~ Kεnkai ~
દ El mundo espejo ᙒ
Capítulo I
“El ojo ve sólo lo que la mente está preparada para comprender.”
Henri Bergson.
Gardenias
-¡Mira hermano, encontré una flor! –Sobre sus manos, yacía una hermosa flor poseyente del nombre “Gardenia” encargada en esta ocasión de ocultar aquellas cicatrices tan dolorosas, forjadas entre regaños, odio…recelos, miedo… e intentos de violación. Sus largos cabellos rosáceos se ondulaban con sosiego sobre el rostro del infante. Mostraba aquella flor tan sublime sobre su criterio. Envuelta entre diversos pétalos blanquecinos tan suaves cuan algodón. Al joven le encantaban las flores, conservando diversas formas y colores, dispersando luz entre aquel lúgubre lugar. Aquel lugar era nada más y nada menos que un orfanato; en el cual, yacían residiendo desde su nacimiento… ¿Cierto? Se dice, que aquellos infantes llegaron húmedos gracias a la cruel lluvia, que, en aquel entonces, azotaba con ímpetu cada vivienda sobre Dreamland. El mayor, de nombre Meta Knight, al ser, por obvias razones, miembro del tan conocido clan “Knight”, poseía varios conocimientos sobre temas como “guerra” “lucha” e incluso “muerte”… a la edad tan corta de 7 años. No le era menester el adquirir un cargo como “caballero”, pues su clan siempre estuvo expuesto a diversas batallas sin razón aparente, aprendiendo a luchar por cuenta propia desde la extraña muerte de su madre. Siempre fue alguien lúgubre, cruel y despiadado, difiriendo ante su clan. No obstante, poseía la belleza tan característica de este último. Apreciado por otros infantes de aquel lugar gracias a su perfección… era la más hermosa obra de arte jamás antes vista… Sin embargo, ocultaba un horrendo secreto, capaz de ahuyentar a cualquiera que lo descubriese. Su madre no “murió” extrañamente, sino que fue asesinada… lamentablemente, por su propio hijo. Gracias al inmenso rencor que el infante tenía hacía ella, terminó asesinándole brutalmente, evitando el dejar cualquier pista que señalase su crimen. ¿La razón de aquel rencor? La joven madre se olvidaba completamente de que sus infantes existían, prestándoles la más mínima atención, para no decir nula. El joven Knight amaba a su hermano como si realmente no lo fuese, considerándole en algunas ocasiones como su “pareja”, causando confusión entre mayores de su relación verídica. ¡Odiaba el ver a su pequeñín romper en llanto por una mujer tan cruel! Por lo que se dispuso a cobrar venganza con su propia mano. Finalmente, al ya no poseer un hogar estable, opto por habitar temporalmente en un orfanato relativamente estable. Un lugar horrendo sin lugar a dudas. Yacían cinco cuidadores, encargados de proteger correctamente a aquellos jóvenes infantes, siendo su único pecado el nacer. El sufrimiento era tal, que algunos niños llegaban al punto de suicidarse, ya fuese por el dolor, algún trauma o el simple hecho de escapar… Ahora, sólo habían tres cuidadores, cuatro infantes… y ellos, quien gracias a la fama del oji-perla, obtenían mejor atención a comparación de sus contrarios. Sabían perfectamente que nadie vendría a adoptarles, pues aquel “orfanato” yacía sobre el olvido, además de ser únicamente una alternativa inferior ante un centro de adopción… nadie reconocería su existencia. “Es muy bella… al igual que tú, Kirby” Declamó cálidamente, cuan padre protector. Tomó aquella tierna flor sobre sus manos, agradeciendo a su contrario tal presente. Este último rió satisfecho ante las emociones del mayor… le hacían olvidarse de aquella soledad la cual les abrigaba cuan frío digno de invierno. Amaba el ver feliz a su hermano. Si no estuviese junto a él, seguro nunca habría salido adelante entre tantos obstáculos.