25 de abril de 2018

⚔💥 Ángeles y Demonios - Preparados para el ataque: Capítulo 9 ⚔💥


Ángeles y Demonios
Preparados para el ataque
Capítulo IX

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Sus ojos color zafiro desprendieron aquel brillo deslumbrante que tanto les caracterizaba al oír la voz sesga del caballero. ¿Qué hacía a estas horas de la noche? Su enfado se desvaneció por completo al reconocer la sombra. Las posiciones en las que ambos yacían, le hicieron recordar la leyenda de su raza. Como fue que los  demonios y los ángeles crearon una guerra que parecía interminable, sin que hubiese alguien capaz de detenerla. Entre ambas razas estaba prohibido el matrimonio, es decir, no estaba permitido el amor entre un ángel y un demonio. Hasta que un día, todo cambió. Dos almas de diferentes razas descubrieron su amor, y no dudaron ni un segundo en demostrarlo. Aunque no podía imaginarse siquiera a su caballero como un demonio, sin embargo, después de todo, su hermano es uno de ellos.-Mi caballero…-Su voz sonaba temblorosa, como si estuviese a punto de romper en llanto. Sentía tanta vergüenza, creía que seguramente su caballero le tacharía de estúpido…A veces…el joven albino puede exagerar las cosas a puntos muy altos.- ¿P…Pasa algo? –No recibió respuesta, en cambio, sólo oía como los pasos metálicos se iban acercando lentamente hacía él. Los pasos que tanto extrañaba escuchar los cuales le ofrecían una sensación de protección, ahora…sentía como si fuese a matarlo. El miedo recorría sus venas, su corazón latía tan rápido cual tambor, era…una sensación horrible que jamás había experimentado. A causa de aquel miedo, fue retrocediendo cada que los pasos metálicos se oían con más intensidad. Cuando la idea de correr tan lejos de ahí como pudiese llegó a su mente, su espalda tocó la fría y rígida pared, ahora ya no tenía escapatoria…Cerró los ojos fuertemente, esperando lo peor. No tenía otra opción más que gritar con todas sus fuerzas con el propósito de pedir ayuda, cuando de pronto, sintió como una mano enguantada  acariciaba gentilmente su piel blanquecina. Abrió sus ojos zafiro lentamente, apreciando enfrente de sí, el rostro enmascarado de su caballero. Aun portando su tan característica máscara plateada, era apuesto a simple vista. Maldijo por unos instantes el tener la piel blanquecina, pues un rubor apareció en su rostro, pudiéndolo observar sin ningún problema. “Descuida…no te haré daño” fueron las palabras tan dulcemente pronunciadas por su caballero. ¡Era casi irreconocible! ¿Desde cuándo era tan cariñoso con él?, comenzó a dudar. Retiró lentamente la mano del peli-azul, evitando ser brusco.- ¿En serio eres tú?...-Temía equivocarse, pero era mejor asegurarse oie, eso rimó :0 Esperaba una respuesta del caballero, pero a cambio de eso, recibió una risilla ante su idiotez.  Reconocía aquella risa, sin duda era su caballero. Suspiró aliviado, le tranquilizaba el hecho de que en verdad fuese su caballero quien está enfrente de sí. “Sospechaste por el tacto ¿cierto?” ¿Acaso el peli-azul leía mentes?, sin embargo, el albino estaba siendo muy obvio.- S…Si…pero…Por qué lo hiciste –Ante la mirada del joven Uirusu toda persona cae a sus pies, en cambio el caballero, parece ser inmune. “Quería observar tu reacción” Martín, tomó la respuesta como “Quería burlarme de ti” o algo por ese estilo, por lo que contestó sin contener su ímpetu.- ¿Quieres decir que solamente querías reírte de mi reacción? –El peli-azul quedó sorprendido ante la respuesta del albino, pues nunca había oído aquel tono de voz proveniente de él. “¡No fue por mala intención! Pero creo que exagere…después de todo tú…” Antes de que terminara la oración, una tercera voz le interrumpió mientras cantaba a todo pulmón desde la ventana de su cuarto.

Ese macho es malo
Ese macho hace daño
Ese macho no quiere
Ese macho te miente
Ese macho es malo
Trae veneno en los labios
Su caricia es insulto
Para tu corazón.

