Ángel Guardián
Meta Knight observaba con detenimiento cada mínimo detalle que poseyese aquel camafeo tan hermoso. Su pequeña hija, bautizada como Mariko había encontrado este sublime accesorio teñido dorado, brillante cuan estrella durante el lúgubre anochecer. Pensaba… en cómo explicarle la fotografía que el objeto conservaba. Nuevamente, otro dulce recuerdo se posó sobre su mente. Hace algunos años, un joven de cabellos nevados, a quién consideraba más que un simple aliado, le suplicó que le enseñase a tocar un instrumento bastante fino… el Cello. Según sus especificaciones, quería aprender a tocarlo por una sola razón… al término de aquel año tan cruel y despiadado, le otorgaría una pieza a su “persona favorita”, la cual por supuesto, había sufrido demasiado con el transcurso del tiempo. Pensaba… que aquella pieza musical le alegraría al menos mínimamente. El caballero aceptó sin mucho esfuerzo, pues sabía a la perfección el inmenso interés y deseo que Martín poseía. Los días, las semanas, e incluso, los meses realizaron su función principal, transcurrir cuan agua de manantial, mejorando o empeorando la situación de cualquier individuo. Volvió a observar el camafeo y su imagen correspondiente. Quería… romper en llanto. Sentía tanto dolor sobre su pecho. Un dolor insoportable, siendo capaz de igualar el martirio extremo. Sintió… como miles de piedras comenzaban a caer desde el cielo, enterrándole, hiriéndole… Recordó con tristeza la muerte de aquel muchacho, tan fría, cruel y brutal. Tenía tantas deudas con él…Le salvó la vida tantas veces sin aceptar nada a cambio. Se creía incapaz de pagarle.- Mariko…-Pronunció con voz entrecortada. Su orgullo redujo bastante al pasar de los años, sin embargo, siempre, sin importar qué, le hacía hincapié a su hija enunciando los siguientes vocablos. “Nunca debes mostrarte débil, no importa quién sea, un familiar, amigo, maestro. Debes mantenerte firme. Nunca manifestaras sentimientos ante terceros, pues esto puede ponerte en extremo peligro si es que te encuentras en alguna pelea. Tu contario puede hallar tu punto débil, dejándole una ventaja bastante grande.”- ¿Dónde encontraste esto?- “Estaba junto a una caja en donde encontré los anillos… era muy bonito, así que decidí quedármelo pero… al verte a ti junto a otra persona se me hizo muy raro… digo, pensé que era mamá o algo pero… mamá no tiene este instrumento tan raro. Es muy grande ¿No?” El joven caballero río levemente ante estos dulces vocablos, repletos por pureza e inocencia dignos de un pequeño infante. La fotografía había sido tomada por su hermano mayor, Kirby, quien al enterarse sobre las clases de Cello que le otorgaba a Martín, comenzó a forjar diversas mofas en base a esto, tales como que el Cello era hijo de ambos y terminó nombrándolo “Maki”, denominándolo también como su pequeña sobrina entre otros…”Es… muy guapo ¿Quién era él? Parecía ser alguien que estaba siempre junto a ti ¡Incluso más que mamá! Me gustó mucho su mirada, es como si fuera diamante brillante, muy hermoso. Su piel parece porcelana y su cabello es tan blanco como la nieve que cae en invierno ¡Es perfecto! –Efectivamente, muñequita, él era muy apegado a mí. De hecho, ese instrumento que carga con su mano se llama Cello, le enseñé a tocar ese instrumento hace muchos años… cuando yo tenía unos veinticinco más o menos. Lo aprendió a tocar con presteza a decir verdad, era como si todo lo que le enseñará fuese un repaso para él… Me dijo que quería aprender a tocarlo para dedicarle una pieza a su “persona favorita” al fin del año…-“¡Wow! ¡Yo también quiero aprender, papá” –Tranquila, tranquila, algún día te enseñaré a tocarlo. Ahorita eres muy pequeña para ello… -Colocó el camafeo sobre su cuello, acomodándolo igualmente. Observó por última vez aquella fotografía. Le prometió al joven albino que nunca le olvidaría, por más que el tiempo cumpliese con su labor… nunca, nunca sería capaz de olvidarlo. Fue una promesa mortal… pues se impuso durante la muerte del muchacho, quien yacía esforzándose en esbozar una dulce sonrisa, intentando apaciguar a su contrario…- Yo… le prometí que nunca le olvidaría. Su nombre es… Martín, Martín Uirusu…-“¿¡Y dónde está?! ¡Quiero visitarlo!” –Algún día podrás, chiquilla. Él se encuentra muy lejos de todos nosotros… está muy lejos. ¡Incluso más que Alternative! Pero… siempre estará cuidándonos porque…
“Él es, y siempre será nuestro ángel guardián”