- Algún día… ¿Podremos casarnos? –El menor yacía con esta gran ilusión dentro del corazón, deseando fuertemente aquel sublime día; repleto por felicidad, amor, suaves pétalos cayendo con sutileza sobre ellos… una ilusión que, quizá, nunca se cumpliría… ni se cumplirá. El mayor tomó cuidadosamente aquellas frágiles manos, dando la impresión de ser dañadas con el más mínimo toque abrupto. Debía admitirlo, también poseía aquel anhelo, el casarse, siendo su mayor ansia. “Juro que en cuanto nos convirtamos en adultos, domine ¡Todo! el mundo, tú, serás mi esposo… mi pareja, y juntos, seremos los amos del mundo… lo juro por mi vida” Sería capaz de todo por tan sólo complacer al joven, aquel que tanto le enloquecía. Su atención siempre dirigida hacia él, como si fuese un pequeño felino, de pelaje rosáceo, ojos relucientes cuan luna durante el eterno anochecer, carente de maldad sobre su ser… un sublime tesoro. Colocó sutilmente aquella gardenia sobre los mechones de su contrario, causando que este, le entregase una cálida sonrisa, repleta por felicidad digna de un infante… aun habitando sobre un lúgubre lugar, horrendo ante cualquier criterio. Ambos jóvenes se otorgaron un suave abrazo, abundante de aquel amor tan sincero, siendo capaz de cautivar a cualquiera. Sin embargo... todo posee su inminente fin, destruyendo aquello que alguna vez fue capaz de forjarse. El tiempo transcurrió con presteza, auxiliando a estos pobres infantes de su eterna perdición. Les convirtió en apuestos adultos, “fortaleció” su amor… o realmente todo lo anterior dicho era sólo una de las tantas fantasías del joven Kirby. Anhelaba una vida feliz con su marido, dormir bajo sus brazos cuan pájaro sobre el viento, recorriendo aquel inmenso horizonte. Acorde el tiempo progresaba con crueldad sobre sí, esta relación tan “amorosa” comenzó a teñirse enfermiza, corrompiendo lentamente la cordura del joven, así como su misma autoestima. Horrible. Su frágil cuerpo, repleto por moretones, heridas en proceso de cicatrización, una mirada inerte, como si fuese un muerto en vida… Increíble ¿No? Para su mala suerte, el creador de todo lo anterior dicho era nada más y nada menos que su “primer amor”, Meta Knight. Ambos se consideraban pareja a pesar de ser realmente hermanos. Una abominación para algunos ciertamente, valorado un horrible pecado. Finalmente, el joven caballero había realizado su gran anhelo, el conquistar toda nación existente. Ahora, residía en Dreamland, su antiguo hogar, acompañado siempre de su hermano… este último ocultaba con fuerza su tremendo martirio interno, junto a la repugnante tortura que su hermano mayor le otorgaba sin pizca de piedad sobre aquellas acciones ejercidas. Eran “castigos amorosos”. Vaya modo de nombrar a esta tortura física, mental y emocional. El temor abundaba entre las calles, las patrias despojadas, e incluso, en aquel castillo repleto por espesas penumbras y ambiente lúgubre. Gemidos, jadeos, dolorosos gritos, inquietantes acciones, resistencias ante estas. Albergado únicamente por individuos capaces de soportar todas aquellas conductas anteriormente mencionadas…. Hoy… con tristeza sobre su mente, desconsuelo albergando su alma grisácea, dice.- Lo siento, Kirby… -Aún con sollozos sobre su garganta, rememora ese canto tan hermoso, forjado por amor incondicional; sublime voz angelical, llorando entre sangre. Canta sin recelo anta su contrario, pues en su corazón se haya el perdón, el cariño, pero sobre todo… la hermandad. Aquellos versos le acompañarían entre la inmunda soledad que azota el mundo sin piedad, cruel, repugnante. Promete protegerle, evitar abandonarle, por más que la malicia corrompa sin éxito alguno su dañado corazón latiente -*Querida, María ¿Cómo crece tu jardín? Serás la, séptima, dama que vino aquí. Muy suave, responde, bajando la mirada… No hay tiempo y temo… ver…esta flor… marchitar *- “¡Señor! ¡Señor!” Escucha diversos gritos pronunciados con alteración. Su mente se niega rotundamente a abandonar sus anhelados sueños, rememorando recuerdos, visitando el pasado… observando