El joven albino reconoció casi al instante al poseedor de aquella voz, y no era más ni nada menos que su hermano…aún convertido en Hideaki. ¡Pasó toda la bendita tarde buscándolo! ¿Y se le ocurre aparecerse en el momento menos indicado? Vaya que tenía un buen hermano. Cerró el puño fuertemente, como si el peli-negro estuviese frente a él, esperando un impetuoso golpe.- ¡Chingada madre, Hideaki! ¡Cállate! –Su furia había despertado, sin duda. El caballero se sorprendió un poco al ver a Martín de aquella forma, pues en todo el tiempo que llevaba conociéndolo, nunca había presenciado una escena así. La causa por lo que no se sorprendió demasiado era sencilla, comprendía que cualquier persona tenía el derecho de enojarse, fuese alguien “pasivo” o “neutral”. Los molestos cantos provenientes del joven oji-carmín cesaron a causa del estruendoso grito del albino. Fue calmándose lentamente, soltando un leve suspiro.- Perdónalo, a veces se le sale lo menso –Esbozó una leve sonrisa, indicando que le gustaría cambiar de tema, y al parecer, el caballero lo captó de inmediato. “Es una hermosa noche…” Su voz tomó un tono nostálgico mientras miraba de la misma forma a la majestuosa luna. Una suave brisa alborotó los cabellos de ambos, haciéndolos danzar cuan pareja enamorada.- Si…muy hermosa…-Alrededor de ellos se podía observar a simple vista como danzaban felizmente las flores del jardín, tan hermosas, tan sublimes, brillantes ante la luz de la  gran luna de aquella noche. La capa del caballero se ondeaba majestuosamente gracias a la brisa, haciéndolo ver más superior, incluso más que un rey. El sonar de las campanas no se hizo esperar, avisando fuertemente la llegada de las doce, hora en donde las escenas más románticas ocurrían, donde las declaraciones más hermosas no se hacían evitar ni olvidar. El joven albino ya se estaba emocionando, y demasiado, tanto, que el rubor en su rostro había vuelto. Sin embargo, de nuevo la voz sesga de su caballero lo sacó de sus pensamientos. “Martín, fue muy agradable el corto tiempo que estuve contigo” Le alivió el hecho de que el peli-azul no se hubiese molestado a pesar de las tonterías de su hermano y la manera tan grosera en que le contestó.- Gracias a ti…hace mucho tiempo que no la pasaba tan bien con alguien…y menos con alguien que aprecio mucho…-Aquella noche sería inolvidable para el joven albino, sin duda. Tiernos rayos de sol entraban por su ventana a saludarle como todas las mañanas. Siempre les recibía con un tono harto, pues su corto lapso de sueño había sido interrumpido por ellos, sin embargo, hoy se había despertado de buen humor, listo para recibir a la vida como nunca lo había pensado siquiera. Bostezó levemente a la vez que retiraba las cobijas que hace unos momentos le cubrían la mitad del cuerpo. Ahora, yacía sentado en la orilla de su cama, buscando el frío proveniente del piso con sus pies. Le gustaba sentir aquella sensación tan relajante, era, como literalmente, volver al pasado, recordando algunas de las estupideces que hacía de niño. Ahora que lo pensaba con más claridad, desde que tenía memoria siempre fue una persona “orgullosa”, claro, evitando llegar a la punta del iceberg y convertirse en alguien “odioso”. Estaba a punto de levantarse cuando de pronto, un dolor punzante en su espalda le hizo detenerse. Posicionó una mano en la zona donde aquel dolor punzante provenía. Agradecía que el dolor no fuese tan fuerte ¿o quizás sí lo era? Sabía que era capaz de soportar dolores horribles para cualquier persona reduciéndolos a “un dolor sin importancia grave”.  Luego de sobar un rato aquella zona, el dolor paro, por lo que suspiró aliviado.- Al menos no fue tan grave…-Dirigió su mirada aperlada hacía abajo, más exactamente en la cicatriz de su estómago. Posicionó su mano en la zona, llenando por completo su mente de aquellos repulsivos recuerdos sobre Edo, las tierras del mismo infierno.- Tengo que olvidarme de todo eso…-Intentaba convencerse, sin embargo, todo era inútil. Los recuerdos seguían ahí, dando la sensación de ser eternos y negarse a irse. Todo el ánimo con el que despertó, se derrumbó hasta el piso cuando vio la cicatriz. Le hacía sentirse débil, incapaz de defenderse por sí sólo ¿cómo era posible que alguien como un caballero pudiese ser derrotado tan fácilmente? No podía ni justificarse a sí mismo con las típicas palabras de Karla y múltiples libros “Ningún miembro de otro clan puede con la fuerza de los Shando” Ahora, se sentía aún más débil que antes. Sacudió con su mano libre el azulado cabello que le estorbaba, era suave, sin embargo, eso no le importaba en lo más mínimo. Eran ya las 6:00 a.m., temprano ¿cierto?, pues para el joven caballero ya era tardísimo.