él, lanzó un golpe, haciéndole caer, incluso, que de su nariz se fuesen derramando pequeñas gotas de sangre. Ahora debía lidiar con el peli-plata, quien se iba acercando con presteza, se hizo a un lado antes de que llegase y le golpease. Su segundo atacante cayó al suelo igualmente gracias a la velocidad que poseía en aquellos momentos. El último de ellos, un joven castaño fue retrocediendo cada que se intentaba acercar. Se veía a simple vista que era alguien nervioso, inseguro de sí mismo, que tenía la necesidad de protegerse bajo el ala de otros. Antes de que pudiese hablar siquiera y preguntar su estado, el joven castaño respondió tímidamente. “N…No me h…hagas daño...por favor…t…tu hermano nos debe algo” Miró al peli-rosa, buscando alguna respuesta en su mirada. Cuando quiso acercarse a este y aclarar las cosas, recibió un fuerte golpe en la espalda, al parecer proveniente del codo de su segundo atacante, el peli-plata, haciéndolo caer al verdoso suelo. “¡Taranza, basta!, él no tiene la culpa, no sabe lo de su hermano…” Su voz aún contenía esa timidez, sin embargo, eso no le impidió en lo absoluto defender al pequeño oji-perla. Kirby seguía viendo atónito la escena, gracias a su estupidez e irresponsabilidad, su hermano recibió golpes que ni siquiera merecía. “¡No es mi culpa que se meta en donde no lo llaman!” Pronunció el peli-blanco en  defensa propia. Tanto el peli-morado como el oji-perla iban levantándose lentamente del suelo, para después recobrar su postura inicial.- Kirby…-Habló con suavidad a causa del fuerte golpe que había recibido.- Qué problemas son los que ellos mencionan –El nombrado quedó en shock algunos instantes ¿Qué le contestaría?. Era extremadamente difícil convencer a su hermano a base de mentiras, pues reconocía los diferentes tonos de voz con los que pronunciaba sus palabras.- ¡Kirby! –Exigió una respuesta. Su tono sesgo se había ido a la mierda, le importaba un carajo si soltaba alguna grosería, quería saber respuestas coherentes, sin mentiras, sinceras, aunque eso fuese casi imposible. “Y…Yo…rompí uno de sus juguetes” Contestó tartamudeando casi al instante.-Kirby…-Ahora, su tono era uno más comprensivo, como si fuese un padre tratando de hablar con su pequeño hijo. “Bueno… ¡Muchos! ¡Ya, lo dije!” De sus hermosos ojos zafiro comenzaron a resbalar hasta sus mejillas pequeñas lágrimas cristalinas, desatando lentamente su culpa interna, al igual que pedía disculpas.- Kirby…-Se acercó a su hermano, para después, darle un cariñoso abrazo, el cual su contrario correspondió casi al instante.- Debes irte…se hace tarde…yo…debo de arreglar mis asuntos –Esta vez, el joven oji-zafiro obedeció sin regañadientes a su hermano, yéndose se aquel lugar, dejando a su hermano junto con el trío. Se aclararon las cosas, eventualmente, llegaron las disculpas, el olvido del rencor, las risas, las carcajadas locas, las tonterías…y finalmente, la amistad. Las horas habían pasado tan rápido, que ni siquiera notaron que la noche había llegado a gobernar el cielo. El manto estelar era tan cálido, de hecho, la noche no era helada como de costumbre, la oscuridad se había hecho su amiga, el silencio su confidente, el eco su respaldo…tan hermoso. “Mi nombre es Marx” Pronunció el peli-morado con un papel en su nariz, con el propósito de contener la hemorragia de hace algunas horas. “Taranza…mucho gusto” Hizo una leve reverencia, aquel peli-plata era muy educado considerando su corta edad. “Me llamo Maglor” El tono tímido del pequeño castaño no se hizo esperar a salir cuando pronunció su oración. Finalmente, llegó su turno de presentarse ante sus nuevos amigos “Meta…para servirles” Habló tratando de imitar el tono formal del peli-plata, quien sonrió levemente ante aquella imitación. Estrellas luminosas decoraban la escena, marcando en el libro del destino el comienzo de una hermosa amistad. Inseparables ante las adversidades, siendo superadas gracias a sus múltiples locuras, estupideces justificables para su edad…toda una vida por disfrutar entre los cuatro…y quién diría que gracias a una pelea se crearía tal amistad. Pasaron los días, las semanas, los meses, ¡incluso los años! y aún la amistad no se quebrantaba. Contenía malos momentos claro está…pero ellos supieron arreglarlo, como si de unos expertos se tratase. La pubertad había llegado antes de lo que esperaban, por lo que el amor llegó a sus corazones…o al menos de dos. Durante una de sus pijamadas, o como ellos les llamaban “reuniones nocturnas” charlaron sobre sus amores, sus deseos con ellos, una telenovela escrita…vaya que tenían imaginación.