detenidamente cada uno de aquellos errores que alguna vez cometió, y que, gracias a ello, yace en soledad. “¡Señor! ¡SEÑOR META KNIGHT, REACCIONE!” Este último estruendoso grito origina que finalmente abandone su lúgubre mente, despertando sobre aquella inmunda realidad, digna del Kenkai. Parpadeó levemente, observando absorto su alrededor, como si fuese un lugar nuevo el cual se debiese indagar con sutileza extrema. Estas acciones ejercidas anteriormente dejaron confundido al joven Uirusu. “¿Mi señor? ¿Está bien?” Declamó con preocupación sobre sus vocablos. Creía saber el verídico “por qué” de su estado actual, pues en diversas ocasiones, había desempeñado este tipo de actos.- ¡¿Ah?! Si… sólo recordé algo –Su contrario suspiró amargamente. Odiaba el observar a su “señor” de este modo, tan lúgubre, inerte mirada… En verdad le hería, como si estuviese matándole lentamente utilizando un arma blanca, emanando aquel líquido carmesí. Sin obtener permiso alguno, abrazó al caballero, recibiendo un respingo por su parte ante el tacto anterior. “Mi señor… ¿Cuántas veces tendré que decirle que la muerte de aquel chico no fue su culpa? ¡Él fue el culpable de todo esto! ¡Lo engañó! ¡Le hizo creer en ilusiones increíbles! una vida… feliz con él ¡Y no me parece justo que siga lastimándose emocionalmente día tras día con una persona como lo era él! no quiero verle jamás en este estado ¡Por favor, entiéndalo!” Posó sutilmente una de sus manos sobre el rostro del amo, acariciando aquella piel utilizando su pulgar. Deseaba ver nuevamente esa sonrisa que alguna vez le cautivo, su mirada carmesí, radiante cuan luna al anochecer, aquel astro tan sublime, encargado de iluminar el Kenkai… manteniendo así, estabilidad nocturna… o al menos esto se creía. Percibía perfectamente su dolor, sentía cada gota resbalando por sus mejillas, los sollozos que de su garganta provenían. Aquella persona, considerada el “amor de su vida” terminó engañándole, originando un inmenso recelo ¿Lo peor? que cada una de las pruebas presentadas con mayor anterioridad, indicaban el engaño. Marcas ajenas sobre la piel, mordidas de terceros impresos en este mismo… Percibía el dolor, aborrecía aquel sentimiento… después de todo, igualmente es un humano… aunque en diversas ocasiones no aparente serlo; era incluso más que un miserable monstruo sin corazón latiente, odiando a cualquier individuo sin razón aparente. ¿Por qué? Quizá, esta dimensión no sea tan retorcida como se dice… ¿Cierto? Sentía que... algo le carcomía por dentro lentamente, cuan cazador devorando a su presa con el máximo disfrute, manifestándolo entre sus gruñidos, hambrientos por aquel líquido carmesí, menester para cualquier ser vivo. En múltiples ocasiones charlaba con su amo aquellos temas, reconfortándole levemente. Sentía que su interior se quebrantaba cuan cristal sobre un potente terremoto, azotando cada vivienda, destruyendo familias, naciones… un horrendo ambiente sin duda alguna. Siempre le observaba con cautela, procesando sus acciones ejercidas, imaginando que, en cualquier momento, sería capaz de recaer ante el suicidio, tomando esta acción como la única alternativa para poseer finalmente aquella paz tan anhelada por su ser, tan tétrico como el abundante ambiente… Quería…verle sonreír. Quería recompensarle por haberle auxiliado entre una de las tantas guerras a las que se somete su originaria nación, Alternative, siempre atacado por Dreamland, de igual modo Mushroom resistía estos crueles combates, repletos por odio, ambición…- Mezde, sé perfectamente que tratas lo mejor posible de entender mi situación, que ambos tuvimos una parecida pero… el cambio aquí es… ¡Que yo lo maté! ¡Lo asesiné a sangre fría! ¡Sin atender a su llamado! Los gritos desesperados… diciéndome que parara… y, cuando finalmente terminé con su vida, comenzó a cantar esa canción ¡ESA MALDITA