16 de diciembre de 2018

⚜ Kenkai - El mundo espejo: Capítulo 8 ⚜

    ~ Kεnkai ~  
દ El mundo espejo ᙒ


Capítulo VIII

Tras ser encerrado en aquella lúgubre habitación, era imposible dejar de pensar en cómo podría huir, más sin embargo, múltiples pensamientos comenzaron a rondar entre sus pasillos mentales, opacando cualquier otra idea que no fuese algún plan para escapar. Por primera vez en años, en ningún mísero momento pensó en tan siquiera tomar un descanzo o algo por ese estilo. Era de aquellas veces tan extrañas en que le podías observar desesperado por obtener una salida, obtener su libertad... Aunque haya podido supervivir durante miles de años bajo tierra (más en específico, en el subsuelo), no deseaba una libertad, tan sólo anhelaba ver la luz del astro que tanto se contaba. El sol. No obstante, en esta ocasión, su desesperación fue tal, que intentó derribar la puerta que le prohibía aquel derecho tan preciado a base de golpes, ataques e infinidad de acciones ligadas a la violencia. Pero... para su mala suerte, todos sus intentos fueron en valde. Sin duda, no era alguien que requiriese de estratregias complicadas para completar todos sus cometidos. Tan sólo necesitaba utilizar su mágia y esperar a que funcionase.
¿Acaso podría llamarse "estrategia" a ese conjunto de acciones? No. Era... solamente una jugada ejercida de la forma más idiota jamás vista. Nunca esperarás nada bueno al sólo utilizar un elemento. Se necesita de una estrategia bien elaborada, o al menos, que cumpla con los requisitos necesarios para un funcionamiento correcto. Se toma en cuenta al enemigo, cuáles son sus ventajas y desventajas, con qué desventaja puedes castigarle, cuáles son sus movimientos y ataques más recurrentes, cómo es su modo de ataque, al igual que bloqueo y/o defensa. Además, también debes tomar en cuenta tus habilidades, cuáles te servirán y cuáles te pondrán en desventaja. Simplemente, nadie en su sano juicio que conozca todos estos elementos, recurrirá a una sola habilidad y esperará cuan infante un resultado positivo. Sin embargo, Sans "No estaba para pensar en una estrategia para escapar". 
Algo que sin duda le caracteriza bastante (además de su gran manejo en cuanto a mágia se trate) es la pereza que conserva. Su vida (o al menos la mayoría de esta) nunca se rigió con este pecado. No obstante, en un momento dado, le atacó con tal brutalidad que nos otorgó al Sans que todos conocemos. 
Ahora, se encontraba acostado sobre el rígido suelo metálico, acurrucado en lo que parecía ser una amalgama. Esta última mencionada, al parecer le ha estado cuidando desde que cayó ante el cansancio, protegiendo su sueño de cualquier ruido. Podría ser un monstruo, pero aún sabiendo esto último, llegaba a encariñarse rápidamente con cualquier persona. Siempre le habían cuidado a la perfección, sin importar su estado... La posición en que ahora permanecía era sesga, capaz de crear confianza pese a su aspecto. Gracias al gran tamaño que poseía y la incapacidad de poder sentarse, yacía recostado, adoptando la posición de una cama para un canino. Sin embargo, la textura difería exageradamente. Como bien se sabe, una cama, se cual sea, es cómoda. En cambio, la amalgaba conserva una "piel" rígida, además que en algunas zonas llega a ser áspera, por lo que resulta desagradable ante el tacto. 