- Pinches flojos ¡Despierten! –Apenas se había levantado y ya comenzaba a enojarse con sus compañeros. Pero era justificable, la noche anterior no descansó ni una mísera hora, y siempre que pasaba eso, despertaba de un humor horrible. Tallaba suavemente sus ojos aperlados, mientras retiraba la sábana blanca que cubría la mitad de su cuerpo. Bajo esta, se encontraba aún dormido plácidamente el más perezoso de los cuatro, Marx. A la edad de diez años podían entender a la perfección lo que era “levantarse temprano”, sin embargo, la pereza puede con todos. Incluso con el joven peli-azul. Quería levantarse de la cama, caminar un rato por la habitación, para luego leer algunas horas. Pero algo se lo impedía, era…como si su lado “flojo” comenzase a dominarle. También, tenía en mente ir a “Dansei kikan” Una especie de instituto especialmente para la preparación de caballeros. Era algo loco el pensar en que una persona tan joven como él podría llegar a ser un miembro más de aquel instituto pero…se vale soñar. Quería convertirse en el caballero más joven de entre todas las generaciones, hacerse historia, ser reconocido…pensaba que simplemente se entusiasmaba demasiado. Al final, se decidió por levantar a todos sus compañeros con golpes, pues lo más seguro es que se quedasen toda la bendita tarde durmiendo aún, olvidándose por completo de siquiera comer. Iban cambiándose para acompañarle al instituto aquel, cuando de pronto, se percataron de algo…la casa estaba en un completo silencio. Era extraño que estuviese tan silenciosa, tal y como una noche tranquila. Quizás lo sería si cada uno estuviera en su respectiva casa, separados de los tres restantes, sin embargo, en esta ocasión estaban los cuatro jóvenes. ¿Acaso un milagro o hechizo habría hecho de las suyas? Eran demasiado ruidosos y “desmadrosos” como para dejar una habitación silenciosa por un prolongado lapso de tiempo. Como siempre, Marx fue el último en salir de la pieza gracias a su pereza. Ahora, yacían caminantes bajo el hermoso cielo siempre azul, iluminados por los tiernos rayos de sol. Sus pasos resonantes mientras saltaban y conversaban entre sí, emocionados por que su compañero cumpliese su tan anhelado sueño. Gritando su emoción sin la más mínima pizca de miedo a ser tachados como locos, bromeando intentando hacer enfadar a sus contrarios. Su ánimo se encontraba volando por los aires, aún el más nervioso e inseguro de los cuatro estaba alocado en esos momentos. Meta, como normalmente, se encontraba observando sosegadamente las “estupideces” que interpretaban sus amigos. “Tú deberías ser el más emocionado, idiota, pero sigues con tu pinche seriedad pendeja” Decía sin alguna muestra de vergüenza el joven de ojos púrpura.- Estoy emocionado –Dirigió su sublime mirada aperlada a la de su compañero.- Sólo que no lo demuestro de la forma en la que ustedes lo hacen –Se justificaba con cualquier “tontería” que se le viniese a la mente en ese mismo momento. A lo largo del tiempo fue haciéndose una persona más seria, educada y paciente, por lo que no era de esperarse su actitud “adulta”, como Marx se refería a la seriedad del peli-azul. Luego de un largo recorrido, llegaron bastantes cansados a su destino, el instituto Dansei Kikan. Los ojos del joven Meta brillaron como nunca lo hicieron jamás. Su emoción comenzaba a desatarse, tanto, que ni siquiera esperó a que sus compañeros le siguiesen el paso, sólo corrió hasta entrar. Era más grande de lo que imaginaba, paredes casi tan resistentes como los de un castillo real, ventanas relucientes al sol, campos de entrenamiento aún más grandes que como los demostraban en las películas, era más que un sueño para el joven peli-azul.