CANCIÓN! ¿¡POR QUÉ CANTÓ ESA MALDITA CANCIÓN?!.... aún lo recuerdo…-Jaló con fuerza las sábanas yacientes sobre su cama a causa de aquella rabia, el sentimiento le invadía sin piedad existente. Estas últimas acciones abatataron al joven Uirusu, alertándole sobre su propio amo. Imaginaba diversos modos para tranquilizarle, haciéndole olvidar esos horrendos recuerdos… al menos momentáneamente. Colocó ambas manos por detrás del cuello ajeno, rodeándole con ellas. Esta última parte fue acariciada por sus dedos, quienes poseían como único fin el otorgarle un sutil masaje, de este modo, le apaciguaría entre lapsos. Yacía tomando asiento sobre las piernas de su amo, como si fuese un joven infante solicitando amor ajeno, recibir un cálido abrazo, dormir entre amorosos abrazos. “Mi señor… sé que nunca en mi existencia podría remplazar a Kirby, sin embargo, puedo ser una pequeña alternativa~ ¡Ya sabe! Para desestresarlo en estos momentos ¿mmm?” Cuan gato limpiando su fino pelaje, comenzó a lamer con delicadeza el blanquecino cuello digno de su amo, originando leves gemidos por su parte. Sonrió triunfante, pues sobre su criterio, creía un trascendental triunfo el originar una diminuta sensación placentera sobre el amo. Del mismo modo, movía su cintura, simulando el recibimiento de embestidas. Todo un gran disfrute para ambos jóvenes, manifestándolo entre ligeros sonidos, jadeos, gemidos. Sin embargo, como se hace mención en anteriores líneas, no todo es eterno sobre este mundo, ni mucho menos en aquel lugar bautizado como “Kenkai”. Antes de que aquella escena se intensificase, se percibió un impetuoso grito, aparentemente fuera del aposento donde yacían ambos jóvenes. “¡Mezde! ¡Dijiste que me ayudarías a colgar la ropa!” El anterior nombrado, atajó instantáneamente sus acciones, para acto seguido, gritar del mismo modo en que le fue mencionado. “¡Ese es trabajo de mujeres! ¡Para eso estás aquí! ¡No necesitas ayuda!” “¡Pero si tu pareces más mujer que yo! ¡Te acuestas con cualquiera, pinche puto!” Aquel comentario anteriormente articulado, originó un leve rubor sobre el rostro del joven, pues aunque estos vocablos fuesen relativamente ciertos, debía ocultarlos ante los terceros; sin embargo, de algún modo se revelarían. “¡Cállate, Pinky!... Jejeje… esa Pinky, ya sabe cómo es la pobre. Mi señor, en seguida regreso, sólo debo de ayudar a esa morra y ya ¿Bien?” Preguntó dirigiéndose a su amo. Este último asintió con simpleza, como si estuviese deseoso por saber el final de aquellos actos. El joven Uirusu se marchó con la mayor presteza posible hacia la ubicación de “Pinky”. Siempre que la joven antes mencionada le interrumpía ejerciendo aquellos actos y, eventualmente atajarlos, fingía indignación, que en míseras ocasiones se le era admitida. Recorrió esos fúnebres pasillos, teñidos por un ambiente del mismo aspecto, entre eternas escalas grisáceas. Mezde, como pocos, portaba ropajes entintados añil suave, contrastando con la atmósfera del Kenkai. Sus pasos retumbaban por entre los pasillos, alertando a “Pinky” sobre la actual ubicación del joven. “¿Pinky? ¿Dónde estás? ¡¿Ya estás colgando la pinche ropa esa culera?!” Gritó impetuosamente, manifestando con claridad su inminente irritación. Utilizando la mirada azulina, buscaba a su compañera de trabajo, quien, poseyendo como único propósito el hostigarle más, yacía escondida tras las paredes del dormitorio el cual ambos compartían entre reñidas absurdas por aquel reducido territorio que se le otorgó. “Pinky…” Interrumpió su caminar momentáneamente, intentando captar la curiosidad de su contraria actual. Finalmente, la joven mencionada decidió aparecer, fustigando al Uirusu. Sobre sus manos yacían diversos ropajes humedecidos gracias al lavado. Miraba a su contrario con gentileza, cuan madre preocupada. Sus ojos se asemejaban a radiantes gemas, conservando en ellas un gran valor. Sacudió levemente sus cabellos dorados, cuan mineral de mina, relucientes ante el sol.