- ¡¿Las 6?! –Su voz contenía un tono exaltado, se negaba a llegar tarde. No tardó más de cinco minutos en quitarse su pijama y vestirse con la ropa que usaba ya habitualmente. Fuera de su cuarto, yacía recargado en la pared su nuevo consejero, quien era nada más y nada menos que Hideaki.  Por dentro, oía los múltiples insultos que Hikaru le dedicaba, tales como “Pinche idiota, pendejo, imbécil” entre otros. Lo único bueno de esto, era que disfrutaba de llevarle toda la contraria, era como un hobbie hacerlo enojar. Aún vestía su típica ropa negra de cuero, se negaba a vestir de otra forma sólo por ser "ayudante" de “la realeza”.- Este wey como se tarda…-Casi al instante de terminar su oración, el caballero abrió la puerta del cuarto. El pasillo yacía en un silencio extremo, por lo que los pasos metálicos pudieron escucharse con máxima claridad.- Hasta que al fin sales –Agregó con sorna. Le gustaba hacer enojar a medio mundo, obviamente, con límites. Meta Knight hizo una mueca de disgusto, aún no se acostumbraba a tales bromas hechas por el demonio azabache. Tosió levemente, para después pronunciar con un tono sesgo “Hideaki…tu ropa”. El oji-carmín contestó fingiendo  ímpetu.- ¿Qué? ¿Ahora te volverás fresa? –Cruzó ambos brazos, haciendo más “creíble” su actuación. Su mente esperaba la respuesta del caballero con el mismo tono, sin embargo, a cambio de ello, recibió una mirada asesina de este. “No tengo problema con que te vistas de esa manera, sólo que darías algo de  “miedo”, y todavía le agregamos que traes tu katana a la luz como si fuese un objeto de exhibición”. Literalmente, el caballero lo había dejado sin ninguna palabra para que respondiese. Aún no sabía cómo demonios podía callar a cualquiera tan fácilmente, sin la necesidad de golpes, para él, sólo le bastaba con dialogar. ¡Y sin grosería existente en su oración!, le parecía algo extremadamente sorprendente.- Ese es el chiste…-Su respuesta no tenía sentido alguno, simple y sencillamente quería defenderse. No recibió ninguna palabra proveniente del caballero, sólo silencio…uno que aparentaba ser eterno. El demonio azabache tosió de igual manera, indicando el cambio de tema. Miró fijamente al caballero, extendiéndole una de sus manos, intentando que este colocase su mano.- ¿Nos vamos?... –El peli-azul ignoró por completo al oji-carmín limitándose a asentir levemente con la cabeza.-Tsk…idiota…-Pronunció lo más bajo que pudo, evitando que “su rey” le escuchase. La puerta principal del castillo se abrió, dejando salir a ambos jóvenes. Gracias a la gran tranquilidad de aquellos momentos, podían escucharse con claridad las aves trinando, las verdosas hojas de los árboles siendo sacudidas suavemente por el viento silbador, tan hermosa. Contemplaban un ambiente cálido y dulce; el joven oji-perla suspiró aliviado, como si fuese un esclavo a quien le hubieran quitado las gruesas cadenas que desde hace tiempo le ataban, evitando que escapara hacia su libertad. Hideaki veía con atención plena las acciones del caballero, quien para su gusto, era algo exagerado, pues según él, no era tanto trabajo lo que hacía…estaba completamente equivocado. Al poco tiempo, un carruaje teñido de dorado apareció frente a ellos. Ambos subieron al carruaje, que aunque era algo estrecho, no dejaba de ser cómodo. Con asientos decorados de un color vino acompañado de color perla alrededor. Hideaki bajó la mirada por unos segundos, para después, dirigirla al caballero, quién veía atento fuera de la ventana. Parecía un rey, sin duda…aunque un poco más indiferente. Con aquella corona encima de su cabeza, esa sesga mirada, su postura que marcaba superioridad, parecía más que sólo un simple rey de un mísero reino, lleno de discordia, rencores, venganzas a sangre fría, planes malignos, inocentes pagando por pecados que no cometieron…la horrible realidad que debían afrontar día a día, sin retroceder, y si fuera así, sería sólo para darse un impulso, por más pequeño que fuese. Fue un largo viaje, de al menos cinco horas aproximadamente, pues su destino era muy lejano a Mushroom. Llegaron a “Minastsue” reino el cual era regido por Mazda Hiklov, una joven de cabellos carmesí cuan sangre, ojos verdosos y piel blanquecina. Cuando llegaron al castillo, fueron recibidos por dos sirvientes, quienes los guiaron a una sala “secreta” en donde yacía sentada Mazda acompañada de su consejero.- Les agradecemos por haber venido…-Habló con su tono español tan característico de ella.