Meta Knight observaba con detenimiento cada mínimo detalle que poseyese aquel camafeo tan hermoso. Su pequeña hija, bautizada como Mariko había encontrado este sublime accesorio teñido dorado, brillante cuan estrella durante el lúgubre anochecer. Pensaba… en cómo explicarle la fotografía que el objeto conservaba. Nuevamente, otro dulce recuerdo se posó sobre su mente. Hace algunos años, un joven de cabellos nevados, a quién consideraba más que un simple aliado, le suplicó que le enseñase a tocar un instrumento bastante fino… el Cello. Según sus especificaciones, quería aprender a tocarlo por una sola razón… al término de aquel año tan cruel y despiadado, le otorgaría una pieza a su “persona favorita”, la cual por supuesto, había sufrido demasiado con el transcurso del tiempo. Pensaba… que aquella pieza musical le alegraría al menos mínimamente. El caballero aceptó sin mucho esfuerzo, pues sabía a la perfección el inmenso interés y deseo que Martín poseía. Los días, las semanas, e incluso, los meses realizaron su función principal, transcurrir cuan agua de manantial, mejorando o empeorando la situación de cualquier individuo. Volvió a observar el camafeo y su imagen correspondiente. Quería… romper en llanto. Sentía tanto dolor sobre su pecho. Un dolor insoportable, siendo capaz de igualar el martirio extremo. Sintió… como miles de piedras comenzaban a caer desde el cielo, enterrándole, hiriéndole… Recordó con tristeza la muerte de aquel muchacho, tan fría, cruel y brutal. Tenía tantas deudas con él…Le salvó la vida tantas veces sin aceptar nada a cambio. Se creía incapaz de pagarle.- Mariko…-Pronunció con voz entrecortada. Su orgullo redujo bastante al pasar de los años, sin embargo, siempre, sin importar qué, le hacía hincapié a su hija enunciando los siguientes vocablos. “Nunca debes mostrarte débil, no importa quién sea, un familiar, amigo, maestro. Debes mantenerte firme. Nunca manifestaras sentimientos ante terceros, pues esto puede ponerte en extremo peligro si es que te encuentras en alguna pelea. Tu contario puede hallar tu punto débil, dejándole una ventaja bastante grande.”- ¿Dónde encontraste esto?- “Estaba junto a una caja en donde encontré los anillos… era muy bonito, así que decidí quedármelo pero… al verte a ti junto a otra persona se me hizo muy raro… digo, pensé que era mamá o algo pero… mamá no tiene este instrumento tan raro. Es muy grande ¿No?” El joven caballero río levemente ante estos dulces vocablos, repletos por pureza e inocencia dignos de un pequeño infante. La fotografía había sido tomada por su hermano mayor, Kirby, quien al enterarse sobre las clases de Cello que le otorgaba a Martín, comenzó a forjar diversas mofas en base a esto, tales como que el Cello era hijo de ambos y terminó nombrándolo “Maki”, denominándolo también como su pequeña sobrina entre otros…”Es… muy guapo ¿Quién era él? Parecía ser alguien que estaba siempre junto a ti ¡Incluso más que mamá! Me gustó mucho su mirada, es como si fuera diamante brillante, muy hermoso. Su piel parece porcelana y su cabello es tan blanco como la nieve que cae en invierno ¡Es perfecto! –Efectivamente, muñequita, él era muy apegado a mí. De hecho, ese instrumento que carga con su mano se llama Cello, le enseñé a tocar ese instrumento hace muchos años… cuando yo tenía unos veinticinco más o menos. Lo aprendió a tocar con presteza a decir verdad, era como si todo lo que le enseñará fuese un repaso para él… Me dijo que quería aprender a tocarlo para dedicarle una pieza a su “persona favorita” al fin del año…-“¡Wow! ¡Yo también quiero aprender, papá” –Tranquila, tranquila, algún día te enseñaré a tocarlo. Ahorita eres muy pequeña para ello… -Colocó el camafeo sobre su cuello, acomodándolo igualmente. Observó por última vez aquella fotografía. Le prometió al joven albino que nunca le olvidaría, por más que el tiempo cumpliese con su labor… nunca, nunca sería capaz de olvidarlo. Fue una promesa mortal… pues se impuso durante la muerte del muchacho, quien yacía esforzándose en esbozar una dulce sonrisa, intentando apaciguar a su contrario…- Yo… le prometí que nunca le olvidaría. Su nombre es… Martín, Martín Uirusu…-“¿¡Y dónde está?! ¡Quiero visitarlo!” –Algún día podrás, chiquilla. Él se encuentra muy lejos de todos nosotros… está muy lejos. ¡Incluso más que Alternative! Pero… siempre estará cuidándonos porque…
“Él es, y siempre será nuestro ángel guardián”
The Knight´s – Clouds of Blood. Capítulo 2 – Reminiscencia. Fragmento.
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