- Sabes bien que mi nombre no es “Pinky”, es Peach…-Y en efecto, conocía a la perfección el nombre verídico de la “princesa”. No obstante, utilizaba mayormente el apodo “Pinky” por la sensibilidad que evocaba aquel vocablo. Además de ser una referencia al color favorito de la joven rubia, el rosado. Por lo general, utilizaba ropajes femeninos teñidos del color con anterior mención, manifestando su gusto. Conocía diversos tonos de rosáceos, diferenciándoles rápidamente sin dificultad alguna. Era un color sublime, divino ante su parecer, suave cuan pétalos vacilantes sobre el viento. Sin embargo, Mezde (para su desgracia) difería en cuanto a sus gustos. Parlaba lo repugnante que consideraba aquel color, manifestando debilidad, sencillez e inmensa feminidad. Ciertamente era incapaz de comprender el gusto contrario ante esa tonalidad tan desagradable. “¡Es que suena adorable! Y no me vengas con que se supone que yo debo ser el adorable, que tenga 16 años no significa que tenga que ser necesariamente adorable… Por cierto ¿¡Para qué fregados me llamaste?! Iba a ser que nuestro amo recuperara la fe en este pinche mundo de mierda y tú ¡Tú! ¡Vienes y la chingas todo!...pinche terremoto culero.” Peach sonrió cálidamente ante los vocablos empleados por el Uirusu. Diversas faltas al respeto, horrendas groserías… todo lo anterior nombrado debía soportar casi a diario. No obstante, sabía que su contrario lo hacía por “amistad”…aunque realmente fuese algo tóxico, siendo solapado entre inmorales mentiras y sonrisas forzadas. Sus añiles cristales, repletos por espesas lágrimas a causa del dolor, heridas emocionales; sabiendo que… su única compañía eterna será la cruel e inmunda soledad. “No querías hacerlo entrar en razón, ni mucho menos hacer que “su fe en este mundo vuelva” porque bien sabes que nunca le ha tenido fe a nadie, ni mucho menos a un mundo. Sólo te lo querías follar ¿cierto?” Nuevamente, había acertado sin mínimo atibo de conflictividad. Mezde desvió su mirada, con el único afán de evitar el contacto visual. Su rostro, teñido carmesí, le hacía portar una apariencia infante, resaltándola mayormente sobre su mirada azulina, radiante cuan astro nocturno, poseyendo como único cometido, otorgar irradiación durante el inmenso anochecer; manto elaborado por jóvenes estrellas, relucientes, mágicas, florecientes, sublimes, cuan obra de arte, inmensa dificultad. “¡C-Claro que no! S-Sólo quería hacerle sentirle querido de nuevo… ya sabes…por Kirby… ¡Digo! ¡Sigue sintiéndose horriblemente mal por ese pinche chamaco pendejo!... Simplemente no quiero seguirle viendo así TODOS LOS MALDITOS DÍAS QUE PASO EN ESTE CASTILLO” Su contraria suspiró con pesadez. Ambos debían admitir que su amo no era un “santo”, persona sin pecado poseyente dentro de sí, puro cuan agua cristalina, fino reflejo. Dejó reposando momentáneamente sobre un mueble aquellos ropajes impregnados, los cuales cargaba previamente, humedeciéndole con ligereza. Se acercó cariñosamente hacia la ubicación actual del joven, removiendo sus cabellos cuan fresca briza, forjando pequeños rizos sobre estos. Le observó con detenimiento, divisando dentro de su mirada, el gran rencor que le otorgaba al peli-rosáceo.- Mira Mezde, debemos tomar en cuenta que nuestro señor no es el mejor santo de todos. De hecho, es el más cruel de todos nosotros. Asesinó a Kirby sin piedad alguna, ¡Ni siquiera le dio oportunidad a contestar o a defenderse por su cuenta!