-Nosotros le agradecemos de antemano por habernos invitado  -La voz del caballero se negaba a despojarse de su tono sesgo. La mirada de este se dirigió a su “consejero” quién estaba distraído cuan niño viendo juguetes en una tienda. Apenas habían llegado y el peli-azul comenzaba a perder la poca paciencia que traía.- Hideaki…-Fue un susurró tan bajo, que ni la joven peli-roja pudo escucharlo. El demonio por fortuna si logró escucharlo, no con claridad por supuesto, sin embargo,  fue suficiente para dejar de distraerse con cualquier cosa, por más diminuta que fuese.

-¡¿Ah?!...¡es decir!...sí…-La postura del demonio volvió a ser “correcta” tal y como un consejero real debía ser. Recibió un suspiro aliviado por parte del caballero, era un pago justo para él. Al poco tiempo, la joven peli-roja invitó al peli-azul en tomar asiento, mientras le dedicaba algunas miradas “acosadoras”. Hideaki esperó varios segundos a que le ofreciesen lo mismo, sin embargo, fue todo lo contrario. ¿Tan cruel era la tal “Mazda”? Él también era una persona…o algo así. Le parecía un poco “injusto” el hecho de que no le hubiesen dado un lugar para sentarse. Se acercó lentamente al lugar donde el oji-perla yacía sentado.- Met…Mi rey, puede explicarme el por qué no me han dado un lugar en la mesa…-Sabía que era algo estúpido preguntar aquello, pues hasta él ya sabía la respuesta.

-Sabes la respuesta, Hideaki, de qué te quejas…-De nuevo, lo había dejado sin ninguna palabra que responder. Le hacía sentirse más inferior de lo que ya era. No podía usar los golpes contra “su rey”, pues seguramente hasta en eso perdería. ¿Acaso era perfecto? o solamente se estaba tomando su cargo demasiado en serio. Ni el ser un demonio sin sentimientos (aparentemente) le hacía ser alguien más temido o siquiera respetado. Suspiró harto, extrañaba el estar en Mushroom, molestar a medio mundo hasta que alguien le golpease, fastidiar a más no poder al joven Okami, seguir su rutina diaria, despertarse a la hora que quisiese sin preocupaciones que le aterrasen, matar con su mirada color carmín…pero ¿de qué se quejaba? era solamente el primer día y sentía que se estaba muriendo; ahora, el exagerado era otro. De pronto, cuando menos se lo esperó, sintió como una mano comenzaba a “sobarle” por detrás. Dio un respingo ante aquella sensación, pues nunca en su vida había sentido algo similar. Estaba sobresaltado, sin embargo, sólo se limitó a quedarse en la misma posición. “Tu “consejero” es un buen muchacho, debería de trabajar unos días conmigo” El demonio azabache estaba más que molesto en esos momentos, y se hubiese quedado así si el caballero no hubiese hablado.- Me perdonará pero él sólo trabaja para mí…además es algo torpe…-Su voz ya no poseía su tono sesgo tan característico, sino que fue remplazado con una entonación que marcaba molestia y celos…espera… ¿celos? ¿De qué? El oji-carmín quedó confundido ¿Por qué “su rey” le había “defendido” de aquella forma?