Sans, dormía plácidamente sobre ella, como si aquellos pensamientos desesperantes se hubiesen desvanecido por completo. Que la pereza tan característica de sí, atacase de nuevo. Y quizá, todo lo previamente dicho pueda llegar a ser cierto. Parecía no importarle en lo más mínimo su libertad, cuando incluso, horas antes de su sueño, estaba gritando vocablos indecentes que retumbaban entre toda la habitación, todo con el propósito de captar cualquier atención y obtener su libertad tan anhelada. Todo podría parecer tranquilo pese al ambiente lúgubre que dominaba en la habitación; ambas respiraciones se percibían al unísono, provocando una sensación de relajamiento y calma ante tales situaciones. No obstante... algo rompió toda esta hermosa sesgedad. El despetar de Sans.
Una vez se percató sobre la situación por la cual atravesaba, retiró su cuerpo con extrema presteza, dando un respingo momentáneo, evitando colocarse lo más cerca de aquella bestialidad. La amalgaba, gracias al gran susto que le provocaron las acciones de su contrario, comenzó a "colapsarse", cosa que originó extremo pavor sobre el ambiente.-¿¡Eh?! Q...Qué mierda es esa cosa...-Susurró con el mismo sentimiento. No hubo contestación, tan sólo obtuvo gruñidos leves por parte de la amalgama. Con la poca valentía que hora le restaba, decidió acercarse a su contraria, quien por ahora, reposaba con inseguridad sobre aquel rígido suelo, tan frío e inmundo.-...¿Q...Qué eres? ¡¿Dónde estoy?! ¿Por qué al despertar estaba encima tuyo?¡Qué me hiciste! ¡¿Por qué estoy aquí contigo?! ¡¡POR QUÉ TE ESTOY HABLANDO TAN SERIAMENTE COMO SI PUDIERAS ENTENDERME!!, CARAJO...-El monstruo le observó con detenimiento, percibiendo todos aquellos sentimientos negativos que Sans conservaba.- ...¿Cómo... he llegado aquí? -La criatura fue incapaz de contestarle. Ante su clara estupidez, soltó una risilla, manifestando lo avergonzado que ahora estaba.- Je... que idiota, es obvio que no puedes hablar. ¿Por qué te sigo hablando aún sabiendo todo eso?... ¿Me estaré volviendo loco? ¡Claro! es lo más seguro... Aunque, más de lo que ya estoy, no creo. He de suponer que, seguramente quiero hablar con alguien sobre mi desesperación o algo así ¡Digo! ¿Acaso tú  no te desesperas cuando te dejan encerrado todo el día en este lugar? Debe ser horrible no sentir que el aire fresco golpee tu rostro…-La amalgama, decidió contestarle con un leve gruñido, intentando pronunciar un no… aunque, para su buena suerte, Sans lo interpretó correctamente.- ¿No?... ¿No te harta estar todo el día encerrado? ¿¡Ni siquiera en lo más mínimo?!... vaya, quisiera ser como tú, pero en mi caso estoy muy acostumbrado a salir  a pasear o a algún lado, visitar lugares… tener… libertad. Me gusta gozar de ella… ¿A tí no? -La amalgama, con el poco conocimiento que poseía en cuanto al idioma utilizazo por su contrario, enunció entre gruñidos.- "Llo... gustar, lugar. Tranquilo todo. Jugar. Domir. Komer.... Cuida mi."-
"Cuidan de ella..." Sopesó cada vocablo que fue capaz de comprender mínimamente. Sabía casi a la perfección que las amalgamas nunca podrían entablar una conversación normal como cualquier persona que tuviese un sentido de coherencia. Sentía... lástima. La amalgama había intentado hablar con él, aún sin saber la conjugación ni mucho menos la pronunciación de cada palabra. Con sus escasos saberes, había deducido qué vocablos utilizar para la contestación de aquella pregunta. Aunque sin duda, su respuesta no era clara en su totalidad, con un poco de esfuerzo, podía entenderse claramente.- Bueno...-Declamó tranquilo, intentando mejorar el ambiente ya establecido.- ¿Cómo te llamas?.... -"Z...Zenku"

-Zenku... ya veo, entonces eres macho... u hombre, no se como se les definirá a las amalgamas sinceramente... Perdón por mi ignorancia -Por alguna razón, aquel nombre logró obtener una familiarización extraña entre sus recuerdos. Zenku... lo había escuchado en alguna parte. Quizá, había sido en un sueño, sin embargo, esto último sería demasiada coincidencia.- Zenku...-Murmuró para sí.



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