… aunque era muy sumiso ¡Sin embargo! ambos tienen la culpa ¿No lo crees, Mezde?... Digo, Kirby por engañarle y nuestro señor por matarle de tal modo. Bueno…al menos eso es lo que yo pienso, pues como dije anteriormente, Meta Knight no es el más santo de aquí. En ese caso, lo más seguro es que Dedede siguiese vivo… al igual que Kirby -.Estos vocablos enunciados con anterioridad quebrantaron tanto el interior del joven Uirusu, que rompió en llanto. Se había encariñado demasiado con el amo, manifestándoselo entre acciones, excelentes atenciones, cuidados sutiles ante cualquier enfermedad a la que estuviese sometiéndose… como si fuese un esclavo personal. Le había otorgado su corazón desde que decidió auxiliarle durante aquellas contiendas que oprimían duramente a su patria, originando inmensos estragos, destruyendo familias, derrocando naciones… todo esto con mayor intensidad, incluso más que fuera del Kenkai. Había conocido a Kirby incluso antes de su inminente muerte, ocasionada por aquellos celos dignos del caballero, siendo asesinado cruelmente a la corta edad de 23 años. Debía reconocer el miedo que inicialmente poseía hacia su señor. No obstante, con forme el tiempo transcurría, fue perdiéndole el recelo paulatinamente. Gruesas lágrimas cristalinas recorrían sus mejillas blanquecinas, desatando el sufrimiento percibido. Inclinó su cabeza, intentando ocultar su inminente dolor emocional. Sabía perfectamente que “Pinky” era excesivamente directa en cuanto a su criterio personal se tratase, por lo que no era de esperarse aquellas palabras declamadas poseyentes de inmensa crueldad. En diversas ocasiones, su mente no era capaz de siquiera captar el dolor ajeno. “¡Lo sé, Pinky! Es sólo que… ¡Me molesta verle así! ¡Que esté sufriendo día tras día por alguien que realmente no merece la pena derramar ni una sola lágrima! ¡Sé que lo quería mucho y la chingada! ¡Pero lo engañó! ¡LO ENGAÑÓ, CARAJO! ¡¿Me captas!? También sé que careces de varios sentimientos y que a veces no comprendes el sufrimiento de otras personas porque nunca en tu vida lo has sentido… ¡Pero al menos compréndeme a mí! ¡Sufro por él! ¡Por verle así!... ¡Y NO QUIERO VOLVER A VERLE DE ESE MODO!”.- ¡Mezde, cálmate! –Con presteza, posó cuidadosamente su mano sobre el hombro del Uirusu, apaciguándole cuan madre protectora. No le importaba en lo absoluto en cuantas ocasiones le había faltado al respeto, cuantas groserías le había otorgado con cinismo… le seguiría amando como si fuese su propio hijo… aquel que nunca fue capaz de poseer sobre sus brazos, arrullarle, cuidarle, besarle… Le abrazó con sutileza, percibiendo inmensa fragilidad, cuan reluciente cristal, reflejando el sublime nacimiento del nuevo día, tocando aquellos finos rayos solares, cálidos cuan abrazo familiar.- Intento comprenderte lo mejor que puedo, hago todo mi esfuerzo ¡Créeme! pero… no puedes mejorar absolutamente nada, niño. Ni mucho menos hacer que Meta Knight vuelva a amar, a preocuparse lo más mínimo por alguien “querido”, y te preguntarás ¿Por qué?… simple. Mezde, este mundo, incluso más horrible que el real, con el cual estamos conectados desde Alternative y la crueldad… se llama Kenkai. Sin esperanzas, sin amor. Aquí sólo hay rencor, odio entre sí, matanzas a sangre fría… aún si llegases a tomar el poder supremo, no podrías cambiar nada… te matarían al tratar de controlar la maldad y volver este un mundo algo “estable”… debes de entenderlo ¡Estamos en el Kenkai!... -.El joven Uirusu sabía con claridad el vocablo que le proseguía, el cual le hacía sentirse débil, carente de sentimientos cuan monstruo, que, por seguridad, debe yacer sobre vigilancia extrema, emanando aquel inmundo líquido carmesí, manifestando sus diversas heridas, profundas, podridas, infectadas a gravedad… “Estamos en el Kenkai… el mundo espejo…”
Mundo Original