-Mi rey tiene toda la razón…-Hizo una leve reverencia para demostrar “respeto” ante “su rey”.- Sólo puedo trabajar para él…-Debía de agradecerle de alguna forma que lo hubiese defendido, pues comenzaba a sentirse incómodo ante el tacto de la peli-roja. La mano fue retirada, haciendo que el azabache soltase un suspiro de alivio, se había retirado una carga de encima. “Oh bueno…creo que deben retirarse, pues pronto vendrán otros invitados y no quiero que estén con vosotros, es decir, son de la clase más alta, no podrían mezclarse con esos campesinos malolientes” Aquella oración (más concretamente, la última palabra de esta) enfadó demasiado al caballero, quien se levantó de su asiento dispuesto a irse.

-Hideaki, nos vamos…-No soportaría ni un minuto más ese tipo de palabras con las cuales se referían a la “Clase baja”. El azabache estuvo a punto de hablar, lo más seguro es fuese para convencerle de quedarse un rato más, después de todo, no habían llegado hace mucho e irse casi al instante haría de aquel largo viaje una pérdida de tiempo. Antes de siquiera permitirle hablar, le dedicó una mirada asesina, evitando cualquier palabra por parte de su consejero. El caballero salió casi disparado de aquel molesto lugar, obviamente tras de él, se encontraba Hideaki intentando seguirle el paso. ¿Cómo es que podía correr más rápido que él incluso con botas de metal?

-¡Meta Knight! –Su gritó resonó por tono el pasillo. El anterior nombrado se detuvo en seco al oír su nombre. Cerró su puño enguantado, listo para golpear al demonio en el rostro. Justo cuando lo tuvo casi detrás de sí, lanzó el golpe. Hideaki lo detuvo con su mano sin ninguna dificultad, su especie poseía una increíble agilidad tanto para esquivar como para atacar, de igual manera, para detener un golpe.- ¡Sé que no soportas ese tipo de palabras, pero tu salida fue tal y como la de una novela!...-El caballero no dudó en contestarle con ímpetu casi al instante “¡Estoy harto de la forma en que algunos reyes se refieren a la “clase baja”! ¡Maldita sea! ¡También son personas!”.- ¡Lo sé perfectamente, no hay necesidad de volvérmelo a explicar!...pero…tengo la sensación de que se te está subiendo demasiado a la cabeza el cargo de “rey”…por la forma en que empiezas a tratar a otros…-La oración del demonio azabache, dejó en completo silencio al joven caballero, no sabiendo que contestar por defensa propia.- Si decides seguir por ese camino, te convertirás en lo que más odias…en una persona hipócrita, en alguien que sólo se preocupa por sí mismo…olvidándose por completo de los demás…-El peli-azul bajó la mirada, evitando cualquier contacto visual. Su puño comenzó a perder fuerza, indicando que se estaba rindiendo…sin embargo, su orgullo se lo impendía, por lo que al relajar el puño, con su mano libre, lanzó otro golpe, que igualmente el demonio pudo detener. “¡Nunca! ¡Nunca! ¡No me convertiré en lo que prometí destruir!”.- Lo harás si no te controlas…-Una escena digna de una telenovela, sin embargo, en está ocasión era real, sin actuación alguna.