- Dansei Kikan…¡Estoy en Dansei Kikan! –Comenzó a gritar y saltar de la emoción, era demasiado para él, casi inimaginable que estuviese pisando las tierras de aquel instituto tan reconocido, recorriendo sus pasillos, tocando las paredes, observar con máximo detenimiento sus bellos alrededores…tan perfecto. Tales fueron sus gritos, que llamaron la atención de algunos caballeros en su entrenamiento, por lo que fue rodeado de miradas. Les admiraba pero ahora comenzaba a sentirse incómodo. Retrocedió lentamente hasta la salida, cuando de pronto, su espalda tocó algo metálico, algo así como una armadura. Y sí, tocó una armadura, pero no cualquiera; al voltear tras de sí, se encontró con la mejor caballero hasta ahora, la mujer que había destacado entre otras, convirtiéndose así en la directora de aquel instituto, Garlude. Su madre fue entrenada por ella, por lo que también fue una caballero distinguida.- S…Señorita Garlude… -Su voz había cambiado drásticamente de un tono alegre a uno abatatado. “¿Cuál es el motivo de tu vista?, ¿es acaso para una entrevista?” Era tan sesga, alguien respetable, como un buen caballero debe ser.- N…No…vengo a pedir su ayuda para ingresar al Dansei Kikan…-Apenas alcanzó a terminar su frase, cuando de pronto, comenzaron a oírse carcajadas por parte de Garlude. “¡Tienes que estar bromeando! ¿Cómo puede ser que un niñato como tú pueda estar en este instituto? ¡No me hagas reír!” Aquellas palabras enfadaron al joven oji-perla. Podría recibir regaños, maldiciones, palabras de odio, e incluso bromas pesadas, pero las palabras pronunciadas por la directora le dañaron demasiado, sin embargo, no podía quedarse en silencio como un imbécil, y así lo hizo, contestó.- Sin ofender, pero no sé si sabía que soy el hijo de su alumna más reconocida…Kristalym –Quería darse a conocer, y gracias a su madre podía lograrlo…o al menos un poco. Ante sus palabras pronunciadas ganó la atención de Garlude, quien le miraba sorprendida. “¿Eres Meta?...”. El nombrado sonrió victorioso.-  Ese mismo…-Tenía un pase gratis a su sueño gracias a su madre, y claro, para agradecerle por el favor tan grande, le haría sentirse orgullosa de él…donde quiera que estuviese. La joven peli-blanca tosió disimuladamente, para después recomenzar a hablar. “Creo…que puedo hacer una excepción contigo…si eres como tu madre seguro lograrás ser el mejor caballero de tu generación…o incluso arrebatarme el lugar, sólo no te hagas muchas ilusiones ¿bien?” El joven peli-azul asintió emocionado, no podía creer que ahora era miembro de Dansei Kikan ¡Era increíble!; de sus labios, salió una hermosa sonrisa aperlada como su mirada, indicando que su emoción estaba por los aires. Se ilusionaba fácilmente, y aquella vez no fue la excepción, imaginándose como sería de caballero, envidiable, fuerte, valeroso, el mejor de su generación e incluso de las anteriores, enorgulleciendo a su madre… a la persona que más quería en este mundo, que murió protegiéndole, tanto a él como a su futuro, la heroína perfecta de su cuento. Después de algunos minutos, ambos llegaron a una especie de jardín, decorado por las más hermosas y sublimes flores del reino. El viento susurrante que las hacía bailar, los hermosos  pájaros trinando de alegría. Meta daba vueltas entre los árboles, observando sus tiernos frutos que aún no eran comestibles. Era tanta su emoción en aquellos momentos, que por no fijarse en donde dio su siguiente paso, tropezó con una piedra escondida entre el verdoso pasto, haciéndole caer de bruces. “Oye niño, levántate” La voz de Garlude aún no se despegaba de su sesgo e indiferente tono. El joven se levantó lentamente, sobando con una de sus manos la zona del golpe. “Tu primera lección, será conocer tus alrededores…ahora, siéntate” Meta obedeció casi al instante. Tocaba con sus manos el pasto verdoso, sintiendo con ellas la sensación de aridez. “Cierra tus ojos, y deja que tu mente entre en acción” Y así lo hizo, cerró sus ojos aperlados, extinguiendo lentamente su brillo tan característico. En su mente todo era tranquilo, el sonido del ambiente, ayudando a que sus fantasías tuviesen ese toque “realista”…tan sesgo…pero…algo lo arruinó.- mmm, huele a pan –Su tono de voz se tornó a uno juguetón, digno de su edad. Pero…digamos que a la “Señorita Garlude” no le hizo mucha gracia, por lo que recibió un golpe de su parte, indicando que se concentrase. “¡Idiota! ¡Concéntrate! ¡Un caballero siempre debe de estar concentrado!” Aquel golpe le dolió, pues no se lo esperaba en ningún momento.- Esto será muy difícil…-Pensó.