Habían transcurrido diversas semanas, siete para ser exactos desde los estragos ocurridos durante el “Río de sangre”, contienda forjada por los Shando o Edotenienses con el único propósito de esclavizar algún reino en específico, e incluso, el mundo. Sin duda alguna, la estrategia que poseían en aquellos instantes para atajarles fue un total éxito, obteniendo la tan anhelada victoria, derrocado temporalmente a lo Shando, evitando que originasen más estragos entre naciones. Ahora, yacían sobre un ambiente “pacífico”, sin contiendas estúpidas causadas por ambición, ambientes extraños poseyentes de pesadez, entre otros elementos alarmantes. Retomaron su rumbo estándar entre la vida, recorriendo inmensos horizontes, los cuales poseen apariencia de ser eternos, observando cada hermoso atardecer, dando paso al joven astro lunar para iluminar el anochecer, acompañado siempre de sus fieles compañeras, aquellas sublimes estrellas, decorando el asombroso manto estelar, maravillando a cualquiera entre sus diversas vistas, emociones múltiples, momentos inolvidables. Un hermoso lugar ubicado sobre tierras teñidas carmesí. Historias valerosas, caballeros defensores ante enemigos y otras tantas sangrientas, repletas por crueldad. Comenzaban a llevarse mejor entre todos, tolerándose más en algunos casos, siempre acompañados de algún tercero por seguridad; si es que no poseían una buena relación, claro está. Sobre la llegada de Kirby nuevamente a Mushroom, Rosalina, la científica real del reino con anterior mención, decidió volverle humano. Tal y como le sucedió a su hermano menor, Meta Knight. Al parecer, el peli-rosáceo aparentaba estar realmente satisfecho con los resultados, pues aunque su estatura seguía sin auxiliarle de mucho, gozaba más movilidad, agilidad… ¡Que más podía pedir! Ahora, siempre portaba una cálida chamarra teñida rosada, pantalones añiles y una pequeña coleta sobre su cabello, todo con el propósito de que sus mechones no le obstaculizasen tanto entre los numerosos combates a los cuales próximamente se sometería. Poseía una buena relación amistosa con el joven Uirusu, Martín; quien incluso, era mayor en cuando a estatura. Comenzaba a odiar esta versión suya, siendo únicamente más alto que Mario y Sans… Era algo incómodo sobre su infantil criterio. Actualmente, yacía observando atentamente un extravagante invento digno de la científica real, Rosalina. Explicaba con delicadeza sus funciones básicas, el “Por qué” verídico en cuanto a su creación, etcétera. Se le había dicho que su hermano; el joven caballero, había sufrido varias posesiones por parte de su Mirror durante este lapso temporal, siendo realmente preocupante; no sólo para la nación, sino, para el mundo en sí; pues yacían conectados casi directamente al Kenkai desde Alternative. No obstante, pocos serían capaces de contar múltiples anécdotas sobre aquel extraño mundo. ¿Por qué? Como se dice en líneas previamente escritas, todos los reinos yacen casi directamente vinculados con el Kenkai, al ser su única conexión Alternative, patria entre sombras. Sin embargo, es menester el conservar consigo una máquina especial la cual sea lo suficientemente potente como para ser capaz de cruzar la frontera “Original-Kagami”, haciendo referencia al mundo espejo. Esta máquina permitiría a su portador el traspasar aquella frontera, llegando así al Kenkai. Pocas personas gozan de tal energía como para ejecutar un Yuzen (Tipo de magia la cual sólo un grupo mínimo de personas puede realizar, ya fuese por la energía necesaria o la dificultad del ataque) tan poderoso, por lo que un reducida parte de la población mundial ha atravesado esos límites… y volver para contarlo. Gracias a todos estos elementos, Rosalina elaboró un instrumento lo suficientemente fuerte como para llegar al Kenkai, sin necesidad de Yuzen´s o sacrificios “satánicos” para obtener energía extra. Un espejo. Este dispositivo abre una especie de portal “Original-Kagami”, por lo que una llegada al mundo espejo sería demasiado sencillo. Se ha estado perfeccionando hace semanas anteriormente, al punto de ser casi perfecto… con algunos deterioros, claro está. Llamó a diversas personas, clasificándoles por fuerza, estrategia y defensa; siendo