-Hideaki…-El susurro fue tan bajo que ni el nombrado pudo escucharlo.- Déjame solo...-Aquellas palabras fueron pronunciadas con tanto odio acompañado de rencor que incluso causaron que su consejero sintiese escalofríos por toda su espalda.  El nombrado soltó ambas manos de su rey, quien al liberarse dio media vuelta para después retirarse del lugar. Aún sin la necesidad del viento, la capa del caballero se ondeaba cada que se acercaba más a la salida. El ambiente no era el mismo que en Mushroom, era más tranquilo, sin la preocupación excesiva; seguramente nunca se había escuchado la sangre carmesí chorrear hasta caer al piso, gritos desesperados y de agonía, súplicas ignoradas, la presteza en los pasos de inocentes…aquel lugar era más “pacífico” que Dreamland y Mushroom juntos. El camino de regreso al reino daba la sensación de ser eterno, pues ninguno de ambos jóvenes se dirigió la palabra. Como si fuesen dos niños pequeños peleados, que después se reconcilian, aceptando sus estupideces y errores, sin embargo, al parecer su pelea no tendría fin hasta que alguien les hiciera reflexionar. Al llegar a Mushroom, el primero en dirigirse una palabra fue Hideaki, quién comenzaba a sentir culpa.

-Meta…-Imaginaba una respuesta con tono sesgo y así la recibió, sin embargo, aquel tono simplemente cubría otro lleno de rencor “Dije que me dejarás en paz…” Lo había arruinado por completo. Prefirió quedarse en las afueras del castillo, pues sentía que molestaría a medio mundo con su presencia. La noche cayó rápidamente, dando un ambiente sereno, con el sonido de las aguas del río correr, la brisa que hacía danzar sus cabellos negros como la cruel oscuridad, las hojas de los árboles que habían caído al frío y rígido piso. Recordaba con nostalgia el cómo se había convertido en amigo del joven Okami, cómo ambos aceptaron en unirse con un único cuerpo, acompañándose hasta la muerte, pues de esa manera ninguno de los dos se quedaría solo por completo. Aunque tenía sus desventajas, Hikaru, al ser el dueño del cuerpo, tendría el control de este, y para que Hideaki lo usase tendría que retirar una de las cruces plateadas de su cuello. Extrañaba ser libre, poder vivir sin restricciones pero…por algo aceptaron aquel contrato…no sólo por un juego de niño como ambos creían. “Con qué aquí estabas” Una voz infantil lo sacó de sus pensamientos. Era nada más y nada menos que su hermano menor, Martín. Tenía los brazos cruzados, mientras lo miraba fingiendo enojo, intentando cubrir su preocupación.- Martín…

-¡¿Dónde demonios estabas!? –La preocupación del albino se hizo aún más notable por la pronunciación de sus palabras. A veces podía ser nervioso y preocuparse exageradamente, incluso malinterpretando las cosas. Decidió sentarse junto a su hermano con el propósito de hacerle un poco de compañía. Le dedicó una de sus tiernas sonrisas, animando a cualquiera que las viese.- Oye Hideaki…-Conocía a la perfección aquel tono de voz, lo más seguro es que le preguntase sobre su caballero.- ¿Sabes qué le está pasando a Meta?...es que…es más serio de lo normal…-Y al parecer lo adivinó.

El demonio azabache desvió la mirada hacia otro lado, en esos momentos lo menos que deseaba hacer era hablar sobre el caballero.- ¿Y por qué debería saberlo yo?, no me importa en lo absoluto… ¡Además a mí que chingados me importa! No soy su padre como para saber qué le pasa o que no…-Su enfado regresó aunque, luego de algunos momentos comenzó a reflexionar un poco…No quería destruir su amistad o al menos lo que había forjado con esfuerzo. Temía que el caballero lo odiase para siempre, que lo que pudo llamar “amistad” por un tiempo, se convirtiese en una rivalidad a muerte.

-¡Uy, perdón por preguntar! –El ángel no se hartaba al instante, y eso el demonio lo agradecía muchísimo.-…Se pelearon ¿cierto?...-Por otra parte, odiaba que su hermano siempre adivinase por obra del espíritu santo lo que le pasaba. ¿Leía mentes acaso? ¿Cómo era que con tan sólo mirar a una persona podía saber que le sucedía?, era su hermano y aún le faltaban muchas cosas por conocer del joven albino.- Sé que te sientes mal…así que qué te parece si te ayudo a reconciliarte con él –Juntó ambas palmas, aplaudiendo a causa de la emoción.- No me gustaría ver a las personas que más amo peleadas…- Tragó saliva ante la propuesta ya que dudaba si el plan de Martín funcionaría, pues lo conocía casi a la perfección.- ¡¿Qué te parece?!