Continuará…

1/2 

AYYY perdón por el retraso ;-; pero en serio que estuve muy ocupada, me fui a concursar a un examen en el cual pues no salí tan mal xdd y todo eso…pero ¡Aquí está! :D de hecho son 11 páginas, por lo que me esforcé en traerles una más uwu(¿ Pero weno, sin más que decir, ¡comencemos con las preguntas :D! 

-Laura Segaly (Mi amorsh (¿)

Para Meta Knight (ya empezamos xdd) 

Alv eres el shido XD
-Pues gracias

 ¿Eres gay 7u7? 
-¿eee? ¬¬ ¡No!

¿Qué pasaría si Hideaki se te declarara 7u7? 
-Pues fácil, lo mando a chingar su madre ¬¬
-Lo malo de ser bi ;_;
-¡¿eeee?! 

Dificultades técnicas :v




¿Qué le dirías? 
-Que se vaya a la verga 

¿Quién es tu mejor amigo? 
-No tengo uno mejor…todos son mis amigos

*Martín c quedó en la friendzone xddd (¿*

¿Qué opinas de Martín? 7u7
-Pues que es una persona muy amable, protectora con sus seres queridos, un muy buen estratega y entrenador….y bueno…muy cuidadoso con sus cosas ¬¬

Para Hideaki 

Eres bien sexy 7u7 
-Pos si woman 7u7 

¿Te gusta el arroz con popote? 
-Soy bi :v así que…si pero no (¿

¿Y si me invitas unos tacos :v? 
-Si güerita Bv de qué los va a querer

Para Martín 

¿Por qué eres tan uke? 
-Bueno…no sé…supongo que es de nacimiento

¿Te gusta verdad 7u7?
-Sé de quién me hablas…y sí ¡Si me gusta, y mucho!...creo…que soy lo suficientemente directo XD

Para Peach 

¿Te gusta Meta o sólo te lo quieres echar  xd?
-mmm una pregunta existencial….pues, la verdad no sé 

¿Qué pasa con tu relación con Mario? 
-Esta medio estable ^^

Para mí que no eres rubia natural 
-¡Claro que lo soy, ósea!

Para Mario 

¿Te enojaste? 

-No…pero sí

¿Quién es tu amigo fiel?

-Pues hasta ahora ha sido Meta

¿Si sientes algo por Peach?

-¿Tú por qué crees que me casé con ella? >:””V

Y Ahora las de mi queridísima Luisi uwu

-Luigi y Daisy Segaly Sarasa

Para Meta

Eres mi fav :3  igual sabes que eres mio :v okno XD
-Ya dije que no soy de nadie ¬¬

¿Quién te gusta :v?
-Hasta ahora nadie…

¿Qué piensas de Peach?
-Que es una pinche hipócrita  ¬¬

Deja lo amargadito y acepta los abrazos >:v xd
-¡No!  ¬¬, no es por ser amargado pero no me gustan

Voto que seas Rey xd
-¡NO! ¡NO! Con una semana es suficiente...

Para Peach

¿Porque tan fría, ósea tu personalidad xd?
-Bueno… ¿Nacimiento? (¿

¿Te gusta Meta? 7u7
-Mmm…quizás, no lo sé 

Para Hideaki

Sí que te hechas a todos ¿eh? 7u7r XD
-Pues si 7u7

Para Mario

¿Porque no eres serio :v?
-Porque no quiero y ya Bv

¿Qué es lo que no has podido lograr en tu vida?
-Que ella me ame ;_;(¿

Para Martin

¿Te gusta el pan :v?
-Mucho uwu

Confiesa tus sentimientos >:v
-A la gente lo que pide…Mi caballero ¡TE AMO!....yap uwu

Y bueno xd, después de esto, pues ya no hay nada que decir…ahora ¡Adiós flanecitos! 


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