Peach, Meta Knight, Sans y Mario los que conforman su elección definitiva. Les pedía con delicadeza su participación ante el invento, poseyendo como único afán el salvar al mundo, naciones, evitando inmensos estragos por parte del Kenkai. Si los Shando habían originado tanto daño. ¿Cómo sería un ataque “Mirror”? Además, que en algunos casos, su versión “Mirror”, duplica, triplica, e incluso, cuadriplica su poder actual, poniéndoles alerta ante cualquier arremetida. Su misión principal era el derrocar al gobernante supremo del Kenkai, Dark M. Knight, pues como se conoce, es quien produce los diversos ataques de ira sobre el joven caballero… Antes de que genere estragos mayores. Debían tener bastante precaución al circular por aquellas tierras, pues aunque ambos mapas (Original-Kagami/Espejo) no difiriesen mucho entre sí, el peligro se elevaba excesivamente gracias a los habitantes del Kenkai, quienes nunca dudarán en atacar por salvaguardar a su “patria”.- Entonces, para que mi Mirror no vuelva a poseerme e intente destruir medio mundo utilizándome… Debemos de ir al Kenkai, derrotarle y regresar finalizando la misión ¿Cierto? – Preguntó el oji-perla ante las explicaciones previas por parte de Rosalina. La joven asintió levemente, confiaba en que la misión sería un éxito, sin dificultades para la realización parcial de esta. Lo último sobre la lista era la espera, pues el artefacto debía abastecerse a raíz de energía eléctrica. Todos los individuos que integraban la elección yacían con nerviosismo extremo (a excepción de Meta Knight, quien aparentaba estar tranquilo aun conociendo perfectamente la actual situación), pues el recorrer diversas tierras relativamente desconocidas les originaba terror inmenso. Al parecer en esta ocasión, cada integrante yacía abatatado dentro y fuera de sí… aunque no lo manifestasen desbordantemente. Pasaron horas charlando sobre diversos temas, todo con tal de restarse temor, preparándose mentalmente. Rosalina informó a su elección sobre el suministro total del invento, alarmándoles.- Tranquilos, todo irá bien… mientras no nos separemos, claro está. Hay que estar lo más cerca posible, el distanciarse podría poner el peligro al todo el grupo, pues como Rosalina lo aclaró, diferimos demasiado ante el Kenkai. Estaremos bien, el propósito de la misión ya está hecho, sólo falta ponerlo en práctica –Declamó aquella oración con el único afán de apaciguar a sus compañeros. Debían olvidar el miedo que ahora permanecía acorralándoles, impidiéndoles pensar con claridad sobre sus acciones. Se colocaron frente a frente contra el espejo, observando detenidamente su reflejo sobre este. Un fúnebre mundo anhelaba con desespero su llegada, el teñir sus manos sobre sangre carmesí, percibir impetuosos gritos emanando dolor, sufrimiento, solicitando auxilio inmediato. Fueron ingresando dentro del mecanismo, traspasando la frontera “Original-Kagami”. Descubrirían el horrendo secreto que aquel mundo trata de solapar. Se manifestarán sus más oscuros pensamientos, emociones, ideologías, la maldad que deambula por su ser. El Kenkai, lugar único donde tu reflejo nunca dirá una sola mentira, observarás tus defectos, anhelados deseos, ambiciones, rencores…
~ Este es el Kenkai… el mundo espejo…~
“La cara es el espejo del alma, y los ojos son sus intérpretes.”
Cicerón.~ Oh yeah, nueva historia uwu y con esta ya son dos historias las cuales adelanto un día su estreno por la emoción XDDD pero weno uwu. Han de estar medio traumados ¿verdad? XD pues me vale :v ahre no xddd, la verdad es que me estaba dando risa mientras escribía esto por la relación incestuosa que se les presenta al principio… ay. Y luego la violencia, el hecho de que Mezde sea ilegal XD (¿ okya xddd.
Pero weno uwu espero les esté traumando ¡Digo! gustando la historia como a mí me está gustado escribírselas uwu ^^.
Y weno ¡Nos leemos luego!