-Martín...-Suspiró pesadamente antes de proseguir con la oración.- Si no sale bien tu plan te mataré…-“Por mí que ni te reconcilies con ese wey” La voz del castaño resonó unos momentos por su cabeza, odiaba cuando Hikaru se comportaba de esa forma. En los labios rojizos del albino, se formó una sonrisa a causa de la emoción, al fin ayudaría a su hermano en algo que no fuese operar a un paciente o atenderlo, necesitaba un descanso. El demonio azabache seguía oyendo grosería tras grosería por parte del castaño, comenzaba a sentir que era más molesto que él mismo. Al final ambos hermanos se adentraron en el castillo, decididos a encontrar al caballero, como si fuese una misión de vida o muerte. Después de varias horas, lo encontraron en el único lugar donde ninguno de los dos había decidido buscar…su cuarto. Veía atento por la ventana a la luna, como una obra de arte irrepetible y única, hermosa, majestuosa, sublime…Hideaki apenas dio un paso dentro de la habitación del caballero, cuando de pronto del joven albino cerró la puerta, dejando que ambos jóvenes resolviesen sus problemas sin interrupción alguna.

-Te dije que me dejases solo ¿cierto?...-Su voz volvió a retomar aquel tono sesgo, por lo que el joven demonio estaba más tranquilo. El caballero seguía sin mirarle a la cara, pues era lo que menos quería hacer en aquellos momentos. Hideaki bajó la cabeza, el sentimiento de culpabilidad había vuelto a conquistarlo por completo.- Mira…Hideaki…tienes razón sobre mi comportamiento…y quizás si estaba tomándome muy en serio lo de ser rey…incluso, comportándome como uno…yo…quisiera disculparme contigo…-El orgullo del caballero le impedía decir palabras, sin embargo, al fin pudo quebrarlo, comenzaba a odiar ese orgullo abrillantado y molesto que siempre le acompañaba. El oji-carmín quedó sorprendido ante aquella oración, creía que la habitación se quedaría en un silencio horrible e incómodo, el cual  daría la impresión de ser eterno…pero no fue así.
-Meta…yo…venía por lo mismo…-El caballero volteó tras de sí, encontrándose con el demonio azabache. Sus ojos aperlados brillaban de manera sublime gracias a la luz radiante de luna. Fue acercándose lentamente a su contario, hasta por fin quedar frente a frente. “Todavía tengo otros problemas que arreglar, sin embargo…quiero comenzar uno por uno…hasta terminar con todos y cada uno de ellos” Aquellas palabras le cautivaron completamente. Sin temer ni dudar, el joven demonio abrazó al caballero, quien forcejeaba intentando liberarse del agarre. “¿Podrías soltarme?, es algo incómodo”, creía que Meta Knight había desechado todo su orgullo “molesto” sin embargo aún quedaba un poco de este.- Una recomendación…-Hizo una pausa para soltar al caballero de su agarre.- Debería deshacerte completamente y sin excusas idiotas de tu orgullo, puede ser muy molesto para algunos…incluso para ti….-Esbozó una leve sonrisa de confianza. Había arreglado sus problemas, o al menos uno de los muchos que aún esperaban por ser resueltos. La vida iba teniendo un poco más de clemencia con aquellas almas, dejándolas libres por cortos instantes, cortos instantes que para ellas eran el mismísimo paraíso.



“Si nunca lo intentas jamás sabrás que pasará…”





Tarde, super tarde, mega tarde okno xddd, pero ya en serio, me costó musho trabajo hacer esta parte ¿por qué? pues la inspiración apenas me llegó hoy, (por lo que hice está parte en un día) EXTREMOOO(¿, xdd okya, espero les guste mushooo esta parte, y por supuesto la historia. Por cierto, en próximos días será el día del niño, por lo que habrá un especial de preguntas y respuestas!!!, así que no olviden dejar sus preguntas a los personajes uwu, pues en la próxima entrada las responderemos!!!, y no sólo eso, también habrá otro especial, en donde narraré la infancia de uno de los personajes del blog, y este será el más votado, así que VOTEEN. Y ya es de suponer que no habrá parte el 30 xdd, pero el especial contará como una xdd. Y bueno…¡Nos leemos luego! :D (Demasiados “y” xd)


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